REAL ZARAGOZA

Javier Aguirre: "Vengo a entregarme, no a trincar"

El nuevo técnico subraya su confianza en las posibilidades de la plantilla actual. Garantiza trabajo y exige a los jugadores actitud, compromiso y sacrificio. Asume el reto de salvar al Zaragoza y solicita un mínimo periodo de aterrizaje.

Javier Aguirre, durante la entrevista para HERALDO
Javier Aguirre: "Vengo a entregarme"
OLIVER DUCH

¿Ya sabe adónde ha llegado?

Me estoy enterando. Elegí el Zaragoza porque fue el equipo que me llamó. Tal cual. Llevaba tres o cuatro meses de vacaciones. He viajado a China, a Vietnam. He estado visitando a mis hijos, ya que uno vive en Roma, otro en Miami y el tercero en Liverpool. De repente, me llamó Agapito y en un día lo cerramos. ¿Por qué? Tenía ganas de volver a España y Zaragoza es una oportunidad única, de oro. Digo esto porque es un club histórico de la liga española. Mis padres son españoles, vascos, y veíamos siempre la Liga en México. Y el Zaragoza siempre estaba ahí, en Primera. Es un club de tradición copera, un equipo del segundo escalón, solo por debajo de Real Madrid y Barcelona. A la altura de Valencia, Sevilla o Atlético. El Zaragoza no es cualquier club.


¿Sabe que desde hace unos pocos años ya no es ese Zaragoza?

Maticemos. Sí y no. Carga con una historia brutal. Carga con una masa social tremenda. La gente sabe quiénes fueron Los Magníficos, los equipos de la Recopa y de las Copas. Por aquí han pasado entrenadores y jugadores de miedo. También estuvieron Atlético, Valencia o Sevilla en Segunda División. Y ahora el Betis. A todos, menos a tres equipos, les ha pasado. ¿O no? ¿Nos tocó bajar? Pues ya está, esto es así.


¿Cómo se llega a un acuerdo con Agapito Iglesias en un día, sabiendo la delicada situación económica del Zaragoza y que usted no es un entrenador sin caché?

Cierto. Pero uno debe entender que no todo es dinero en la vida. Yo tenía ofertas de Qatar y Arabia. Propuestas mareantes, para retirarme. Mi mujer y mis hijos decían: “Joder, papá, vámonos para allá, no lo pienses”. Era pasta gansa. Yo hablo inglés perfectamente. Pero, ¿qué se me ha perdido a mí en Qatar? Ya digo, me podía retirar. Sin embargo, la vida no consiste solo en eso. ¿Cómo llego a un acuerdo con Agapito? Nos sentamos, hablamos de lo deportivo, metimos a los representantes y a su gente, y negociamos. Tardamos un poco más, pero 4 más 4, más 2 más 2, más 6…, daba lo mismo. Le dije a mi representante que yo quería dirigir al Real Zaragoza. El dinero es lo de menos. Con esa premisa, todo lo que venga o no, es bueno.


¿Sabe que es el séptimo entrenador de la era Agapito? Hablamos de cuatro años. Usted, solo en Osasuna, cubrió el tiempo que Agapito lleva aquí poniendo y quitando entrenadores.

Cierto es. A mí me gusta quedarme mucho tiempo, hasta que no dé más de sí. En Pachuca, estuve tres años, cuatro en Osasuna y casi tres en el Atlético. Me gusta estar en los sitios. Y Zaragoza me ofrece un buen proyecto. Hombre, ahora pasa por una situación delicada, está con la amenaza del descenso, pero yo garantizo que, si la cosita mejora y sale bien, aquí me soportarán un buen tiempo.


Sería una buena señal…

Claro, para la entidad, para la gente, para Agapito y para todos. Uno no puede trabajar tapando agujeros. Eso toca ahora. Me gusta empezar los proyectos. Estoy casado y tengo familia, me gusta la estabilidad laboral. Entiendo que esta profesión no te garantiza nada y que tres resultados ponen a temblar a todo el mundo. ¡Cuántos proyectos se han derrumbado con tres malos resultados o una goleada histórica!


Este Zaragoza ha triturado a un entrenador que aquí es santo y seña, como Víctor Fernández. También, a un preparador con títulos y prestigio, como Jabo Irureta. Y ha triturado a un técnico joven, Marcelino, considerado entonces como el de mayor proyección de España. ¿Por qué no va a triturar a Aguirre?

Buena pregunta. Todos los técnicos tenemos una fecha de caducidad. Esto no es Inglaterra, no te pegas 25 años ni 12 ni 14, como Wenger. Aunque ahora están tomando tanto lo bueno como lo malo de otras ligas y ya comienzan a limpiar entrenadores que da gusto. Hoy empiezo y mañana terminaré. Mañana o al año que viene. O dentro de cinco. Pero, cuando lo haga, espero salir como de Osasuna y Atlético: dejando las puertas abiertas y con el deber cumplido. El objetivo hoy es la permanencia y no hay más, por lo que tiene el club, pero posteriormente el Zaragoza debe trazarse cosas importantes como entidad importante que es. Y al final del cuento, esperemos que dentro de varios años, si me tengo que marchar, porque la vida continúa y los habrá más jóvenes, más guapos o más baratos, lo pueda hacer tranquilo. Mirando de frente a la gente y con la conciencia limpia. Se podrá decir que me equivocaba o que era terco, pero también que el tipo trabajó.


Usted sobrevivió casi tres temporadas al volcánico banquillo del Atlético. Encadenó cuatro campañas en Osasuna. Esa estabilidad es significativa en el mundo de los entrenadores. ¿Cómo se consigue?

Con un poco de suerte, estando contento y cómodo. Me gusta trabajar, aunque no todo es miel sobre hojuelas. Hay altibajos y derrotas. Pero me gusta quedarme en los sitios. Ya, en México, pasé en Pachuca tres años y era un club ascensor. Hasta que ganamos el primer título. Ahora lleva cinco. Me refiero a que uno no viene a este negocio a trincar así o a trincar asá. Vengo a entregarme y a que se me entreguen. Yo veo a Agapito, a los jugadores, a Paco (Checa), a Antonio (Prieto), a Pedro (Herrera) o a Charly (Cuartero), y están ávidos de estabilidad. Todo el mundo la quiere. Ustedes también, como principal medio de comunicación de esta Comunidad. Tampoco les interesa que se cambie de entrenadores o jugadores. Con el Zaragoza ganamos todos. Por supuesto, también la afición. A ver si logramos entre todos la estabilidad. La estabilidad te la dan los resultados y los resultados te los dan los jugadores. Y, quien les dice cómo, es quien está sentado ahora mismo delante de ustedes. Sé que hay esperanzas centradas en mi persona. No rehúyo del reto, pero no soy un mago. No voy con la varita mágica y el lunes ganamos 0-4 solo con mi llegada. Podemos ganar, perder y empatar, pero hay que jugar de una manera de la que la afición del Zaragoza se sienta orgullosa.


Estuvo expuesto a la tremenda presión que rodea a un club como el Atlético y a la exigencia que siempre genera una selección de un país tan futbolero como México. ¿Llega vacunado a Zaragoza?

Sí, pero, ojo, hay que ser justos. La presión está en todas las partes. Zaragoza es una plaza exigente y futbolera. Yo aquí he sufrido como rival y he visto sufrir a los locales, que saben y pitan. Y los medios son “cabrones”, por decirlo en el buen sentido mexicano, son sabios y exigentes. Sé dónde vengo. Estoy vacunado, pero aquí, el día a día es una experiencia máxima, porque al entrenador hay que exigirle.


La afición de La Romareda le recuerda por un altercado con el doctor Villanueva, cuando usted realizó un gesto que mandaba al equipo a Segunda, como así ocurrió al final de la temporada...

Hay cosas que en el terreno de juego siempre se quedan ahí. Uno defiende sus intereses, yo estaba nervioso y eran momentos delicados para los dos equipos. Ciertamente, no recuerdo el gesto. Pero no niego que fue un error por mi parte. Haya dicho lo que haya dicho, o haya hecho lo que haya hecho, un entrenador de fútbol no puede ni debe hacer en el campo un gesto de ese tipo. Por ética profesional. Y si lo hace, lo hace de manera privada. Recuerdo un cruce de declaraciones, aunque no el gesto. No me gustan estas cosas. Un técnico debe demostrar estabilidad emocional y yo no la demostré. Pido mis disculpas públicamente. Ahora, estamos del mismo lado y es un señor encantador.


Su carrera, aunque suele firmar contratos anuales, la determinan proyectos largos y continuados en el tiempo. Ahora coge un equipo bajo las urgencias, algo a lo que no está acostumbrado. ¿Cambia esto el enfoque de su método?

Esta situación es nueva para mí. Me gusta diseñar mis equipos, preparar bien una pretemporada, proyectar e ir haciéndome una ruta crítica de cuántos puntos voy a necesitar. Esto es distinto. Estaba en Liverpool, viendo el Everton-Arsenal y todo cambió. Un entrenador siempre tiene el equipaje listo para irse o para llegar. La familia lo sabe. Lo he hablado con Agapito. En el partido de Getafe, puede pasar cualquier cosa, nosotros somos una incógnita y ellos van justos de resultados. Se dice que un entrenador es un revulsivo, pero ya veremos cuál es la actitud y si entra o no la pelotita. El Zaragoza no mereció perder ante el Sevilla y perdió, no mereció empatar contra el Deportivo y empató, no mereció empatar contra el Valencia y empató, y no mereció empatar contra el Hércules y empató. Ya tengo todos los partidos en la cabeza. El Zaragoza debería llevar cuatro o cinco puntos más, aunque, si eso hubiera pasado, yo no estaría ahora aquí.


¿Cómo piensa sacar algún punto de aquí a que se abra el mercado de invierno en enero? Hasta Navidad, el calendario dice Getafe, Villarreal, Almería, Real Madrid y Osasuna.

Son cinco partidos feos. Luego, a la vuelta, tendremos dos en casa, pero estos cinco de ahora son temibles. Es lo que hay, debemos jugar contra todos. Por primera vez en mi carrera en España no quiero hacer planes, ni pronósticos ni cuentas. Quero ir partido a partido. No pienso más allá de Getafe. Y así, hasta mayo.


¿Qué diagnóstico le ha dado tiempo a confeccionar del equipo?

Está serio. No triste, pero sí con ganas de jugar contra el Getafe. Ha sido una semana larga, con cambio de míster, y ellos se sienten corresponsables de la decisión. Es normal, ellos son los que juegan y los técnicos los que pagan los platos rotos en el fútbol. Los chicos están con las ganas de demostrarse a sí mismos que son capaces, de que no merecen estar en el lugar que ocupan en la tabla teniendo en cuenta su calidad. Miran a otros equipos y no encuentran una relación entre lo que han hecho en el campo y los puntos. Se rompieron los cuernos en Valencia, Sevilla, Santander y La Coruña, y no hallaron recompensa. Fue injusto. No es culpa de nadie, pero es culpa de todos. Dicen: “¿Qué pasa? Hacemos más, y tenemos menos”. Están disgustados contra no se sabe quién.


Quizá la causa esté en esa calidad, en delanteros que no marcan, en laterales que juegan fuera de sitio, en centrales lentos, en la poca combinación, en que la pelota no sea una solución… Más que un problema de actitud, es de aptitud…

Ya decía Menotti que esto era actitud más aptitud. Respeto su postura. Ustedes conocen más al Zaragoza, yo solo lo conozco por vídeos. Tenemos tres delanteros, con dos ya he trabajado (Braulio y Sinama) y al pequeño colombiano no lo conozco. No es menester solo de los delanteros marcar. A mí no me sirve un delantero con 20 goles y que el equipo esté en descenso. Prefiero tener 20 jugadores con un gol y estar en puestos de UEFA. La clave es cómo llevamos la pelota y quién concluye. La defensa y el trato al balón es trabajo. Hay calidad y mimbres. Si no lo creyera, no lo diría. Y, una cosa, los cuatro o cinco chavales de la cantera que he visto tienen condiciones. Tanto que, probablemente, uno de ellos, Kevin, juegue de titular en Getafe. Y lo conozco de un par de entrenamientos. Me ha sorprendido, como también lo han hecho Ramiro, Ismael, a quien ya conocía de Pamplona, o Edu. Son canteranos y nos ayudarán, pero las castañas del fuego las deben sacar el entrenador y los jugadores de jerarquía.


¿Con qué jugadores de jerarquía se ha encontrado?

Leo Franco y Doblas, nada más ni nada menos. Pedazo de porteros. También tengo a Gabi y Edmilson, gente con jerarquía en el fútbol nacional e internacional. Están los chicos italianos, el serbio que jugó el Mundial (Obradovic), Jarosik estuvo en el Chelsea, Sinama en el Liverpool, el Sporting de Lisboa y el Atlético, Ponzio jugó en River Plate, Diogo vino del Real Madrid y es internacional uruguayo, el otro chiquito hizo goles en Argentina (Marco Pérez), y Jorge López y Lafita tienen calidad para regalar. Estos dos los pones ahora en el mercado y te los quitan. Mire, cuando yo vine a España en 2002, Jorge López era un crack. Y hoy, aunque con ocho añitos más, sigue siéndolo. No podemos flagelarnos. Nuestra plantilla es bastante buena de calidad. ¿Qué demos hacer? Conseguir un triunfo que pueda girar las inercias. Y también las convicciones y los compromisos. Les digo: “Tú eres mejor, no se te puede olvidar jugar al fútbol”.


¿Es más motivador que entrenador?

¿Cree que hay tiempo para hacer algo en dos entrenamientos? Ni el mejor entrenador del mundo podría. Pero, en dos días, sí que puedo decirle al jugador: “Espabila. Ya se ha ido un entrenador y yo no me quiero ir. Así que toca romperse los cuernos”.


Siempre se ha distinguido por ser un entrenador versátil y flexible desde el punto de vista táctico. Se adapta a lo que tiene. Viene ensayando con un 4-1-4-1. ¿Supone esto que su Zaragoza se asemejará más a su selección mexicana de la última Copa del Mundo que a su Atlético de Madrid u Osasuna?

Sí, será algo parecido a lo que empleé con México. Es un esquema muy flexible, que nos permite jugar en 4-3-3, como lo hacía México, e incluso convertirnos en un 5-3-2, metiendo atrás a Edmilson y subiendo con carrileros. Pero, sobre todo, me centraré en la pelota. Sé que Zaragoza ha sido una plaza de jugar el fútbol.


Dice que tiene mimbres para dominar la pelota. Sin embargo, la clasificación dice lo contrario...

Bueno, ya lo dirá. Yo les pico el orgullo a los futbolistas con eso. Les digo que deben demostrarme y demostrarle a los demás que tienen más calidad de lo que se dice.


Sus equipos, especialmente Osasuna, un conjunto de perfil medio-bajo, siempre han trasmitido carácter, solidaridad y cultura del esfuerzo. ¿Ha detectado en el Real Zaragoza el tipo de futbolistas adecuado para inculcarles esas ideas?

Deberán hacerlo igual. De lo contrario, no van a jugar. Pondré a los chavalines. En el fútbol, hay que correr mucho y pelear. Luego, ya veremos. En el Zaragoza, tenemos lo más caro, el trato del balón y la calidad. El luchar es algo inherente al fútbol. Ustedes matarían por jugar en Getafe, aunque fuera una vez en la vida. ¿O no? Hay miles de personas que pagarían por jugar. A eso apelo. Somos unos privilegiados y defendemos nuestro honor. La vida está difícil, la economía es complicada, y nosotros (entrenador y futbolistas) contamos con un salario y una responsabilidad social importante. Y tenemos un trabajo. En un país con el 20% de parados, trabajar es un privilegio. Tenemos que darle gracias a Dios y jugar al fútbol, que es lo que sabemos hacer.


Ya conoce la plantilla, pero quizá le falten partidos para completar su análisis…

(Aguirre interviene). Eso es, hay que esperar. Un partido puede salir rana. Yo propongo una tregua hasta Navidad. No es un calendario fácil, pero veremos a ver.


Se lo decía porque usted sorprendió en su presentación por su convencimiento de que la actual plantilla no precisa de refuerzos. ¿Sigue manteniendo esa seguridad?

La plantilla merece el beneficio de la duda. Me gusta el equipo, lo que he visto, los entrenamientos, los chavales… El presidente ya me dijo que no había un duro, que estábamos en economía de guerra. Ya veremos, si Uche en enero o febrero no se ha recuperado, a lo mejor. Pero, hoy por hoy, con lo que tenemos, me vale para mi proyecto de sacar 35 puntos más de los que tenemos. Quedan aún 27 partidos y 81 puntos. Estamos hablando de conseguir menos de la mitad, en torno al 40%. Sin duda, me alcanza para la permanencia. Me lo dijo el presidente: “No hay dinero y el objetivo es la permanencia. ¿Aceptas?”. Y acepté. Hoy no tengo otra ilusión mayor que obtener la salvación del Real Zaragoza.