heraldo del campo
Investigadores ni de bata, ni de bota
La Unidad Transversal de Economía del CITA se dedica a investigar y analizar el impacto de los fenómenos económicos en el sector primario, así como los hábitos de consumo de los ciudadanos.
Ciencia Animal, Ciencia Vegetal y Sistemas Agrícolas Forestales y de Medio Ambiente son algunas de las materias que ocupan al conjunto de investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). A estos tres departamentos se añade otro más, que, si bien tiene un método de trabajo diferente, se ocupa de un ámbito de máxima relevancia para el conjunto de la sociedad y no solo para personas especializadas en un campo. Se trata de la Unidad Transversal de Economía Agroalimentaria.
Petjon Ballco, Tiziana de Magistris, Hugo Ferrer, Luis Pérez, George Phillipidis y Ana Isabel Sanjuan, todos ellos economistas, son los investigadores que, liderados por Azucena Gracia, componen esta unidad de investigación del CITA. Su trabajo está apoyado por Maria Pilar UldeMolins, estudiante con un contrato predoctoral; Maria Cristina Gora, contratada a través del programa INVESTIGO, y Somia Bekkouche, Rodrigo Xavier Álvarez y Jiham Halilmi, todos ellos contratados con cargo a los proyectos en los que trabaja este departamento.
"Como nos dicen nuestros compañeros de otros departamentos, no somos investigadores ‘de bata’, porque no estamos en un laboratorio al uso entre microscopios y probetas, y tampoco somos ‘de bota’ porque nuestro trabajo tampoco se desarrolla entre campos de cultivo o granjas", afirma Azucena Gracia, jefa de la Unidad. "Eso sí, somos tan científicos como nuestros compañeros y el objeto de nuestras investigaciones es el mundo real. Estamos casi siempre en la calle", añade.
La Unidad Transversal de Economía Agroalimentaria trabaja en dos principales líneas de investigación: Bioeconomía, Recursos Naturales y Cambio climático, y Competitividad y Sostenibilidad del Sistema Agroalimentario. La primera línea se centra en el análisis económico de las actividades de la bioeconomía y su contribución al desarrollo económico y social en el conjunto de la sociedad y en el medio rural, su impacto en el medio ambiente y en los recursos naturales y el uso de eficiente y sostenible de estos recursos (agua, energía…). Además, se cuantifica el impacto de los cambios de las políticas públicas –agrarias, energéticas y alimentarias– en el desarrollo de la bioeconomía y su contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). "Esta cuantificación es muy interesante. Hay varios proyectos trabajando en esto porque quienes toman las decisiones han de saber cuáles son las políticas que serán más efectivas. Y los economistas lo que hacemos es valorar a priori qué efectos o qué impactos van a tener esas políticas considerando diferentes indicadores", apunta Azucena Gracia.
El otro eje principal de investigación se orienta a la realización de estudios económicos del sistema agroalimentario, desde la producción y la transformación hasta la distribución, el comercio y el consumo, teniendo en cuenta no solo la eficiencia y productividad sino su sostenibilidad ligada a prácticas más ecológicas y socialmente responsables.
La lectura de bibliografía y la obtención y análisis de datos son los principales métodos de trabajo de los investigadores de esta unidad, que aportan su labor y sus conocimientos en función de los retos que les plantean los diversos proyectos. "Los proyectos europeos suelen proceder de inquietudes comunes en diversos países. En lo que respecta a los proyectos nacionales, nosotros mismos conocemos las principales problemáticas de nuestro campo en todo el país, aunque nos centramos en Aragón, porque estamos aquí", señala la responsable de la Unidad Transversal de Economía Agroalimentaria. "En algunos casos, planteamos nosotros las posibilidades de trabajo y, muchas veces, gracias los convenios y a los Planes de Desarrollo Rural (PDR), respondemos a necesidades del sector", indica.
"La primera fase de nuestro trabajo es leer mucho. Leer todo lo que haya, entre otras cosas, la legislación. Tenemos que estar al día de cualquier regulación o propuesta de regulación. Leemos mucho sobre lo que dice el sector y mucho artículo científico, porque, por ejemplo, en lo que respecta a la bioeconomía, es muy interesante saber qué se está haciendo en otros países para saber si esas políticas podrían ser replicables o adaptables. A esto le dedicamos mucho tiempo", explica Azucena Gracia.
Otra parte fundamental del trabajo de estos investigadores es la toma de datos. Trabajan con dos tipos de datos dependiendo de la línea de investigación. Así la línea dedicada a bioeconomía, recursos naturales y cambio climático se nutre de datos procedentes de bases tanto europeas como Eurostat o nacionales como Comex, entre otras. Se trata de una labor de «muchos meses hasta que somos capaces de compilar todos los datos y tener unas bases de datos fiables», apunta Gracia.
En el área que analiza el consumo, los investigadores toman sus propios datos a partir de diversos métodos. "Lo que hacemos son ‘focus groups’, encuestas a consumidores… pero no nos quedamos ahí, porque a veces las encuestas se hacen en momentos ajenos a la compra y a la hora de comprar hacen algo diferente a lo que han respondido en la encuesta. Por ello, también hacemos simulaciones. Es decir, recreamos un mercado, seleccionamos a un grupo de gente heterogénea que sea una muestra de la sociedad y les ponemos productos de diversa tipología, les cambiamos los precios, diversos atributos… Se les asigna un dinero y les planteamos diversos supuestos bajo los que toman decisiones de compra", detalla la responsable de la Unidad Transversal de Economía Agroalimentaria.
"Una vez que tenemos los datos, elaboramos nuestros análisis estadísticos y también realizamos propuestas de acción principalmente enfocadas al ámbito de la comercialización. No nos quedamos en el mero análisis. Vamos mucho más allá. De hecho, comparamos nuestros resultados con los de estudios similares que hayan podido realizarse en otras partes de España o de Europa para saber que tengan un contexto", explica Gracia.
Desde hace unos años, las investigaciones de esta unidad se han centrado en la figura del consumidor. Consideran que son el agente clave. "El consumidor va cambiando, pero no hay uno solo, sino que existen muchos, ya que cada uno tenemos nuestras preferencias. Lo que hacemos es analizar y perfilar segmentos de consumidores para saber qué hay que dar a cada uno de ellos. Establecemos perfiles, pero esto depende de cada producto, y luego los caracterizamos para que las empresas puedan hacer sus políticas de márquetin y se dirijan al nicho», indican desde la Unidad.
Educar al consumidor
Uno de sus principales objetivos es conseguir educar al consumidor para que trate de elegir productos más sostenibles. "Se está trabajando en ello desde la Unión Europea con una serie de políticas y estrategias como ‘De la granja a la mesa’. El consumidor tiene poder, pero hay que educarle", sostienen estos investigadores, para quienes el principal freno para esta demanda es "el precio", no solo para productos ecológicos, sino para cualquier producto. "Cuando hacemos encuestas en las que preguntamos cuál es el principal aspecto que tienen en cuenta a la hora de adquirir productos, siempre es el precio", sostienen.
Desde la Unidad tratan de atisbar las que serán las tendencias de consumo para los próximos años, si bien apostillan que "son las que desearíamos". Estos cambios pasan por el impulso de productos más sostenibles y de proximidad, para lo cual haría falta fomentar los mercados locales y los productos saludables. Ahora, la población es más consciente de que alimentarse de manera saludable es muy importante. Además, cada vez hay más personas con problemas alimentarios, como alergias o intolerancias, y es necesario ofrecer a esta gente los alimentos específicos que necesitan.
Proyectos europeos
Una de las fortalezas de este equipo es su elevado nivel de internacionalización. "Salimos mucho a hacer estancias y viene mucha gente de otras universidades a trabajar con nosotros. Hemos tenido a investigadores de universidades como la Colorado State o Kentucky. Gente de nuestro equipo ha realizado estancias en la Universidad de Cornell (Nueva York). Dos compañeros estuvieron tres años en el JRC de Sevilla y otros han estado en universidades europeas como Nápoles o Wageningen, en los Países Bajos, que es la universidad de referencia en nuestros ámbitos de trabajo", enumera la responsable de la Unidad.
Los siete investigadores de la Unidad Transversal de Economía Agroalimentaria trabajan actualmente en un total de siete proyectos europeos. "Esto refleja la capacidad de trabajo y competitividad de nuestro equipo", recalca Azucena Gracia.
El papel que juegan las medidas restrictivas de los aranceles en los flujos comerciales, el desarrollo de sistemas de ‘blockchain’ para el sector productor de miel o los problemas de nutrición en zonas de África son algunos de los asuntos que abordan estos proyectos, que ya están en marcha y a los que se sumará, en un breve espacio de tiempo, un proyecto acerca de la trashumancia y sus efectos en el paisaje de montaña.
