economía

Ilum, otro negocio en traspaso por jubilación en Zaragoza: "Me gustaría que siguiese más años"

Rafael Goicoechea busca relevo tras 37 años regentando este establecimiento especializado en iluminación decorativa y ventiladores de techo, ubicado en la calle Mayor.

Rafael Goicoechea Pardo en su tienda de iluminación, en la calle Mayor de Zaragoza.
Rafael Goicoechea Pardo en su tienda de iluminación, en la calle Mayor de Zaragoza.
Toni Galán

Ha estado dudando si alargaba la hora de la jubilación por su clientela y por nostalgia ante un negocio que funciona, pero al final Rafael Goicoechea -que en mayo cumplirá los 65 años- ha considerado que es hora de disfrutar de la familia y de tener más tiempo libre tras casi cuatro décadas al frente de Ilum, comercio especializado en iluminación decorativa y ventiladores de techo.

Ante la falta de relevo generacional, a inicios de enero colgó los carteles de 'Se traspasa por jubilación' (con descuentos especiales) y su idea es mantener abierta la tienda (ubicada en la calle Mayor de Zaragoza) hasta el 15 de mayo. "Desde entonces han aumentado las ventas, sobre todo la demanda de ventiladores de techo. En tiempos normales sería impensable porque la campaña de este tipo de artículos arranca en marzo", comenta Rafael mientras también atiende a mucha gente que acude a despedirse y a darle la enhorabuena tras enterarse de la noticia.

Uno de sus clientes de toda la vida es Manuel, con oficina en la misma calle. "Aquí entro como quien llega a casa. Rafael es muy buen profesional de la iluminación; siempre me ha aconsejado y ha acertado. Si coge el negocio una persona que no sea como él, no vendré", comenta.

De momento, nadie se ha interesado por el traspaso de Ilum. "A mí me gustaría que siguiese más años. Son negocios de tantos años que te dejas en ellos media vida, pero a gusto. Además, funciona: en 37 años el sueldo principal de mi casa ha salido de aquí", indica este zaragozano.

Rafael creó la tienda junto a un socio en 1987 tras estar de dependiente en otra del mismo sector y, posteriormente, a esta le siguieron dos más -en la calle de Santander y en el barrio del Actur- que tiempo después cerraron. Para él, que el comercio primigenio haya perdurado supone "una proyección como persona". "He sido capaz de llevar el proyecto adelante, con lo cual me siento orgulloso. Todo es labor del día a día frente a la competencia de las grandes superficies comerciales, que son agresivas en su venta y medios de publicidad", dice.

¿Las claves para mantenerse? El contacto directo y diario con el cliente, el consejo profesional y la calidad del producto (tiene más de 3.000 referencias). "Aquí vine gente de todo tipo: profesionales de la decoración, de proyectos, familias completas de padres, hijos y nietos... Los clientes son todos amigos, hechos a base de relaciones de años. Tienes que empatizar mucho con ellos y lo agradecen. En muchos casos me acuerdo de lo que han comprado y se sorprenden cuando les pregunto por los artículos que han adquirido", señala.

"Los clientes son todos amigos, hechos a base de relaciones de años"

También recuerda cuando empezó con solo 23 años a trabajar en la iluminación. "Montaba lámparas con una llave inglesa y una tuerca. Y ahora está todo montado", advierte. No obstante, el gran cambio para el sector fue la llegada del led en sustitución del halógeno. "Supone mucha economía de consumos, eficiencia energética y mejora en los diseños. Un cambio importante a favor; ha abierto las ventas", destaca. También la demanda de los clientes aragoneses ha variado en estas décadas: a las lámparas de cristal le siguió el 'boom' por las lámparas modelo trébol y, ahora, lo que más se vende son los plafones.

En cuanto a la marcha del negocio, Rafael Goicoechea informa de que en los inicios funcionó bien, en la crisis económica de 2008 hubo "muchos picos de sierra" y tras la pandemia de la covid las ventas volvieron a subir. "La gente se dio cuenta de que tenían que hacer reformas en sus viviendas y la iluminación es un complemento más de la decoración", resalta. Asimismo, opina que en Zaragoza hay muchas tiendas de iluminación para la población que hay. "No sé por qué", observa.

Lo que sí tiene claro es que al comercio de barrio le queda mucho recorrido. "En la calle Mayor no hay locales cerrados. En el Casco Histórico hay mucha vida y mucha hostelería, que funciona muy bien", apunta mientras confía en que en estos meses llegue alguien que tome el testigo de Ilum. "Pero no lo vivo con tristeza. La vida continúa".

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