Históricamente, el Real Zaragoza ha sido una casa de grandes delanteros centro. Casi de manera tradicional, una vasta nómina de arietes han conformado el linaje del león rampante, uno de los más nobles de los que figuran en Primera División. Grandes goleadores que, durante décadas, han sido motivo de orgullo y disfrute del zaragocismo.

Desgraciadamente, durante las últimas temporadas, esta trayectoria parecía perdida entre las ruinas de una institución sumida en los que, probablemente, sean los peores años de su historia. No en vano, en el mundo del fútbol los goles se traducen en dinero y, con la Sociedad Anónima Deportiva inmersa en un proceso concursal, la sola idea de conseguir un anotador de talla contrastada parecía mera quimera.

Desde Joaquín Murillo, el goleador más prolífico de la entidad blanquilla con 113 dianas en 176 partidos, hasta Diego Milito, quizás el último gran atacante de referencia para la grada de La Romareda, que consiguió 61 tantos en 125 encuentros, es difícil imaginar al conjunto aragonés sin un jugador referencia al frente. Marcelino, 'Lobo' Diarte, 'Pichi' Alonso, Rubén Sosa, Juan Eduardo Esnáider, Savo Milosevic o David Villa, entre otros, son nombres que han marcado generaciones enteras de devoción blanquilla. Leyendas en busca de un digno sucesor.

Durante la pasada campaña, ninguno de los cuatro jugadores llegaron a rotar en la posición de delantero centro consiguieron mostrarse a la altura en este aspecto. Ikechukwu Uche, Braulio, Marco Pérez y Sinama Pongolle conformaron un póquer que solo fue capaz de facturar nueve tantos en total. El máximo realizador del cuarteto fue el futbolista francés, que hizo cuatro tantos. Más agradable fue la situación hace dos temporadas, especialmente tras el mercado invernal. Humberto Suazo y Adrián Colunga se confabularon para rubricar seis y siete dianas respectivamente, liderando una revolución por la salvación. Sin embargo, la corta estancia de ambos en el club aragonés les privó de una consolidación como ídolos blanquillos.

Digno aspirante

Sí que parece en el buen camino Hélder Postiga. Tras su gol del domingo, el portugués suma cuatro esta temporada y ha despejado las incógnitas sobre su capacidad de producción generadas a lo largo de su carrera. Además, su brega e intensidad durante los 90 minutos han terminado de convencer hasta el más escéptico.

El delantero centro de la selección lusa se ha ratificado como un hombre de confianza a la hora de mandar el esférico a la caja, habiendo anotado cuatro de los 20 tiros que ha intentado, once de ellos entre los tres palos. Además, de manera oficiosa, el ariete zaragocista puede contabilizar el dudoso honor de acumular tres dianas invalidadas por fuera de juego. Ocasiones en las que también tuvo el tino de mandar el cuero hasta las mallas y que reflejaban que, en algún momento, llegarían las alegrías.

Evidentemente, todavía es pronto para comparar a Postiga con las grandes instituciones que han portado la camiseta del cuadro zaragozano. Aunque jugadas como el remate de chilena endosado a la Real Sociedad permanecerán, a buen seguro, en las retinas de los aficionados durante mucho tiempo.