Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes.

El penalti como consecuencia

Dámaso Arcediano Monescillo, tras decretar el penalti que transformó Maikel Mesa.
Dámaso Arcediano Monescillo, tras decretar el penalti que transformó Maikel Mesa.
Enrique Cidoncha

Viviendo en campo contrario, hay mayor probabilidad de que ocurran cosas. Lógica pura. La explicación –básica– de por qué al Real Zaragoza le han pitado más penaltis en siete días que en el resto de la temporada. La descripción de lo que viene siendo el equipo aragonés desde la llegada al banquillo de Víctor Fernández, de ese atrevimiento generalizado que, en cierto modo, atenúa las carencias ofensivas que persisten.

En Butarque, el Real Zaragoza dominó al líder con un 62% de posesión; miró más a portería (17 tiros por solo tres del Leganés); y fue mejor que su rival hasta encontrar recompensa en esa jugada enredada, polémica, que acabó premiando el innegable empuje de los de Víctor.

Creer es tan importante como crear. Y así, con más acumulación de futbolistas que mecanismos ofensivos, se consiguió igualar un duelo que parecía perdido; se consiguió sumar un punto primordial en el camino hacia la salvación, que parece más próxima que nunca tras los dos últimos resultados a domicilio.

Si la victoria en El Alcoraz de Huesca fue celebrada, no menos cantado fue el gol de Maikel Mesa en tierras madrileñas. Otra vez desde los once metros y como consecuencia de la insistencia de un bloque que sigue falto de creatividad –de talento, al fin y al cabo– pero practica un fútbol más desacomplejado.

Así, los grandes beneficiados son los peloteros. El Toni Moya que el pasado sábado firmó uno de sus mejores partidos de blanquillo; el Adrián Liso que se ha asentado en el once; el debutante Pablo Cortés y, por supuesto, el referido Mesa y esa pegada que lo mantiene como ‘pichichi’ sorpresivo y destacado del Real Zaragoza 2023-24.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión