economía

José Carlos Sánchez de la Vega: "Si se enquista la inflación podría haber problemas de competitividad"

El director técnico del Informe de Competitividad Regional de España y profesor habla del problema que el envejecimiento y la falta de mano de obra puede suponer en territorios como Aragón.

José Carlos Sánchez de la Vega, director del estudio sobre el Índice de Competitividad Regional en España, en CEOE Aragón.
José Carlos Sánchez de la Vega, director del estudio sobre el Índice de Competitividad Regional en España, en CEOE Aragón.
Guillermo Mestre

Según el informe ICREG 2022 del Consejo General de Economistas de España, del que es director técnico, Aragón retrocedió una posición en competitividad, ¿a qué se debe?

Sí, ha pasado de la quinta posición a la sexta. La quinta la ocupa ahora La Rioja y por delante se sitúan la comunidad de Madrid, el País Vasco, Navarra y Cataluña. Y es debido a que en la Comunidad aragonesa se ha ralentizado un poco el crecimiento. No obstante, puede atender a razones meramente coyunturales, por ejemplo la menor incidencia que tuvo la caída del PIB al inicio de la pandemia, en 2020, y al efecto rebote posterior.

¿Se puede hablar de cambio de tendencia?

Sería muy aventurado. Prefiero ser cauto y aún admitiendo que Aragón desciende una posición, señalar que sigue entre las comunidades en ese grupo de cabeza en cuanto a competitividad. Tenemos muy pocos indicadores todavía de 2023 para poder saberlo.

¿Hasta que punto el problema de falta de mano de obra puede lastrar la competitividad?

Es un problema consustancial a la mayoría de las regiones que tienen baja densidad de población. Es un efecto de círculo vicioso ya que esa baja densidad supone para la región un bajo atractivo a la hora de atraer personal cualificado e invitarle a quedarse. Al final lo que genera es que haya menos oportunidades. Tanto el envejecimiento de la población como la falta de mano de obra si no los atajamos ahora, se agudizarán dentro de una década. Podríamos tener el riesgo de caer en el estancamiento secular que, por ejemplo, tiene una economía como la japonesa que pese a ser un líder tecnológico, muestra desde hace ya muchos años un problema de envejecimiento de su población que lo incapacita para crecer.

¿Es la inmigración parte de la solución?

Incluso el Ministerio de la Seguridad Social lo plantea en sus escenarios como garante de la sostenibilidad del sistema de pensiones. Pero volvemos a lo mismo, las regiones que suelen tener una mayor afluencia de inmigrantes suelen ser también regiones que tienen un mayor dinamismo y una mayor densidad de población y por tanto, más capacidad de atracción. Y por tanto, siendo parte de la solución, es difícil que podamos centrarnos solo en eso.

Grandes compañías como Amazon o Microsoft han elegido Aragón para instalar sus centros de datos. ¿Puede ser la palanca para innovar y desarrollar toda una industria tecnológica e innovadora?

El establecimiento de líderes tecnológicos como puede ser Microsoft o Amazon tiene un efecto derrame sobre todo el territorio. Incluso de generar industrias auxiliares que les puedan suministrar. Sin embargo, hay que tener cuidado con las multinacionales porque normalmente suelen mantener los vínculos con las matrices. Y, por tanto, hay veces que el efecto no es tan elevado como el que se espera. También hay que valorar que suelen ser actividades poco intensivas en mano de obra. No creo que debamos esperar un impacto directo en el mercado de trabajo. Pero que se instalen este tipo de centros lógicamente va a beneficiar a los territorios y puede ser un impulso adicional al desarrollo de la tecnología dentro de la Comunidad aragonesa.

¿Cómo podría los poderes públicos sacarle más partido a este desembarco?

Ese papel de las Administraciones Públicas es muy importante. No es solo dar suelo barato y ofrecer ventajas fiscales sino hacer participes al resto del tejido empresarial del impulso a realizar. No podemos hacer lo que China que pide la cesión íntegra de todas las tecnologías como condición ‘sine qua non’ para la instalación en su territorio. En una economía de mercado no podemos hacerlo. Pero si cuando menos invitarles a que pongan de su parte y hagan extensivo el desarrollo de las tecnologías a todo el territorio. Y que como contrapartida cofinancien algunos proyectos de vertebración del territorio como mejorar la conectividad en un área de tan baja densidad de población como puede ser Aragón.

El tamaño de las empresas es un factor que juega en contra de la competitividad, ¿no?

Así es. Una empresa grande tendrá su departamento de innovación y capacidad financiera para afrontar proyectos innnovadores, pero una pyme es muy difícil que sea generativa en nuevas tecnologías. En el caso de Aragón, el peso de la industria es más importante que la media española y eso es muy positivo porque el sector industrial agregadamente es el más productivo de toda la economía.

Piensa que la reducción de jornada si al final se implanta castigará la competitividad?

El hecho de que se reduzca la utilización de la mano de obra y se mantengan los mismos salarios, pues, al final va a redundar en una menor cuenta de resultados, en una menor inversión empresarial y consiguientemente, en unos peores resultados en la empresa y, por ende, su productividad.

Y la persistente inflación puede ser también una amenaza?

Hasta ahora la evolución que ha tenido la inflación en nuestros principales socios comerciales como puedan ser Francia o Alemania, no ha sido sustancialmente diferente, al menos en el periodo más reciente. Por tanto, no creo que haya habido pérdidas importantes. El problema es a partir de ahora. Si en España seguimos teniendo una inercia de alta inflación, como ha sido consustancial a la economía española durante décadas, si se enquista, podría haber problemas de competitividad.

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