gastronomía

Rumba, marisco y alegría: Antoñito's Bar El Sevillano celebra seis años en el Arrabal

El primer fin de semana de mayo se convierte en una cita ineludible para los vecinos y clientes habituales del establecimiento zaragozano, que ofrece un rincón andaluz a orillas del Ebro.

Fiesta por el sexto aniversario de Antoñito's Bar El Sevillano, en el Arrabal de Zaragoza
Fiesta por el sexto aniversario de Antoñito's Bar El Sevillano, en el Arrabal de Zaragoza
Camino Ivars

La celebración de su aniversario nada más pasar la Feria de Abril se ha vuelto toda una tradición y "una cita ineludible” en el zaragozano barrio del Arrabal, que cuenta con un pedacito de Andalucía a orillas del Ebro. Este fin de semana, Antoñito 'El Sevillano', como le conocen sus clientes de siempre y allegados, ha vuelto a transformar la plaza del Dragón de Zaragoza en una auténtica fiesta con motivo de su sexto cumpleaños.

"Festejar años siempre es motivo de celebración, y más en un sector tan complicado como este. Tenemos mucho que agradecer a nuestra gente de siempre y qué mejor que hacerlo de la mejor forma que sabemos: repartiendo alegría”, admite José Antonio Riscart, gerente del establecimiento.

Ubicado en el 15 de avenida Cataluña de Zaragoza, justo al inicio de la vía, el hostelero cuenta con una amplia carta de productos típicos de su tierra que, asegura, difícilmente se encuentran en otros lugares de la ciudad. Destacan las tortillas de camarón, el rabo de toro, el ‘pescaíto frito’, sus papas con mojo picón, el jamón o el queso y una amplia variedad de ‘tostaítas’ así como el solomillo al whisky de carne ibérica preparado a la brasa. "Siempre traemos cosas exclusivas como las cigalitas y todo tipo de mariscos”, añade.

"Soy un andaluz rodeado de zaragozanos. Y ofrezco un producto que me diferencia de todo mi entorno"

También el ambiente del Antoñito's bar es singular. Situado en un local amplio y luminoso, en el interior hay un curioso mural que fusiona dos imágenes muy conocidas: la basílica del Pilar y la Torre del Oro de Sevilla, separadas por un río. "¿Pero es el Ebro o el Guadalquivir?”, pregunta Manuel, su hermano, quien le ha apoyado siempre en todas sus aventuras. Además, tanto Antonio como el resto de su equipo de camareros lucen una camiseta con una frase que reza "De Triana al cielo”. "Eso es lo que pretendemos con los productos que ofrecemos”, añade.

Pero, ¿cómo terminó este andaluz viviendo en la ciudad? En su caso, fue su lugar elegido para buscar una segunda oportunidad. "Siempre había querido tener un bar, pero jamás se había dado la oportunidad”, reconoce. Y eso que Riscart, a lo largo de su vida, ha sido mecánico, carnicero e incluso militar. Sin embargo, nada de esto le llenaba del todo.

"Llegó un momento de mi vida en el que necesité cambiar de aires y tomar un nuevo rumbo, sobre todo para pasar más tiempo con mi familia y trabajar para mí, sin rendirle cuentas a nadie”, afirma. Y qué mejor que hacerlo en la ciudad en la que había recibido la formación militar y que tan bien le trató. "Aquí fui feliz, hice muy buenos amigos, y lo más importante: soy diferente. Soy un andaluz rodeado de zaragozanos. Y ofrezco un producto que me diferencia de todo mi entorno, para brindar una competencia sana en el barrio”, indica.

Así, hace más de 10 años, abrió sus puertas el primer Antoñito's Bar, también en el Arrabal. "El primer local estaba en la calle Valle de Zuriza”, recuerda. Durante un tiempo, alternó esta actividad con la gestión de  la Casa de Andalucía. Algo que se prolongó hasta la llegada de la pandemia.

"Soy sevillano, pero me siento parte del barrio”

Sin embargo, hoy se celebra otra cosa: en mayo de hace justo seis años, se mudaba a la ubicación actual en la denominada plaza del Dragón, al principio de la avenida de Cataluña. "Y estáis todos aquí porque nada de esto sería posible sin las personas que hacéis que cada día levantemos la persiana”, afirmaba, emocionado, al inicio de la celebración.

A pesar de que la crisis de la covid les dejó en una situación muy comprometida, una vez superada decidieron que cada año cumplido sería una buena excusa para celebrar, sobre todo con quienes hacen posible que su proyecto siga adelante: "Soy sevillano, pero me siento parte del barrio”.

Y qué mejor que brindar con más de medio centenar de personas que hacen que cada día Antoñito's Bar tenga una razón de ser. Y, sobre todo, a ritmo de las rumbas y sevillanas del trío que forma Tonono. "Música, alegría, buena comida y buen ambiente. No se puede pedir más”, aseguraba Marian Espinosa, una de las invitadas y vecina del barrio. "Aquí siempre que bajas te reciben con una sonrisa, esto no nos lo podíamos perder”, concluye.

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