Fernando Gil Bayona. "Balay es un setentón con una salud de hierro"

El director general de BSH España avisa de la caída del mercado de electrodomésticos tras un 2022 en el que las ventas de la compañía se dispararon después de la covid.

Fernando Gil Bayona, director general de BSH Electromésticos España, en su despacho.
Fernando Gil Bayona, director general de BSH Electromésticos España, en su despacho.
Oliver Duch

BSH España obtuvo un resultado extraordinario en 2022, con un incremento de facturación del 9,9%. ¿A qué lo atribuye?

Básicamente a que después de la pandemia de la covid-19 no pudimos absorber toda la demanda que teníamos embalsada en 2021, año en el que tuvimos problemas de suministro de chips. En 2022, con menos problemas, lejos de que los clientes dejaran caer los pedidos, los mantuvieron, entonces vendimos y entregamos lo que debíamos y ya estaba vendido y luego hubo un cierto despertar de actividad, tanto en las tiendas como en el canal ‘online’.

Efectos de la covid.

En pandemia se ahorró mucho y la gente, con más tiempo de estancia en casa, quiso mejorar su mobiliario. Por mobiliario digo desde colchones y televisores hasta electrodomésticos. La gente ha mejorado su casa.

Avanzado ya 2023, ¿cuál es la evolución?

Una vez equipadas las casas, nuestro mayor competidor no es un chino o un coreano, es el ocio. La gente se ha ido de vacaciones, ha incluso pedido créditos al consumo para irse de vacaciones.

¿Cómo se cerrará 2023?

Este año se está haciendo una corrección en el mercado y hay una caída. Nosotros estamos ganando un poquito de cuota, pero los mercados pierden entre un 10% y un 15%. Estas subidas y caídas son previsibles, en 30 años lo he vivido ya seis veces. Después de una gran ola hacia arriba va una ola hacia abajo. Lo que pasa es que cuando tienes unas reducciones del 15%, si ya estás optimizado, tus gastos fijos te empiezan a apretar y tus márgenes también, pero como le pasa a toda la cadena, a no ser que estés muy mal, sobrevives.

Hablemos de la fábrica de BSHen La Cartuja, cerrada en verano por los daños de la tromba del 6 de julio. ¿Cómo está la planta?

Entró en la planta un metro de agua, al menos medio metro de lodo, lo que llevó a la fábrica a un colapso operativo total. Entonces hasta el pasado lunes, 18 de septiembre, hubo que secar, limpiar, desmontar y valorar qué había que cambiar, sobre todo en circuitos eléctricos, en cableado por el suelo... Ese lunes sacamos la primera lavadora de prueba. El objetivo era probar en todo el proceso qué funcionaba y qué no para retocarlo.

¿Y cómo ha ido?

Razonablemente bien. Bueno, la pobre lavadora salió un poco despeinada porque fue la que hizo todo el trabajo, pero ya este lunes (hoy) queremos empezar a fabricar a un turno y el 2 de octubre pretendemos que toda la plantilla vuelva a la fábrica.

¿Temen que vuelva a ocurrir?

Los especialistas dicen que hay dos barrancos que terminan en el PTR (Parque Tecnológico del Reciclado) y allí no había balsas para acumular el agua. Lo ocurrido pone de manifiesto que hay que hacer actuaciones que ya estaban aprobadas hace años pero que no se han hecho. Dentro del polígono habrá que hacer alguna balsa para contener el agua.

Si se hubiesen hecho esas obras esto no hubiese ocurrido.

O por lo menos hubiese tenido un poder destructor menor. Yno ha sido solo BSH, sino Taim Weser y todas las empresas que hay ahí. Alguna con gran drama, porque tenían mercancías sin pagar a proveedores y sin vender todavía y se han quedado sin nada. Al fin y al cabo nosotros nos hemos arreglado bien con el apoyo de la propia gente de La Cartuja. Contratamos a una empresa alemana especializada en gestión de catástrofes, nos han ayudado mucho desde Alemania y también desde otras fábricas de España.

¿Habrá algún cambio ahora para la planta de La Cartuja?

No. Seguiremos fabricando ahí lo que teníamos, básicamente lavadoras de 9 kilos. Hay un proyecto para hacer ahí una lavadora nueva que se venderá fundamentalmente en Escandinavia que se ha retrasado tres meses.

¿Y otros planes en fabricación en BSH España, por ejemplo para la factoría de Montañana?

En Montañana seguiremos fabricando hornos e inducciones, con mucho énfasis en las Cooktop, que tienen la campana entre medio y ya no necesitas campana arriba. A Montañana este producto le viene muy bien. Ahí tenemos una línea y hemos montado otra. Las expectativas de futuro son muy buenas. Eso sí, una vez que se recupere el mercado, que en Alemania e Inglaterra está cayendo entre un 20% y un 25%.

Ese producto se presentó en la celebración de los 75 años de Balay, la marca española de BSH.

Sí. Y antes lo habíamos presentado en la feria IFAde Berlín y en otra feria en Milán, con las marcas que tenemos: Bosch, Siemens, también se tiene con Neff y por supuesto con Balay.

Va con las cuatro marcas.

Sí. Con Balay tenemos muy buenas expectativas porque es una marca súper agradecida para todas las innovaciones. En España es la marca número uno (la segunda es Bosch), y por mucho que trabajamos para hacer fuertes las marcas alemanas, como Balay tiene acceso a la misma tecnología entonces crece muy bien. Este año, a decir verdad, va un poquito peor porque hemos querido, porque al fijarnos aparato por aparato hemos discontinuado alguno donde perdíamos mucho dinero. Pero Balay es un setentón con una salud de hierro.

¿Qué retos tiene la compañía para este año y para 2024?

Los retos inmediatos para este 2023 y 2024 es gestionar la crisis de demanda que se ha producido, que ya digo, es puntual. Entonces los retos son, primero, estabilizar las materias primas, los costes variables, que ya se están estabilizando. Otro es intentar ganar más cuota de mercado en los segmentos altos, que son los que más remuneran. Otro aspecto fundamental es ganar en eficiencia de procesos y costes. Siempre que viene una crisis te pilla un poco gordito y es el momento para plantearte qué cosas tienes que dejar de hacer.

¿Y qué harán?

En nuestro caso, que somos muy ambiciosos, queremos hacer todo en todos los sitios y a la vez. ¿Esto qué significa? Pues que tenemos proyectos en inteligencia artificial, en distribución, en gestión de datos, en invertir para hacer gemelos digitales... Llega un momento en el que tienes que priorizar y meter algún proyecto en el congelador que se sacará después.

¿Hay paz social en BSH España? Tienen un convenio firmado.

Cuando tienes un convenio complicado, se conocen las demandas de una parte y en las negociaciones siempre se deja algo. Intentamos adaptar por nuestra parte la flexibilidad con algunas condiciones que piden los sindicatos, pero estos entienden mejor lo que pasa, saben lo que ocurre en otras fábricas.

BSH España cerró 2022 con 4.558 empleados, un 6%más que en 2021. ¿Están las plantillas bien dimensionadas?

Sí. A ver, hay una realidad industrial, una de servicios y otra comercial. En la de servicios, con algunos que hacemos para otros países, habrá incremento de plantilla, necesitaremos más informáticos. Aquí hay talento y mejores precios que en Alemania. En la industrial, tenemos empleo fijo y temporal, dentro de los parámetros de la ley. El fijo garantiza que aguantemos aún con caídas de producción. El temporal se adapta a la masa de pedidos.

La sostenibilidad, la innovación y el entorno económico

Fernando Gil Bayona (Zaragoza, 1967), nieto de uno de los fundadores de Balay (Esteban Bayona), tiene claro que en BSH hay que seguir trabajando por la sostenibilidad. La compañía, indica, lo hace en varios frentes: la eficiencia energética, la compra de energía verde, la generación de energía propia y participando en proyectos que apoyan la defensa del medio ambiente. La eficiencia y la economía circular, destaca en cualquier caso, son «los dos grandes ejes».

En innovación, BSH ejerce un liderazgo indiscutible. Lo hace, apunta Gil, trabajando con la Universidad de Zaragoza, la San Jorge (USJ) y otros centros, empleando inteligencia artificial y otras herramientas punteras, exportando desde España aportaciones a todo el mundo.

En cuanto al entorno económico, Fernando Gil ve una «incertidumbre incómoda», con sectores que caen (como la construcción) e inversiones que están «renqueantes». Asimismo, lamenta que los bajos sueldos de los jóvenes «no incentivan suficientemente a alguien que ya está cobrando una prestación». Por eso, dice, hay vacantes que no se cubren. 

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