Más enemigo que el Villarreal B

Sergi Enrich y Mollejo, en un entrenamiento de esta semana.
Sergi Enrich y Mollejo, en un entrenamiento de esta semana.
Guillermo Mestre

El partido de esta tarde, en el estadio La Cerámica, presenta para el Real Zaragoza más enemigos que el rival y titular del estadio, el Villarreal B, porque el conjunto de Julio Velázquez se enfrenta, sobre todo, a sí mismo, a las debilidades que ha acusado durante las últimas jornadas y que le costaron dos derrotas consecutivas.

No estamos, en este sentido, ante un choque cualquiera de la larga liga de Segunda, que este año, por otra parte, está ofreciendo más oportunidades que nunca. El litigio presenta un claro aspecto de autoexamen, del que acaso quepa hacer después lecturas reposadas de lo evidente y de aquello que se mueve entre líneas, en la luz blanca carente de contraste.

Por algún lado de las muchas caras que presenta el poliedro del fútbol debe mejorar el conjunto de Julio Velázquez, a quien se le debe reconocer, sin tapujos, el mérito de haber puesto un suelo a un bloque se precipitaba en caída libre; pero para el que no está encontrando vuelo.

Se mueve el Real Zaragoza entre un quiero y no puedo, entre la ilusión y la realidad, entre un sueño y el despertar en una esfera que no se comparece con los planes trazados para la campaña por los anhelos colectivos, los planes deportivos o las necesidades societarias y de inversión.

Si de algo debe huir el bloque de La Romareda esta tarde es de otra derrota, de un resultado adverso. También de una puesta en escena que siembre dudas mayores o que anuncie cierta tendencia, por más que estemos todavía en el mes de marzo y nada vaya a ser definitivo a esta altura.

Del Villarreal B, ya sabemos sus hechuras fundamentales, habida cuenta de que estamos ante un filial que tiene por misión primera formar, preparar, enseñar. No figura entre sus obligaciones esenciales, por tanto, el hecho de ganar, como valor tomado en sí mismo. Pero si en un momento dado surge la inspiración y el talento de su juventud, puede hacer daño a cualquiera, en particular en su estadio.   

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