La firme amenaza de impago de Grecia no ablanda al FMI

Tsipras debe abonar 1.544 millones en cuatro pagos.

Alexis Tsipras, primer ministro griego
Alexis Tsipras, primer ministro griego
Reuters

En la escala de Richter de las negociaciones europeas, la tragedia griega está alcanzado cotas que amagan con un terremoto financiero de incalculables proporciones. Nadie cede y el precipio ateniense, el accidente que todos dicen no querer y todos insisten en poner de su parte para que suceda, puede ser cuestión de días. Con mayo tocando a su fin, todo parece que junio será el mes 'horribilis' de Alexis Tsipras. El mes del 'default', del impago al Fondo Monetario Internacional, al que tiene que abonar 1.544 millones en cuatro pagos con las arcas semivacías -el primero, el día 5, de 301-. Así que o llega dinero fresco de la Troika, o el FMI se quedará sin su dinero. Tal cual. Y no se trata del enésimo calentón de un líder de la izquierda radical de Syriza, son palabras de todo un ministro heleno. "El dinero no se pagará, porque no está", advierte Nikos Vutsis, titular de Interior. El órdago heleno ha alcanzado cotas desconocidas.


¿Cuánto de verdad y cuánto de estrategia política tiene la enésima amenaza griega? Quizá haya un poco de todo, pero la asfixia financiera es ya demasiado grave. Para muestra, el último pago al FMI, cuando para abonar los 750 millones previstos, el Ejecutivo tuvo que recurrir a una cuenta de emergencia que tenía en el propio Fondo para cumplir con sus obligaciones. Una inédita maniobra que muchos interpretaron como la última bala de ingeniera fiscal que le quedaba a Tsipras. ¿Pagará Grecia al FMI en junio? este domingo, con los mercados al acecho, el portavoz gubernamental, no desmintió al locuaz ministro y apostó por un mensaje de manual. Básico pero también sugerente.


Gavriil Sakelaridis aseguró que el Gobierno "quiere ser puntual" con sus obligaciones, tanto en las domésticas como en las exteriores, "tomando en cuenta los problemas de liquidez que existen". Y advirtió: "Grecia pagará en la medida en que estemos en condiciones de hacerlo". Eso sí, respecto al pago de las pensiones (2,9 millones) y las nóminas de funcionarios (600.000) manifestó tajante que "no se cuestiona".


En su cada vez más difícil comparecencia semanal, con todos los grandes medios financieros abriendo con Grecia y las bolsas teñidas de rojo, Sakelaridis recordó que el Gobierno de Syriza ha cumplido hasta el momento con todos su compromisos y abogó por pedir a las "instituciones" que reconozcan este trabajo y desembolsen los 7.200 millones aún pendientes del segundo rescate, cuya prórroga concluye a finales de junio. La mitad de este dinero corresponde a los socios del euro y la otra, al FMI, el ala más dura de la Troika en lo referido a las líneas rojas griegas: pensiones, salarios, despidos... Este domingo, el todavía economista jefe de la institución con sede en Washington, Olivier Blanchard, insistió en la necesidad de presentar medidas "creíbles" para volver a la senda del superávit primario (sin contar pago de la deuda), algo de lo que "aún estamos bastante lejos". Preguntado sobre las medidas estructurales que deberían aprobarse, soltó esta píldora: "es evidente que el sistema de pensiones es a menudo demasiado generoso y que hay demasiados funcionarios".Varoufakis critica la austeridad

El Grupo de Bruselas, la extinta Troika, reanudará hoy las conversaciones con la delegación helena. Lo harán con el cuchillo entre los dientes porque las declaraciones del ministro del Interior no han gustado nada a los mercados, que este domingo provocaron el desplome de más del 3% de la Bolsa griega arrastrando al resto de parqués europeos. No hay que olvidar que este tipo de manifestaciones han provocado ya más de un disgusto a Grecia a través del BCE, cuyo presidente, Mario Draghi, desveló que el Consejo de Gobierno decidió restringir la financiación a la banca helena por las manifestaciones del ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, diciendo que el país estaba "quebrado" y que el segundo rescate "había muerto". Y sin él, el BCE no estaba autorizado para seguir tratando a la banca griega como a una más.


Por eso, ya nadie descarta que se produzca en cualquier momento un accidente en forma de restricción de capitales -un corralito- por la huida masiva del dinero de unas entidades financieras que llevan semanas jugando con fuego pendientes de la negociación política. "Quienes lo evocan son unos irresponsables", censuró Sakelaridis para desmentir la posibilidad de este escenario.


Quien también se pronunció este domingo sobre las negociaciones fue Varoufakis, que en un artículo de opinión se mostró crítico con las exigencias de la Troika y advirtió de que "nuestro Gobierno no puede, y no lo hará, aceptar una cura que es peor que la enfermedad, como se ha demostrado".