Edgar Badía cumple con su misión

Fichado de urgencia, el nuevo portero ha tenido un alto impacto en el juego del Real Zaragoza. De momento, mejora los datos de paradas de Poussin, Rebollo y también de Cristian Álvarez

El inicio de la matinal fue similar al de la jornada anterior. Con los mismos protagonistas, incluido el delantero germano-turco Sinan Bakis, que volvió a llevar a cabo los ejercicios preliminares.
El inicio de la matinal fue similar al de la jornada anterior. Con los mismos protagonistas, incluido el delantero germano-turco Sinan Bakis, que volvió a llevar a cabo los ejercicios preliminares.
Rubén Losada/FotografiArte

En un brasero para los porteros como es la plaza de Zaragoza, los primeros pasos, los primeros momentos, los primeros partidos pisando el puesto, pisando el fuego de la portería de La Romareda, son decisivos para la supervivencia y la maduración en el puesto.

Edgar Badía lo está consiguiendo. Aún es pronto para lanzarle al aire y hacer sonar las campanas, pues en Zaragoza, y más aún en una posición tan evanescente y expuesta como la portería, todo cambia rápido; pero Badía ya está cumpliendo con la misión para la que se recurrió con urgencia a él en este mercado de enero en una rápida operación y acuerdo de cesión con el Elche.

Edgar está parando, pero parando además con pertinencia, como hizo en los primeros minutos de la segunda parte contra el FC Andorra: su reacción felina al cabezazo de Aurelien Scheidler resultó una intervención clave y salvadora para el Zaragoza por el momento, el contexto de partido, la situación…

Badía, como ya hiciera en su debut contra el Eldense cuando blindó un punto en el bombardeo local, con esa parada tuvo un impacto en el partido y, posteriormente, en su resultado. Todo pudo cambiar en esa segunda mitad para el Zaragoza, si esa pelota del Andorra acaba dentro nada más salir del descanso.

Badía, de este modo, está influyendo con su juego. No es un portero de restas, sino de sumas. El Zaragoza, así, de momento, ha cerrado la herida que se le había abierto en la posición. Un punto crítico en su rendimiento y nutriente agrio de debates durante las semanas previas al mercado de enero. Ni Poussin ni Rebollo habían garantizado fiabilidad como relevos del lesionado Cristian Álvarez.

La propia lesión del argentino y sus plazos de recuperación se habían convertido en un desesperante reloj de arena en el que los granos nunca caían. Un debate más que se ha cerrado: el alcance de esa dolencia, su tiempo de baja, ya no es un asunto de Estado en el Real Zaragoza ni una bandera de su actualidad.

Poussin se cavó él mismo su propia tumba. No lo hizo entre los palos, con errores de parada, técnicos o de ejecución, sino fuera de la portería, con deslices fatales más allá del oficio de parar. Todo lo contrario que Rebollo, portero transparente e inefectivo, poco protagonista cuando tocaba. En su caso, la fortuna se alió con él también más allá del arco, pues algunos de sus errores de bulto no tuvieron el castigo ni la resonancia de un gol encajado.

Badía ha cerrado esos debates y le ha inyectado seguridad y normalidad a la posición que más las necesita. Desde ahí, el Zaragoza puede ensanchar su capacidad de competir. Es fundamental para que el equipo pueda crecer tener una portería solvente.

En sus primeros dos partidos, Badía ha realizado seis paradas a los siete remates recibidos, tres realizados por el Andorra (primera portería a cero), y cuatro por el Eldense, que le marcó en una acción de balón parado. Su eficacia es, por lo tanto, del 85,7%, mejor esta temporada que Cristian Álvarez (79,3%), Rebollo (65,5%) y Poussin (37,5%), aunque, con solo dos partidos jugados, estos registros estadísticos aún no son concluyentes, pues no todos los remates recibidos, por ejemplo, son igual de fáciles de parar. Por ejemplo, dos porteros con un mismo porcentaje de paradas pueden haber enfrentado disparos muy diferentes en cuanto a su peligrosidad.

Para eso, para evaluar con mayor objetividad el rendimiento de un portero existe la métrica avanzada llamada Goles Esperados después de Tiro (PSxG). Un dato que tiene en cuenta la probabilidad de que un disparo sea gol principalmente en función de hacia qué zona de la portería va dirigido el balón y la velocidad a la que lo hace, es decir, variables que surgen después del disparo y no solo de la posición de ese disparo, lo que mide la métrica de los XG (Goles Esperados).

De momento, Badía ya es mejor que los otros tres porteros del Zaragoza este curso, aunque la muestra, con solo dos partidos jugados, aún es poco significativa. De acuerdo a los PSxG, el equipo debería haber encajado 2,2 goles con Badía. El nuevo portero, así, tiene un ratio positivo de +1,2 en relación a los tantos recibidos. Cristian, por su parte, tiene +1,1. Poussin lo tiene negativo: -2,4. Y Rebollo presenta el peor registro: -2,6. También en la estadística de dificultad de las paradas ante remates con probabilidad de gol, medida como PsxG por tiro a puerta recibido, Badía empieza a destacarse. Suma un 0,4 en este ratio, por el 0,33 de Poussin, el 0,25 de Rebollo y el 0,23 de Cristian. Es decir, Cristian para, pero se ha enfrentado a tiros ‘más sencillos’ de detener.

De momento, Badía ha aterrizado en su nueva garita de centinela con aplomo. Sus intervenciones suman y son puntuales. En el Zaragoza, esto último es esencial. Estar concentrado para el momento de actuar: más que parar mucho, un portero del Zaragoza debe parar cuando le toque hacerlo. En un equipo que quiere ser dominante y no recibir muchos ataques, tener un portero así, capaz de resolver las que le lleguen, muchas o pocas, es fundamental.

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