Miles de autónomos aragoneses afectados por los cambios en las sociedades civiles y módulos

La reforma de 2014 elimina esta fórmula societaria más barata y les obliga a tributar en el Impuesto de Sociedades. Tienen seis meses para disolverse y pasar a ser persona física, SL o SA.

Los autónomos comienzan este año con más preocupaciones de lo habitual. Varias modificaciones recogidas en la reforma fiscal aprobada en 2014 por el Gobierno central han entrado en vigor con el comienzo de 2016. A partir de ahora, quienes habían elegido la forma jurídica de sociedad civil para poner en marcha su negocio (80.000 en España) deberán replantearse su futuro, porque estas sociedades pasan a declarar por el Impuesto de Sociedades si se considera que tienen carácter mercantil, en lugar de por el Impuesto sobre la Renta, lo que añade papeleo y costes. Además, se restringe el sistema de módulos, muy utilizado entre los autónomos. Dos cambios que no han gustado nada al colectivo.


En Aragón existen 105.708 autónomos, de los que 40.172 son personas jurídicas o sociedades (de distintos tipos), según el Régimen especial de trabajadores autónomos (RETA) de septiembre.


Las únicas sociedades civiles que no sufren cambios son las creadas por profesionales, agricultores y ganaderos. "Esta última excepción ha sido muy importante porque la sociedad civil se usa en muchos negocios agrícolas y ganaderos", explica Adolfo Aquilué, desde el Colegio de Economistas de Aragón. Tampoco se aplica a las comunidades de bienes. Estas se puede constituir cuando se tiene un bien común (piso, local, tierras...) que, por ejemplo, se alquila. Aquí no hay cambios.


"La sociedad civil es una figura que se estaba utilizando mucho para pequeños negocios como bares, talleres de reparación de vehículos, fontaneros, etc", explica Aquilué. Recogida en el Código Civil, reconoce que "no nació para ser utilizada en el ámbito mercantil, pero con el tiempo se ha usado". Permite "evitar todas las rigideces de una sociedad limitada", reconoce. Se trata de una forma más sencilla y económica elegida por muchos autónomos que deciden agruparse para ahorrar gastos. No se necesita escritura pública (basta con un contrato privado) ni inscripción en el Registro Mercantil y no hay que partir de un capital inicial.Dinero y bienes en común


La sociedad civil no tributa por las rentas obtenidas, sino que estas se atribuyen a los socios. Estos pueden declarar en el IRPF su parte. Con la reforma fiscal, si tiene carácter mercantil, los socios deberán disolverla, para lo que tienen un plazo de seis meses, y constituir una sociedad mercantil que tributará por el Impuesto de Sociedades. Tendrán "carácter mercantil" aquellas en las que se ponga en común "dinero, bienes o industria", indican desde ATA.


Ello requerirá unos trámites "más engorrosos" y con "un mayor coste en asesoría", añaden. En una sociedad mercantil, como las limitadas (SL) o anónimas (SA), es necesario "llevar la contabilidad, presentar los libros en el Registro Mercantil, las cuentas anuales, etc", enumeran.


Entre las ventajas de la sociedad limitada Aquilué explica que "si las cosas no van bien, de las deudas de la sociedad responde la sociedad con su patrimonio" y no el autónomo con todos sus bienes. Recomienda esta fórmula para negocios con "cierto riesgo" como la construcción, por ejemplo, cuando hay empleados ya que pueden sufrir un accidente.


Todos coinciden en que hay que analizar "caso por caso" para saber lo que conviene a cada negocio. "Hay quien tiene una sociedad civil constituida por un matrimonio y decide seguir tributando por el IRPF por lo que uno se mantiene como titular de la actividad y otro como autónomo colaborador", pone de ejemplo ATA."Ataque al autónomo"

Estos cambios suponen "un ataque directo al autónomo", critica Álvaro Bajén, presidente de la organización UPTA-Aragón. Entre sus propuestas ante esta situación figura la de "pasar a hacerse autónomo puro y duro y contratar al anterior socio como trabajador". En su opinión, resultará más ventajoso que convertirse en una sociedad mercantil como la SL. También plantea si no tiene carácter mercantil, "ir al Notario para certificar que la sociedad solo realiza una actividad profesional".


Si los rendimientos de la sociedad son elevados, puede compensar la transformación para tributar por el Impuesto de Sociedades, indican desde ATA. En Sociedades se paga un tipo fijo (rebajado este año), que puede resultar más ventajoso que el IRPF ya que este último es progresivo, se tributa más a mayores rendimientos.


Por otro lado, la reforma limita los autónomos que pueden tributar por el sistema de módulos.No podrán hacerlo los que procedan de los sectores de la industria y la construcción, excepto la industria del pan y la bollería. En España, UPTA calcula que son unos 200.000 autónomos de la construcción y otros 90.000 de la industria los que se verán afectados por el cambio. En el caso del comercio, la hostelería y el transporte solo saldrán de módulos los que facturen más de 250.000 euros o 125.000 en facturas a empresas, apunta la organización. Estos límites, introducidos en la ley de Presupuestos de 2016, "permiten dar cobertura a la mayoría de los autónomos de estos sectores de actividad", reconocen desde la organización.

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