Las verdades de Fran Escribá

Foto de Fran Escribá, entrenador del Real Zaragoza
Foto de Fran Escribá, entrenador del Real Zaragoza
Toni Galán

A Fran Escribá se le entendió perfectamente en la mañana del sábado, cuando, en rueda de prensa, abordó su modo de ver el encuentro de esta noche y el porvenir de su equipo. El técnico fijó como objetivo de la temporada la permanencia, la salvación; es decir, la consecución de los afamados cincuenta puntos que, según señala la estadística, significan la continuidad en la Segunda. Dejó a un lado el técnico valenciano ese discurso del mirar hacia arriba, tan repetido, por otra parte, a lo largo de la campaña por diversos protagonistas, ya sean jugadores o directivos, y se centró en la realidad palmaria. Este Real Zaragoza, como nos resulta evidente a casi todos, no está para altos vuelos, para pensar en la zona noble o en reacciones extraordinarias. Su cota deportiva es la que es, por más que se cante a la esperanza, trate de venderse ilusión o se retuerza el lenguaje. Por fin encontramos en el seno del club un mensaje público, no dicho ‘sotto voce’, que casa con la verdad del equipo y que comparece con aquello que vemos cada fin de semana sobre el terreno de juego.

Si el Real Zaragoza es capaz de vencer esta noche en el estadio de La Rosaleda al Málaga, dará un paso importante en la búsqueda de la permanencia, porque abrirá un margen de seguridad apreciable con los puestos más comprometidos de la tabla y porque, asimismo, dejará atado al fondo, con un peso muerto, al conjunto malacitano. Ibiza, Lugo, Málaga.... De esto se trata. De ver qué sucede abajo, para que no suban las aguas, la presión o la ansiedad.

La empresa, como asimismo relató Fran Escribá unas horas atrás, no es otra que procurar un discurrir más o menos tranquilo hasta final de campaña, en tierra de nadie, ante un calendario que, además, marca importantes exigencias a la escuadra aragonesa.

Hoy es noche para sumar. Para vencer a un rival directo. Sí, a un rival directo. No lo era el Alavés la pasada semana, por lo que tampoco dispone de mayor importancia el hecho de que infligiera al Real Zaragoza una derrota abultada en La Romareda, de esas que en otro momento y en otras épocas no se pasarían por alto. En modo alguno resulta trascendente el precedente inmediato. Hoy es otra historia, la que más concierne y atañe, dadas las circunstancias.

En este sentido, es de agradecer la honestidad de fondo de la palabra pronunciada por Fran Escribá, al margen de que al mismo tiempo refleje su talante personal, modo de entender el fútbol y forma de relacionarse –dentro de su papel– con la opinión pública y la afición. Cuando así se está expresando el segundo entrenador de la temporada, rara vez puede mirar el equipo, el Real Zaragoza, hacia arriba. Cuando el proyecto inicial quedó arrumbado por la crisis de otoño, el indicativo dictó algo muy distinto que esperanzas elevadas. Cuando fue preciso destituir a un director deportivo y acceder a otro ejecutivo, Juan Carlos Cordero, teniendo este último contrato en vigor en otra entidad, también se transmitió una señal de cierta necesidad o, al menos, inestabilidad.

Este es el contexto general para un equipo que debe pensar, sobre todo, acerca de dónde extraer cinco victorias más hasta final de curso, más algún que otro empate, con Iván Azón y Víctor Mollejo lesionados y Pape Gueye, el delantero estrella fichado en el pasado mercado de verano, en estado de nebulosa. Bebé ha aportado aire fresco, profundidad y gotas de calidad. Pero nunca ha sido el caboverdiano un goleador de largas secuencias, sino puntual. Sobre las espaldas del joven talento Pau Sans tampoco cabe descansar los pesos enteros que arrastra el actual Real Zaragoza en esta faceta.

El plan de Fran Escribá para esta noche pasa por mantener la puerta propia intacta, salvaguardada de riesgos graves, a ser posible, y generar cuantas ocasiones sea posible, en el afán de que alguna de ellas termine de modo adecuado. El problema de la falta de gol –otro de los puntos señalados por el entrenador– es carencia de hoy y mal estructural desde hace varios años

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