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Julio Velázquez, en la cuerda floja

La humillante derrota contra el colista Amorebieta (0-1) deja en una situación delicada al entrenador.  Está previsto que el técnico dirija la sesión de recuperación del equipo en la Ciudad Deportiva el lunes. La compleja cadena de mandos del club impide una solución rápida sobre el futuro del entrenador. Ahora mismo, todo apunta a que se sentará en el banquillo contra el Valladolid. 

Partido Real Zaragoza-Amorebieta, de la jornada 29 de Segunda División, en La Romareda
Partido Real Zaragoza-Amorebieta, de la jornada 29 de Segunda División, en La Romareda
Oliver Duch

La sonrojante derrota contra el colista Amorebieta en el último segundo del partido deja a Julio Velázquez con el crédito en las últimas, atado al puesto ya solamente por una cuerda floja y débil que puede tener contra el Valladolid su última oportunidad. La postura oficial es la misma: confianza en el entrenador, quien está previsto que este lunes a las 10.30 dirija el entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva. Por este lado, nada varía, después de la larga conversación mantenida esta noche por Juan Carlos Cordero, Raúl Sanllehí y el consejero Mariano Aguilar con Velázquez en La Romareda.

 Ni siquiera la humillante forma de perder contra un Amorebieta que no había ganado fuera de casa, ni la cronificación de los problemas de un equipo inofensivo, inoperante y pobre condujo a los dirigentes del club a una decisión drástica sobre Julio Velázquez. Así las cosas, todo apunta a que el técnico seguirá esta semana a cargo de un grupo al que no le encuentra la tecla, no le aporta soluciones y no es capaz de darle un manual de uso futbolístico.

En la situación de Velázquez interceden diferentes factores que condicionan su destitución. Por un lado, la compleja cadena de mandos del club, con un centro de toma de decisiones heterogéneo, deslocalizado y con varias capas: la propiedad, sus consejeros y asesores principales, la coordinación técnica del grupo inversor, la dirección deportiva de Juan Carlos Cordero... En el Zaragoza, ya hay sectores preocupados por la falta de respuesta con Velázquez y el colapso del equipo. Ahora mismo, el principal sostén del técnico es quien apostó por él: Juan Carlos Cordero. El murciano, en una decisión personalísima en noviembre cuando había informes partidarios de otras alternativas con más experiencia y nombre en la rueda de entrenadores como Pablo Machín, quedaría ya muy expuesto con una destitución, poco más de tres meses después, de su designación para el banquillo. 

Cordero, después de cohabitar con Escribá -un técnico que ya estaba antes de su contratación- se sintió facultado para elegir su candidato. Así fue. La fallida apuesta que conllevaría un despido tan temprano lo dejaría sin escudo y en una situación aún más delicada, después de haber sido el director deportivo que más recursos económicos ha dispuesto en la actual etapa del club en Segunda, el cuarto límite salarial de la categoría.

Por otro lado, la destitución de Velázquez presenta otra dificultad: hallarle un relevo, un tercer entrenador para la temporada. Aquí, el mercado está vacío de opciones interesantes. Esta vez hay margen económico para un nuevo técnico, pero contratar ahora un entrenador conlleva condicionar también la próxima temporada. No es una solución sencilla. Más manejable es la apuesta por alguien de la casa, al estilo de cuando en 2017 se decidió darle el equipo a César Láinez de forma transitoria cuando se destituyó a Raúl Agné. Emilio Larraz, técnico del filial, sería el relevo natural si se apuesta por esta vía.

De momento, Julio Velázquez permanece en su sitio. Debilitado por partidos como el jugado y competido contra el Amorebieta. También con poca cintura para cambiar las cosas: síntoma de que la plantilla parece ofrecerle pocas salidas más.

Su balance en el Zaragoza ya se ha desnivelado en sentido negativo: tres victorias, seis empates y cuatro derrotas. La tendencia ahora es peligrosa: tres derrotas y un empate en las últimas jornadas. Aunque el fútbol no lo hace, las distancias con el play off (ocho puntos) le dan aire matemático a las posibilidades del equipo. Y ese es el clavo que aún en el club se le quiere dar a Velázquez en lo que ya es una crisis de entrenador con todas las letras.

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