Grupo Griñó pone en marcha por fin la planta de biogás de Zaidín

La alcaldesa María José Vicente recuerda que esta inversión de 11,4 millones por parte de la DGA en unas instalaciones que se terminaron de hacer en 2018 nunca hasta ahora habían estado operativas.

Instalaciones de la planta de biogás en Zaidín (Huesca).
Instalaciones de la planta de biogás en Zaidín (Huesca).
S. E.

Por fin después de seis años se pone en marcha la planta de biogás de Zaidín (Huesca). Así lo ha comunicado la dirección del Grupo Griñó a través de una nota de prensa en la que explica que se hace cargo durante los próximos 20 años de la gestión y explotación de dicha planta, terminada de construir en 2018 después de haber obtenido los permisos necesarios. 

Beneficios como la reducción de gases de efecto invernadero, de emisión de amoníaco o de la contaminación del agua son algunos de los que menciona este grupo catalán reportará la puesta en marcha de dicha planta, que se acaba de estrenar. Eso sí, con apenas una decena de operarios, aunque el empleo directo e indirecto que puede llegar a generar en los próximos años se estima en unos 50.

Un año antes de que se acabase de construir la planta, el entonces titular del departamento de Agricultura de la DGA, Joaquín Olona, se refería a la "inviabilidad" de esta planta de tratamiento de purines. Ya entonces, el Ejecutivo buscaba a un concesionario que les ofreciera una solución. 

Y ahora parece haber llegado de la mano del Gupo Griñó, nacido en Lérida y que cerró 2023 con unas ventas consolidadas de 183,4 millones y un Ebitda de 40,1 millones. 

La concesión para la planta de Zaidín, ha informado la DGA, fue otorgada por resolución del 2 de julio de 2019 firmándose el documento de formalización el 30 de julio de 2019, si bien "el proceso posterior y puesta en funcionamiento se retrasó por el paron de la covid y los sucesivos trámites que ha tenido que hacer el concesionario".

La planta de Zaidín que finalmente Griñó acaba de poner en marcha tendrá capacidad para tratar anualmente 205.000 toneladas de residuos procedentes de la industria agroalimentaria y de restos agrícolas, entre otros. Y, según explican fuentes del Grupo Griñó, "como resultado de su tratamiento se producirán fertilizantes orgánicos sustitutivos de abonos químicos". Y además, "la energía eléctrica generada en el proceso de tratamiento se aprovechará para el funcionamiento de la propia instalación, y los excedentes serán vendidos a la red eléctrica".

La planta de biogás permitirá así producir energía verde al ser el biogás un producto que se obtiene a partir de la fermentación de la materia orgánica, y que está constituido mayoritariamente por metano (65% aprox.) y dióxido de carbono (33% aprox.), junto a otros gases minoritarios como hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y sulfuro de hidrógeno.

Citan las mismas fuentes que "el biogás se convierte en energía eléctrica y térmica dentro de la planta de cogeneración". El objetivo de Griñó es la transformación de este biogás en biometano e hidrógeno en una segunda fase".

“La implantación de infrastructuras de digestión anaerobia como la de Zaidín, centrada en la gestión sostenible recursos biológicos, permite suministrar materiales, productos y energía y contribuyen a la eliminación de gases de efecto invernadero. Es una tecnología solvente para la lucha contra el cambio climático”, opina Juan Griñó, director general del Grupo Griñó.

La alcaldesa de Zaidín, María José Vicente, recuerda que la inversión en esta planta fue superior a los 11 millones de euros pero que nunca ha estado operativa. "Es como una quimera. Siempre se oía hablar de la planta de purines, pero nunca se ponía en marcha".

Ahora, tal y como informa el Grupo Griñó, parece que ha llegado su momento tras haber actualizado las instalaciones con nuevas inversiones, que de momento no han cuantificado, al mantenerlas abiertas en un  proceso gradual de puesta en marcha. 

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