CAI ZARAGOZA

Un rodillo llamado CAI

Quinta victoria consecutiva del conjunto aragonés (91-73), que consolida el liderato en la LEB. El Mallorca nunca ofreció oposición al equipo rojo.

Barlow saca el balón, ante la presión defensiva del Básquet Mallorca
Un rodillo llamado CAI
PEDRO ETURA/A PHOTO AGENCY

La máquina roja está bien engrasada. Ayer eran 18 victorias. Hoy ya suman 19. La próxima semana se alcanzarán los 20 triunfos. Así se escribe la historia en la Liga LEB. El conjunto aragonés dicta y los demás se limitan a copiar. El Mallorca no constituyó excepción en el guión. También yace en el arcén de los arrollados en las carreteras secundarias del baloncesto español por un rodillo llamado CAI Zaragoza.


Hubo partido hasta que el CAI Zaragoza quiso que hubiera partido. En verdad, como en tantas citas del actual curso, el conjunto aragonés gana o pierde él mismo. Si es capaz de desarrollar el potencial que reúne (quizás con parte del potencial bastaría y sobraría), vence como ayer, como en los últimos cinco encuentros, con absoluta solvencia, casi silbando, casi de paseo. Las derrotas se han generado a partir de clamorosas negligencias en el cumplimiento de las obligaciones, hechos perpetrados hace ya bastante tiempo y en encuentros a domicilio. Con la seriedad evidenciada ayer, más el refuerzo de Hettsheimeir, que hoy será inscrito, el conjunto que gestiona José Luis Abós colecciona muchos números para consumar el ascenso a la ACB el próximo 23 de abril, día de San Jorge.


Sastre, entrenador del Mallorca, solicitó el primer tiempo muerto a los dos minutos y 33 segundos. Entonces ya gobernaba el CAI Zaragoza por 12-4. Quinteros ya sumaba siete puntos. El encuentro ya estaba ganado. Nadie defendía. El Mallorca, porque no podía. El CAI Zaragoza, porque no le hacía falta. Con la calidad de su ataque le sobraba para superar al inexistente enemigo cómo, cuándo y dónde quisiera. El arreón inicial de Quinteros estuvo robustecido por una serena dirección de Rivero, el eficaz trabajo de Barlow como alero alto y, sobre todo, por la extraordinaria contundencia de DP y Elonu debajo del aro.


Pronto se alcanzaron la decena de puntos de diferencia (22-11). Abós rotó el banquillo. Aparecieron en el ruedo Edu Sánchez, Lescano y Martín. La relajación se adueñó de la defensa aragonesa, que permitió que el Mallorca se aproximara en el marcador. El 25-19, con solo media docena de puntos de diferencial al cierre del primer cuarto, era absolutamente ficticio. La distancias entre uno y otro conjunto quedaron restablecidas en el inicio del segundo cuarto. Phillip y Quinteros trasladaron al marcador la enorme superioridad aragonesa.


Con el destino del triunfo decidido, el único interés quedó depositado en las emociones que pudiera deparar la travesía. Elonu mancillaba el aro, DP se entregaba generoso en los rebotes, los aleros tiraban y, en ocasiones, movían. Todo, con la plácida compañía, que no oposición, que ofreció el Mallorca. Al descanso, 17 puntos de renta (60-43) y la posibilidad real de batir el récord de anotación.

Acabado final

El avance progresivo del reloj no alteró los coordenadas esenciales de la reunión. Nadie defendía, se corría más que se jugaba, se tiraba demasiado y no siempre bien, sumaba más el CAI Zaragoza porque, aunque no se lo propusiera, era y es infinitamente mejor que el Mallorca. Pocas conclusiones se podían extraer de un partido en el que la sustancia esencial que contenía, los dos puntitos de rigor, descansaban en el zurrón aragonés desde el mismo nacimiento del choque.


La eficacia de Rivero en la dirección y la solidez de Junyent en los dos aros quedó como el apunte más sobresaliente de una fase terminal del encuentro repleta de errores. DP y Quinteros también firmaron unos números guapos, cantidades suficientes con las que el conjunto aragonés se fugó con claridad de una sombra difusa llamada Mallorca.

 

Profundizar en el estructura interna del juego no merece la pena, pues la LEB está de ídem: una ruina caracolera de la que el CAI debe escapar por rango de club y por respeto a su afición. Números al margen, lo más destacable reside en la constatación de que el cuadro de Abós alcanza el esprint final en plenitud, solvente en todas las posiciones, capaz del alcanzar el objetivo trazado, el anhelo del regreso a la ACB. Al arsenal esgrimido ayer contra nadie, hay que agregar a Hettsheimeir, el pívot que hoy ingresará en la nómina de un equipo que ya se siente campeón de la Liga LEB.