La bolsa registra el peor inicio de año de su historia con un derrumbe superior al 5%

La crisis bursátil china y la tensión en el mercado de petróleo llevan al Ibex hasta el precipicio de los 9.000 puntos.

Varias personas caminan junto a una pantalla que muestra el índice Hang Seng, ayer en Hong Kong (China).
Varias personas caminan junto a una pantalla que muestra el índice Hang Seng, ayer en Hong Kong (China).
Jerome Favre/Efe

Mientras todas las miradas estaban puestas sobre los pactos para formar un gobierno estable tras el 20-D, a los inversores les ha pillado desprevenidos el terremoto bursátil chino, cuyos efectos se han dejado sentir en el resto del mundo. Para el Ibex 35 ha supuesto el peor registro en las primeras sesiones hábiles de un ejercicio en sus 24 años de historia. Ayer, el selectivo perdió otro 1,5% en su cuarta sesión consecutiva –exceptuando el mínimo rebote del día 5– a la baja. Lo hizo en consonancia con el resto de mercados occidentales, y ya acumula unas minusvalías del 5,08% desde el lunes.


Ni durante los peores años de la crisis financiera, entre 2009 y 2012, ni en el desplome de las divisas asiáticas de finales de los noventa, ni en cualquier otro periodo turbulento el parqué había retrocedido tan rápido en tan poco tiempo después de Nochevieja. El año pasado perdía, transcurrida la primera semana natural de enero, un 3,7%, un registro similar al de 2011 (-3,3%) y algo superior al de 2000 (-4,6%).


En cualquier caso, no es el peor entre los índices europeos. El Dax alemán acumula unas minusvalías cercanas al 8% en este periodo (ayer cayó otro 2,2%). Más parecida fue la tendencia del Cac francés (cede un 5% en la semana y un 1,7% en la última sesión), o el Ftse londinense (un -4,6% y un 1,9%, respectivamente).


El ejercicio ha arrancado con muchos frentes abiertos para la economía. A la incertidumbre postelectoral se ha unido un complejo laberinto bursátil en China, como ya ocurrió en agosto. Porque las medidas de contención impuestas por su regulador a la venta de acciones está haciendo aún más daño al mercado. Cada cierre anticipado se interpreta como un acicate para que la venta de títulos se dispare en el resto del mundo. De hecho, durante buena parte de la jornada, el Ibex 35 se situó por debajo de la referencia psicológica de los 9.000 puntos, aunque finalmente se recuperó hasta los 9.059 después de que, otra vez China, anunciase el fin de las restricciones a la operativa. El selectivo cedió hasta posiciones que no veía desde el septiembre de 2013.


Algunos expertos insisten en que esta volatilidad del gigante asiático no es fruto de las malas perspectivas que tenga el país. "Este tipo de ventas no son más que técnicas de anticipación ante el fin de las restricciones para operar, que finalizan esta semana, pero poco tienen que ver con los datos económicos", apunta Jaume Puig, director general de Gvc Gaesco.


Pero la bolsa no solo pierde posiciones por las réplicas de lo que ocurre en Pekín o Shanghái. También por la caída del precio del crudo, que beneficia a los consumidores y a las economías dependientes de esta materia prima, como España, pero de la que subyacen conflictos geopolíticos que atemorizan a los inversores internacionales.

Exceso de oferta

El coste del barril de Brent cedió ayer otro 1,4% hasta los 33,90 dólares. "Este bajo precio se debe a un exceso de oferta y no a una falta de demanda", apunta Puig. Señala que al mercado se ha incorporado el ‘shale oil’, además de la política de extracción que llevan a cabo productores como Arabia Saudí para hacer frente a estas técnicas y, al mismo tiempo, retrasar la puesta en marcha de los nuevos pozos en cuyos proyectos se habían embarcado muchas compañías en los últimos años.


A esta lucha económica se ha sumado la tensión entre el reino saudí e Irán, otro de los grandes productores que se ha incorporado al mercado tras los acuerdos con la comunidad internacional. Un empeoramiento de sus relaciones se interpreta como una presión a la baja para el crudo.


Para Nicolas Robin, gestor de fondos de Columbia Threadneedle, este entorno de precios bajos "supone una fuerte presión tanto para las petroleras como para los países productores". De hecho, Arabia Saudí estaría planteándose la salida a bolsa de la petrolera estatal Aramco ante la caída del crudo. Sería la cotizada con mayor valor del mundo.

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