Se preveía una semana dura y a fe que lo está siendo. El Real Zaragoza cierra en el siempre complicado Vicente Calderón siete días de máxima exigencia que, de momento, han supuesto todo un revés a la trayectoria anteriormente marcada por el equipo. Dos derrotas que tienen la oportunidad de pasar al olvido en el caso de que se consiga un resultado positivo ante el Atlético de Madrid.

Varios son los síntomas que han encendido las alarmas del zaragocismo. Ataque y defensa se han visto cuestionados tras los últimos encuentros y su actuación se interpreta como un paso atrás en el rendimiento de un equipo que logró convencer en su victoria ante la Real Sociedad. Un solo tiro a puerta entre los dos partidos y cuatro goles recibidos, todos ellos precedidos de errores totalmente evitables, son los guarismos que han desatado la incertidumbre.

Desde la plantilla y la dirección técnica se admite el retroceso, aunque se trata de relativizar la situación. Un llamamiento al optimismo totalmente entendible, aunque en ocasiones poco creíble. Así, Javier Aguirre ha llegado a afirmar que le gustó más la imagen del equipo ante el Valencia que en el triunfo contra los donostiarras. Una valoración en la que tuvo en cuenta el trabajo destructivo que sus pupilos llevaron a cabo durante 80 minutos, en los que prácticamente no hubo fútbol en ninguno de los dos bandos.

La solidez defensiva parece una de las obsesiones de un equipo convencido de que la salvación se cimienta desde atrás. Una convicción que parece haber matado la mordiente ofensiva de la que había llegado a hacer gala los aragoneses. En el sistema del entrenador mexicano, todos los jugadores deben defender y eliminar el juego rival parece la prioridad. A partir de ahí, la contra por las bandas queda como principal recurso ofensivo. Sin embargo, las graves deficiencias mostradas en las jugadas a balón parado echan han conseguido negar la hipótesis inicial.

Para el choque en el Calderón, el entrenador blanquillo ha confirmado su intención de realizar algún cambio tanto en el once inicial como en la táctica a desarrollar. Sin embargo, el fondo, a tenor por las palabras esgrimidas por Fernando Meira en rueda de prensa, parece el mismo. Jugar con el cronómetro y las necesidades atléticas se dibujan como la vía más rápida para capturar algún punto en el frenopático rojiblanco.

Rival en problemas

Porque si se habla de nervios en el Real Zaragoza, se debe de hacer lo mismo en el seno del Atlético de Madrid. El conjunto colchonero lleva siete partidos sin conocer la victoria, una racha inconcebible para una escuadra ideada para codearse entre los grandes. Varias son las miradas acusadoras que han decidido posarse sobre su entrenador, Gregorio Manzano, que podría ser destituido en caso de derrota.

La situación de los atléticos parece límite y podría acrecentarse debido al hecho de que el encuentro ha sido designado Día de las Peñas. Esta especial consideración asegurará una buena presencia en las gradas del Vicente Calderón, con más de 400 agrupaciones rojiblancas llegadas desde toda España. Un juicio público que podría servir en interés zaragocista.

Para el encuentro, Javier Aguirre cuenta con los mismos hombres que convocó el miércoles ante el Valencia. Lanzaro, que no se pudo entrenar el viernes por problemas gástricos, parece recuperado y estará a servicio de Aguirre. Por parte local, Manzano solo tendrá la baja del extremo Juanfran.

Posibles alineaciones

Real Zaragoza: Roberto, Juárez, Lanzaro o Mateos, Da Silva, Paredes, Meira, Ponzio, Barrera o Juan Carlos, Luis García, Lafita y Postiga.

Atlético de Madrid: Courtois, Silvio, Miranda, Domínguez, Filipe Luis, Gabi, Tiago, Diego, Arda Turan, Adrián y Falcao.