¿Qué es mejor para los niños: la jornada partida o la continua?

Es uno de los debates educativos pendientes en Aragón y con la campaña electoral ha resurgido la posibilidad de su implantación para el curso 2016-2017.

El debate sobre el horario escolar afecta a todos los colegios aragoneses.
El debate sobre el horario escolar afecta a todos los colegios aragoneses.
Guillermo Mestre

El horario de las escuelas es uno de los debates escolares pendientes en Aragón y con la llegada de las campañas electorales y la búsqueda de nuevos y viejos votos, todos los partidos políticos –desde los que forman el gobierno hasta aquellos que aspiran conseguir representación parlamentaria– han hablado de la posible implantación de la jornada continua en los colegios aragoneses para el próximo curso 2016-2017.


Y es que Aragón es una de las pocas comunidades que aún no permite la jornada continua para las escuelas de Infantil y Primaria, y esto ha ocasionado una importante brecha entre aquellos que se plantean cambiar la tradicional jornada partida y aquellos que consideran que es un modelo nefasto para la educación de los niños.


Motivos no les falta a unos o a otros para defender las bondades o perjuicios de ambos sistemas, pues si algo tienen en común es que buscan que los niños puedan estar atendidos en todo momento y que su rendimiento académico sea mayor. No obstante, antes de llegar a la conclusión de que los niños son el único motivo por el que elegir una jornada u otra, sus defensores argumentan que es mejor para el rendimiento infantil mientras otros critican que es una medida que solo beneficia a los profesores y al gobierno para no tener que destinar dinero a los comedores infantiles.Pros y contras de la jornada continua

Aumento del rendimiento escolar. Un buen motivo para implantar la jornada continua es que durante las mañanas el cerebro está más activo, lo que puede favorecer la concentración y el aprendizaje de los más pequeños. No obstante, un cambio de rutina brusco puede conseguir que, durante las primeras horas de la mañana y las últimas, a los niños les cueste adaptarse al nuevo ritmo y empiecen a no prestar la suficiente atención. Los alumnos se cansan menos. Según los defensores de los nuevos horarios, este modelo puede favorecer a que los niños noten menos agotamiento si durante la mañana están en clase y tienen la tarde para estudiar o hacer los deberes. Sin embargo, no están acostumbrados a rendir durante cinco horas seguidas lo que, en un primer momento, podría cansarles mucho más. Con la jornada continua no se producen interrupciones horarias que afectan a la atención y los alumnos están en clase en los periodos de máximo rendimiento. Estas jornadas suelen estructurarse poniendo durante las primeras horas de la mañana las asignaturas más fuertes que, tras el recreo, irán bajando de nivel hacia otras más entretenidas y llevaderas, como la música o la plástica. De este modo, se evita perder dos horas de tiempo para comer y luego volver a reiniciar las clases. Sin embargo, no se tiene en cuenta que, entre materia y materia, sería beneficioso contar con algunos minutos para que los niños se despejen y estiren las piernas. Los alumnos tienen más tiempo para realizar actividades extraescolares por la tarde y, además, sus horarios son mucho más fáciles de compatibilizar con los del resto de actividades. Esto no significa que haya que sobrecargarles pues necesitan tener tiempo para estudiar, hacer los deberes y para descansar. Los estudiantes disponen de más tiempo por la tarde para hacer deberes, jugar y estar con la familia, siempre y cuando los padres lleven el mismo horario o uno de ellos no trabaje. Si los progenitores también tienen un horario partido, los niños corren el peligro de ver la televisión o jugar en los momentos que deberían estudiar. El horario continuo también favorece la vida personal y profesional de los docentes. No solo tienen más tiempo para pasarlo con sus familias, también pueden dedicar la tarde a preparar las clases del día siguiente o a ampliar contenidos y técnicas nuevas de aprendizaje. Claro que, como todo trabajo no regulado, no se asegura que todos los maestros vayan a hacerlo. La jornada continua les permite tener más tiempo libre que dedicar al estudio y los deberes pero, según algunos estudios, los alumnos que siguen estas jornadas tienen muchos más deberes para casa ya que los profesores saben que tienen toda una tarde para hacerlo y no el par de horas de la comida o las de salida del colegio.Ir al suplemento de formación