Dicen los creadores del vino Número Nueve, Winery Arts, que es un vino ideado para tomarte nueve copas o para compartirlo con nueve amigos. Es más saludable esta segunda opción aunque la primera es de lo más apetecible pero poco recomendable, al menos para una misma sesión o 'sentada', como decimos por estas tierras. De acuerdo también en que es para disfrutarlo hasta nueve veces más que otros vinos, no todos, pero sí bastantes de los que abundan por las estanterías de tiendas y tabernas.

Y ratifico todo ello porque estamos ante un vino fresco, moderno, de lo más atractivo en la nariz y completamente redondo y vivo en la boca. Y también extremadamente original, sobre todo porque es uno de los pocos vinos españoles que se elaboran con uvas de cabernet franc, una variedad que aporta elegantes referencias vegetales que a mí me resultan muy interesantes si, como este es el caso, se combinan con notas más 'vínicas' como las que tiene la tempranillo, la otra variedad que forma parte de este tinto.

Las uvas de las que procede se seleccionan de viñedos viejos de baja producción desde las ventiladas altas laderas de los pies del Moncayo, en Aragón, hasta las tierras más cálidas por las que discurre el Río Queiles, ya en la comunidad de Navarra. El vino estuvo 16 meses en barricas nuevas de roble francés. El resultado, una compleja y sutil combinación de frutas negras maduras con especias y notas de café sobre el citado fondo de referencias vegetales. Además, con una acidez muy agradable que compensa y matiza a la perfección los casi 15 grados alcohólicos que constata la etiqueta.

El precio de cada botella en tiendas especializadas está en torno a 11 euros.

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