ALPINISMO

El circo del Lhotse

Pauner aclara desde el campo base las confusas informaciones sobre su 11ª conquista

Javier Pérez (izqda) y Carlos Pauner el sábado pasado en la cima del Lhotse, a 8.516 metros.
El circo del Lhotse
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Carlos Pauner y Javier Pérez, los dos alpinistas de Montañeros de Aragón, salieron el 4 de abril rumbo a una nueva aventura en el Lhotse: para el primero, encadenar su undécimo ochomil; para el segundo, estrenar su palmarés himalayista con una cima de caché. Los dos lo consiguieron el pasado sábado. Un éxito que compartieron con sus compañeros de cordada: Juanjo Garra, Juanito Oiarzabal, Carlos Soria y Lolo González. Y que también disfrutaron Isabel García, Roberto Rodrigo y Miguel Ángel Pérez. Lo que había sido una ascensión en cuatro jornadas impecable, se tornó en un descenso de tres días lento y extenuante que acabó el lunes con Lolo y Rober evacuados en helicóptero e ingresados en el Norvic Hospital de Kathmandú, y Oiarzabal en camilla víctima de un agotamiento extremo por deshidratación. Los dos aragoneses, y el resto de montañeros, llegarán hoy a la instalación médica para ser tratados de sus dolencias: Pauner de una fuerte afección de garganta, y Pérez, con posible congelación en los dedos de los pies.


Aunque en el campo base del Everest/Lhotse (5.380 metros) se puede twittear con normalidad, a 8.516 metros, en la cuarta cima más alta de la tierra, la comunicación verbal es muy compleja. Así, la transmisión de la información, si no se cuenta en primera persona, pierde bastante de su credibilidad. La historia de lo sucedido en el Lhotse, desde el sábado hasta el lunes, cuando todos los protagonistas alcanzaron un campo base que vivió entre la «incertidumbre y el miedo», como lo describe Edurne Pasaban en su web, no es limpia; sufre tachones, añadidos en los laterales, rectificaciones y aclaraciones. Un desbarajuste de relato que solo los montañeros han podido darle una lógica cuando han desaparecido los walkies de altura, los teléfonos satélites y el boca a boca.


En el campo base se ha terminado el drama. Ayer, aunque con dificultad, se expresó Carlos Pauner. Su responsable de prensa, Amor García, plasmó su discurso en la web oficial del jaqués: quiso dejar claro que «en ningún momento he tomado oxígeno (en el campo 4), y si no que pregunten a mis compañeros que eran los que estaban conmigo». ¿Por qué Pauner se ve obligado a decir esto? El domingo por la mañana saltan las alarmas: «Pauner está en el C4 con oxígeno por edema cerebral. Le hemos pautado 8 mg de dexametasona. Parece que no encuentran el botiquín de altura». La información procede de la doctora María Antonia Nerín, que junto con el también doctor del Hospital Clínico de Zaragoza José Ramón Morandeira, han permanecido mes y medio en el campo base para continuar con el proyecto 'Compromiso del Servicio Aragonés de la Salud con la Asistencia Médica en situaciones de Extrema Periferia-Expedición Lhotse 2011'. Los galenos no se encontraban el sábado en el campamento del Everest. Cuando conocieron lo que ocurría en el descenso del Lhotse, Nerín y Morandeira estaban bastante lejos, en la localidad de Kunde.


Pese a no estar presente en el campo base, donde sí permanecían otros doctores como Carlos Martínez, del Máster de Medicina de Urgencia en Montaña de la Universidad de Zaragoza que codirige, Mónica Piris y Pablo Díaz, Nerín envía partes médicos durante todo el domingo -un día muy intenso por la incertidumbre de la desaparición de Lolo González-, el lunes y ayer basados en conversacionesa telefónicas con el campo base. La propia Nerín tuvo que desdecirse de datos que había aportado, admitiendo que «muchas de las manifestaciones que se han hecho estas 48 horas no se corresponden, para nada, con la realidad». Pero el daño, especialmente en lo que afectaba a Pauner ya estaba hecho: la aportación de oxígeno no hubiera validado la cima, tal y como está enfocado el proyecto de ascender los 14 ochomiles sin artificio. «Entiendo que con tantos problemas que ha habido en el descenso del Lhotse, haya podido haber confusión. Pero yo en ningún momento he tomado oxígeno. Si lo hubiese hecho en el C4 o en el descenso habría bajado más rápido, sin problemas y ahora no estaría así. Ha sido un descenso tremendamente duro; he sufrido y luchado mucho por ascender y descender el Lhotse como siempre lo hago, sin oxígeno» aclara contundente Pauner, que da las gracias por los cuidados a Martínez, Piris y Díaz: «Ellos son quienes me han atendido en el base y les estoy enormemente agradecido».


Por otro lado está la solidaridad de los montañeros, que volvió a manifestarse al establecerse un rescate de altura para sacar a Lolo González del C4 que coordinó desde el campamento base el equipo de Edurne Pasabán. Pauner, que compartió el C2 con todos los protagonistas de esta crónica, reitera en varias ocasiones su deseo de «agradecer infinitamente a Benegas (Patagonian Brothers) y Rusell Brice (Himex) el esfuerzo y la humanidad que han demostrado con el rescate de Lolo». Y también puntualiza el desencuentro que tuvo con Damián Benegas que, al verle extremadamente cansado, le ofreció oxígeno. Pauner lo rechazó diciendo: «Muchas gracias, pero yo subo y bajo los ochomiles sin oxígeno». Y así lo vuelve a repetir en el campo base.


Hoy, Pauner, Pérez y el resto de la expedición saldrán en helicóptero (práctica habitual para dejar el campo base) con destino Kathmandú. Tras su paso por el Norvic Hospital y completar los trámites burocráticos, como reunirse con la cronista Elisabeth Hawley, tratarán de adelantar el regreso a Zaragoza, que en un principio esperan que sea el domingo.