real zaragoza

Espanyol-Real Zaragoza: prueba de carga en Cornellá

l El Real Zaragoza examina la fiabilidad y la consistencia del ‘efecto Velázquez’ frente al potente Espanyol. El técnico castellano apunta a repetir la formación con la que se ganó al Leganés, con carrileros y Mollejo arriba. 

Entrenamiento del Real Zaragoza para prepara el partido contra el Espanyol
Entrenamiento del Real Zaragoza para prepara el partido contra el Espanyol
Francisco Jiménez

A la reparadora victoria del Real Zaragoza hace una semana contra el Leganés solo le falta una cosa: otra victoria más. La confirmación de que aquel destello es la estrella de Belén que debe guiar al equipo aragonés hacia su recuperación competitiva de la mano de la libreta de notas y el profundo discurso futbolístico de Julio Velázquez. La tarea no es sencilla. El Zaragoza, en pleno puente festivo y arropado por mil seguidores, se acerca a Cornellá, donde le espera uno de los gigantes de la categoría, el club con más recursos y más potencial. Un Espanyol de paso irregular, también ya con su segundo técnico de la temporada, Luis Miguel Ramis, pero que cuenta con calidad y variedad suficientes para regresar a Primera División por la vía rápida.

El Zaragoza tiene así una prueba de carga de la consistencia y la fiabilidad del ‘efecto Velázquez’. Después de la dramática puesta de largo de Albacete, la mano del cambio de técnico comenzó a apreciarse frente al Leganés. Ganó, y los triunfos son el mejor psicólogo del fútbol. El equipo detuvo su imparable caída y encontró respuestas a numerosos de sus interrogantes.

Ante todo, Velázquez le dio una fórmula. Un giro hacia un sistema de juego elástico y ágil; asentado en unos cimientos de tres defensas centrales; estirado y abierto por un carrilero-lateral en la derecha (Gámez) y por un carrilero-extremo en la izquierda (Valera); organizado en su tramo medio en un rombo vivo de asimetrías y compensaciones; y afilado arriba por la hiperactividad de un punta de amplio radio de acción. Esa fue la estructura del equipo, un 3-3-3-1 o 5-4-1 según las fases del juego, articulado en un doble rombo en el que Aguado ejerció de vértice superior en el formado con los tres centrales y el inferior en el configurado con los tres medios (Moya, Francho y Mesa).

Más allá de los números, el Zaragoza se caracterizó por una premisa: presentó más alturas en el campo y se desplegó por más carriles, de ahí sus mejores modos con balón a la hora de asociarse y producir juego, pero también sin la pelota, lo que favoreció su capacidad de robo. El Zaragoza ganó líneas y opciones de pase, su mayor organización le permitió ocupar mejor los espacios y siempre tuvo jugadores cerca apoyando las pérdidas. Tuvo equilibrio, verticalidad y dinamismo. Y también otros componentes menos materiales: intensidad, concentración y energía.

Las esencias de este modelo deberían marcar ahora los pasos de Velázquez, por encima del dibujo táctico. Fue un punto de partida sobre el que construir el futuro y que explotó a sus mejores futbolistas disponibles en los espacios naturales donde más rinden. Frente al Espanyol, todo apunta a que el Zaragoza mantendrá la misma idea y la misma formación. El técnico seguirá sin contar con los lesionados Cristian Álvarez, Nieto, Lecoeuche, Azón y Bakis, aunque recupera a Lluis López, otra opción útil para la defensa de tres de Velázquez.

En el Espanyol, son baja los lesionados Víctor Ruiz y Nico Melamed. Vienen de eliminar esta semana al Valladolid en Copa del Rey y perdieron la pasada jornada en Oviedo. Cuartos, con seis puntos más que el Zaragoza, se organiza en un 4-4-2 al estilo de Luis Miguel Ramis, en el que Puado es su figura más brillante, el verso libre de un equipo con pegada y llegada, en el que intimidan Braithwaite y Pere Milla. Álvaro Aguado o Keidi Bare son las principales dudas de Ramis, quien fuera el ojito derecho de Juan Carlos Cordero en el Tenerife. En el cuadro ‘perico’, aún pervive Leandro Cabrera, quien forma una pareja de centrales con Calero que suele sufrir a cambio abierto. Por ahí, puede tener aire el Zaragoza, en un partido de alto nivel individual y con aroma clásico y nostálgico, de tiempos mejores: hace 17 años estos equipos estaban jugándose toda una final de Copa del Rey.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión