MINERÍA

Tajo y relajo en la mina

Aunque el panorama económico no está para alegrías, el consejero Aliaga quiso poner ayer una nota musical de optimismo. Guitarra en mano, acompañó a los joteros en su visita a la pujante mina de sal de Remolinos

EL acto había tocado a su fin. Pero el consejero de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, aprovechó el buen clima que había ayer en la mina 'María del Carmen', que explota desde hace 44 años la empresa Ibérica de Sales en Remolinos, para hacer sonar la jota. Será por su optimista carácter, o porque, como había recordado momentos antes, "Aragón está mejor preparado para afrontar esta crisis", o quizá porque da esperanza encontrarse en las entrañas de una empresa líder en los mercados a los que se dirige, la producción de sal para el deshielo de carreteras nevadas y nutrición animal. Lo cierto es que tras escuchar algunas de las jotas con las que tres cantadores amenizaron el cierre de la visita no pudo reprimirse y guitarra en mano acompañó primero a los joteros y se arrancó después con alguna que otra canción popular. A muchos de los representantes del sector que formaban la comitiva no les sorprendió. A los que no conocían esta faceta del consejero hubo quien recordó que ésta es una afición y una habilidad que no oculta en algunos de los actos que preside.


Antes el consejero, acompañado por el director gerente de la Ibérica de Sales, Julio Rentería, el alcalde de Remolinos, Alfredo Zaldívar, y el director de la mina, Carlos Borruey, había ido al tajo. Había recorrido la galería central de la concesión 'María del Carmen' , que se extiende a lo largo de 1,3 kilómetros, jalonada por vías perpendiculares de un kilómetro, que diseñan una potente empresa en las entrañas del municipio zaragozano, de donde se extraen 400.000 toneladas anuales de sal, de la que la mayor parte, 300.000 toneladas, tienen como destino las carreteras de toda España.


Parte de esta producción también sale a los mercados exteriores, esencialmente al sur de Francia, Portugal e Inglaterra, donde exportan principalmente bolas de sal para ganado. Unos datos que a buen seguro sonaban a música al consejero, que durante la visita pudo comprobar también que la temperatura de la mina se mantiene constante -invierno y verano- a unos 19 grados. Que aunque la formación salina de Remolinos tiene más de 100 metros, la zona explotada tiene un espesor de unos 6 metros. Y que su laboreo se realiza con cámaras y pilares sin necesidad de entibado alguno -apuntalamiento con maderas y tablas-, ya que a techo de la zona explotada se encuentra una capa de unos siete metros de halita mezclada con anhidrita, la llamada "cobertera", que aunque no tiene ningún interés comercial es de gran importancia porque su resistencia mecánica permite realizar grandes excavaciones sin necesidad de sostenimiento.


"Es espectacular", insistía el consejero de Industria, que en esta época de expedientes de regulación de empleo y empresas en dificultades mostró su satisfacción por poder presumir en Aragón de empresas como Ibérica de Sales, que en cinco años ha invertido 15 millones de euros.


Aliaga se acercó también a las labores de extracción -de las que se ocupan 30 de los 43 empleados de Ibérica de Sales- desde la perforación y la colocación de cargas explosivas -goma 2 y amonita- hasta el traslado de las piezas a la moderna planta de tratamiento, donde Ibérica de Sales ha destinado la mayor parte de las últimas inversiones y con la que la empresa ha conseguido "un poder productivo mayor", explicó Borruey, que señaló que aunque es difícil predecir la vida de las minas, en las de sal de Remolinos queda tajo, como mínimo, para otros 50 años más.


Y terminado el tajo, el consejero se despojó del casco y el chaleco refrectante y celebró la buena marcha de esta empresa poniendo buena cara -y música bajo tierra- a la actual maltrecha economía.