EL ANÁLISIS

Aragón, la CAI y las barbas de su vecino

La última actuación del Banco de España puede ser un aviso a entidades candidatas a procesos de integración.

No hay en Aragón una caja de ahorros que tenga los problemas de Cajasur y que, por tanto, necesite con urgencia ser absorbida por otra entidad más grande para cumplir con las directrices marcadas por el Banco de España en su hoja de ruta para reorganizar el mapa financiero nacional. La intervención de la caja cordobesa tras rechazar esta su integración con la malagueña Unicaja, sin embargo, puede servir como un aviso a navegantes. Un llamamiento a todos aquellos responsables de instituciones que rechazan su integración con otras pese a que el entorno del sector exige hoy un mayor tamaño para ser competitivos.


En este escenario, y descartada Ibercaja por su peso, posicionamiento en el panorama nacional y solvencia -cualidades que le hacen ser candidata a absorber a otras entidades, como se demostró en el proceso de CCM-, el de Caja Inmaculada (CAI) es el nombre aragonés que más suena para participar en los procesos de fusión que reclama Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo), el gobernador del instituto emisor. CAI, de hecho, anunció públicamente en octubre pasado que estudiaba una fusión fría, el denominado Sistema Institucional de Protección (SIP), con Caja Insular de Canarias y Caja Rioja, una decisión que no acabó en un acuerdo definitivo y naufragó pese a las presiones del Banco de España. Aquel proceso generó gran tensión en el seno de la entidad aragonesa e incluso provocó el cese, días antes de las fiestas navideñas, de su entonces director general, Tomás García Montes.


Obligado a serenar los ánimos tras relevar a García Montes y acceder al primer cargo ejecutivo de CAI, Luis Miguel Carrasco -que venía de Deloitte- dejó aparcado el citado proyecto y anunció la intención de la entidad de seguir en solitario, aunque sin desechar ninguna posibilidad. Este posicionamiento, aplaudido por los sindicatos, se ha podido ver fortalecido por el aparente relajamiento hasta ahora del Banco de España, un modo de actuar que el caso Cajasur demuestra que era solo un espejismo. Mafo vuelve a la carga. El tiempo apremia. El 30 de junio, recordemos, es la fecha tope para acudir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).


Así las cosas, y mientras Carrasco insiste en público en su discurso de que CAI_puede seguir en solitario, el director general mantiene contactos con responsables de otras cajas de ahorros para explorar el terreno y sopesar posibles acuerdos. En uno de sus últimos encuentros con medios de comunicación, Carrasco insistió en que “no hay ninguna novedad” en este terreno, aunque reconoció que “la buena noticia es que novia siempre tienes y algún atractivo tenemos que tener cuando tenemos novias”.


¿De qué novias hablaba el director de la CAI? ¿Quiénes son los candidatos a convertirse en compañeros de viaje de la segunda entidad financiera aragonesa? En las últimas semanas han surgido los nombres de Banca Cívica -con un eventual acuerdo negado tajantemente por Carrasco- y, de modo más público, la posibilidad de _unirse a un proyecto con Caixa Penedès, Caixa Laietana, Sa Nostra y Caixa Girona, pero nada en firme. “Algo tiene que pasar”, reconocen fuentes conocedoras del sector, que incluso señalan que una fusión entre CAI e Ibercaja, impensable no hace tanto tiempo, no sería hoy descabellada.