economía y empresa

Álex Dantart: "Ahora toca empezar a humanizar lo digital"

El mentor empresarial, Top Voice de LinkedIn, lleva 27 años trabajando con contenidos en internet y asesorando a nuevos emprendedores con un estilo muy rompedor

Álex Dantart, en la calle Canfranc de Zaragoza.
Álex Dantart, en la calle Canfranc de Zaragoza.
Oliver Duch

Álex Dantart echó los dientes en las redes.

No he pasado un solo día desconectado desde el 95. Puede sonar agobiante y es mi principal ocupación cotidiana, pero hay tiempo para todo. Llevar 27 años trabajando en la red no garantiza acertar siempre, pero sí permite deducir los mejores escenarios para dar el siguiente paso en cada situación.

¿No echa de menos a veces una existencia más analógica?

Nos hemos pasado siete pueblos digitalizando lo humano, la pandemia nos ha dado uno de esos bofetones de realidad y ahora toca empezar a humanizar lo digital.

Usted comienza proyectos empresariales, asesora otras ilusiones… ¿cómo le llamamos? ¿Le chirría lo de gurú?

No me siento gurú, la verdad, no tengo visión de futuro. Cuando asesoro a ‘startups’, que se mueven en un mundo de gran incertidumbre, les digo que no tiene mucho sentido hacer previsiones a más de tres años vista, por más que las pida un inversor; el próximo mes es una incógnita. Sí me siento mentor, básicamente porque he tocado muchos palos laborales, desde asalariado de una empresa a invertir en otras.

Dio clases de Windows 95 con la mayoría de edad recién estrenada…

Fue mi primer trabajo. Además, tengo alguna página que lleva activa desde aquellos primeros tiempos, como observatorio.info, donde comencé a traducir en 1995 la ‘Astronomy Picture Of the Day’ a primera hora de la mañana, una iniciativa de dos trabajadores de la NASA. Lo he hecho cada día de mi vida dedse entonces.

Lo de ser tu propio jefe es un sueño, sobre todo para la generación ‘millenial’. ¿Cuándo hizo usted realidad esa aspiración?

En el año 2000. Trabajaba entonces haciendo páginas web; un proyecto diseñado junto a un amigo, que el primer mes nos hizo recaudar 300.000 pesetas de publicidad de entonces, me animó a dejar de ser asalariado. A pesar de que vivimos la caída de las puntocom, pudimos salir adelante. Llegamos a tener 35 personas contratadas. Mi yo de 22 años cometió muchos errores, pero me fui curtiendo. Era agresivo en el trabajo, con un punto soberbio; por suerte, aprendí pronto a ir por la vida con más humildad. Gané unos cuantos enemigos… y todo lo contrario, hay gente que me sigue mostrando cariño después de años sin vernos.

¿Cuántas empresas ha creado? ¿Qué no hay que hacer si se quiere emprender?

Pasan de 45 ya. Sobre lo segundo, desde que ejerzo más como mentor suelo centrarme en lo que no hay que hacer. Desde LinkedIn trato de echar una mano de manera altruista a la comunidad; para decir cómo se hacen las cosas hay mucha gente ya, y muchos modos de manejarse. Prefiero ser tajante sobre el negocio que no hay que emprender o cómo no hacerlo, el tipo de socio que no funciona...

Eso es muy aragonés.

¿Sí? Bueno, lo primero que digo a alguien que me cuenta que quiere emprender es que no emprenda. Le cuento todo lo que puede salir mal. Si al día siguiente sigue queriendo emprender, si no le he parado los pies, esa persona está lista para lanzarse a la aventura, lo que no quiere decir que le vaya a ir bien. Lo que sí es seguro es que quien se rinde a la primera no estaba preparado. Ah, y preferiblemente no hay que emprender solo, ni en pareja a no ser que haya experiencia compartiendo proyectos; tres es el número mágico, se desempata en las decisiones. Cuatro suelen ser ya multitud.

No se puede emprender por necesidad asfixiante, ni por postureo, entonces.

La primera financiación para emprender debería ser propia, así tengas que vender el coche o pedir un crédito. Con 10.000 euros puedes arrancar muchas aventuras empresariales, pero no debes lanzarte si no puedes mantener una estabilidad mental y económica durante un año; al cuarto mes, las facturas impagadas y un arranque lento te volverán loco. Es bueno que haya más emprendedores, eso está cambiando el país a mejor, pero el ‘momentum’ es clave; a veces, hay que dejar un proyecto quieto unos meses y lanzarlo después, o descartarlo definitivamente y buscar otra cosa.

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