La Ontina, alta cocina a pie de barra

El bar del Gran Hotel es una agradable caja de sorpresas para quienes disfrutan del producto de temporada y de la cocina honesta y divertida.

Tapas hechas al momento con los mejores productos de temporada, raciones para compartir, platos de cuchara, postres dulces, tostadas, bocadillos, croquetas y croquetones, raciones del mar, ensaladas y tacos. Todo eso y mucho más podemos encontrar en la amplia y bien presentada carta de La Ontina 29, cafetería restaurante ubicada en los bajos del Gran Hotel, con entrada por la calle de Joaquín Costa, 5.


Hace poco más de dos años que este clásico local del centro de Zaragoza fue remodelado para adaptarlo a su nueva función: una especie de gastrobar en el que disfrutar de las propuestas de un joven cocinero procedente del Somontano, Diego Cabrero, que ejerce con maestría al otro lado de la barra a la vista de la clientela. Sigue las directrices y la filosofía del chef y empresario Enrique Martínez, del grupo Maher, que gestiona desde hace años la restauración del Gran Hotel, cuya responsable es Mónica Bergés.


La carta se presenta de una forma muy original, a modo de publicación periódica, con una portada en la que tiene protagonismo el menú de tapas, que se sirve al precio de 18 euros por persona. El que hay en esta temporada otoñal se compone de cinco propuestas: cubo de salmorejo y migas de perdiz roja; rusa de patata rota, gordal y pan feo; carpaccio de codillo y papada, polvo de parmesano; penca de acelga rustida, bacalao, huevas y aceitunas; y huevos rotos, con jamón ibérico, migas de chistorra, morcilla y pimientos asados.


En sitio destacado figuran las raciones del mar, con propuestas tan exclusivas como langostinos crujientes con mahonesa ligeramente picante, pulpo cojo con pimentón de la vera, danoletes de cabracho en salsa cóctel y huevas de aceite de oliva; rosquillas de chipirón en su tinta o salmorejo de centolla.


No menos sorprendentes son las propuestas de la huertica de La Ontina, como la ensaladilla rusa de patata rota, aceituna, bonito y picos de pan feo; la ensaladilla de guacamole con langostinos y nachos de maíz; o las pencas de acelga a la plancha con cecina, refritos de setas y vegetales; u otra versión de la penca acompañada con bacalao y olivada de aceite del Bajo Aragón.


En este paraíso para los amantes de las tapas de alta costura, son imprescindibles el cebiche de gamba; el milhojas de foie con manzana, membrillo y queso; los arenques y anchoas, y unas espectaculares macrogildas de vinagrilllos, huevos y encurtidos.


Buena bodega

Y esta sobresaliente oferta culinaria se completa con una bodega notable y bien elegida, con vinos, cervezas, cavas e infusiones, además de cócteles y combinados para los momentos relajantes después de comer y cenar, en el ambiente The Ontinight. La sumillería y el servicio de sala responde a la dirección de los experimentados hermanos Chema y Lolo Ferrer.


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