La vuelta a Castilla del Real Zaragoza, días de máxima relevancia

Del viernes 15 al miércoles 20 del presente diciembre, la plantilla del Real Zaragoza pisará tierras de Cuenca, Albacete, Toledo, Madrid, Ávila, Segovia, Valladolid, Burgos y Soria para jugar dos partidos definitorios: uno, el sábado en el campo del Albacete Balompié, y otro, el martes próximo, en el estadio de Zorrilla ante el Real Valladolid. Son los caprichos del calendario de la actual liga, que juntó las dos salidas consecutivas que suele ofrecer la combinatoria durante el año justo en el final de diciembre, en la antesala de las breves vacaciones de Navidad y, por último, en tan solo 72 horas, pues la jornada 20ª está programada en días laborables.

Al Real Zaragoza renqueante le toca recorrer buena parte de la Meseta, pues su plan de viaje ha terminado descartando el regreso a casa entre partido y partido. Se considera un cansancio extraordinario que, de alguna manera, se palía llevando a cabo esta excursión de seis fechas por todas esas provincias de las actuales Castilla-La Mancha y Castilla-León, otrora Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, muchos lugares de los Campos de Castilla machadianos que van a ser el escenario en el que, singularmente, el equipo zaragocista defina su futuro más inmediato en una liga llena de problemas clasificatorios y de juego.

Van a ser días de máxima relevancia para Natxo González y sus jugadores. El Real Zaragoza llega a esta doble cita lejos de La Romareda en el puesto 13º, con solo 22 puntos, a tiro de piedra del montacargas del descenso a Segunda B (la Leonesa, que marca el letal ras en el 19º escalón con 19 puntos, tiene al alcance a los zaragocistas). Todo lo que no sea ganar los dos partidos -Eguaras abogó por ello este miércoles y Ratón ha reincidido el jueves en la misma tesis- y volver a las fiestas navideñas con 6 más en el haber blanquillo en la tabla puede ser sinónimo de vértigos y mareos preocupantes. Lo mínimo a considerar estaría en torno a los 4 puntos (una victoria y un empate, es decir, no perder ni en Albacete ni en Valladolid y, además, sumar un nuevo triunfo). De ahí hacia abajo, la rentabilidad de este doble test de calidad del Real Zaragoza en el preludio de la apertura del mercado invernal y del inicio de la segunda vuelta sería negativa, quizá fea por los efectos ineludibles que reseñaría la clasificación de la categoría.

Son dos partidos que, por el statu quo que sufre el Real Zaragoza, presionan inevitablemente a los protagonistas. El tiempo de la holgura ambiental caducó hace días. En diciembre, todo tiene ya significados, análisis profundos y repercusiones más contundentes que hasta octubre o principios de noviembre, por más que desde algunos prismas se trate de aliviar el efecto de la lupa sobre el día a día del equipo. Es la hora en la que solo sirve empezar a ganar partidos. Uno, dos, tres... Sumar tres, seis, nueve... enlazados, en cadena. Solo así se puede salir de los malos pasos que denuncia ver en la tabla que el Real Zaragoza no ha logrado ganar en 13 de los 18 choques dirimidos en el primer cuatrimestre del curso.

Castilla va a definir qué hacer a partir de la Navidad. De lo que sustancie el equipo en estos dos duelos de máxima importancia deportiva dependen muchas de las cuestiones que asomen en el devenir inmediato del Real Zaragoza actual. Tal vez por ello se ha envuelto su disputa en una especie de mini concentración itinerante que hará rodar al autocar zaragocista hasta por 9 provincias de la vieja tierra castellana. Para bien o para mal, la foto fija del presente del equipo de Natxo ganará definición y detalles de luz y contraste tras este episodio albaceteño-vallisoletano. Lo que hoy se aprecia al respecto tendrá muchos más matices el miércoles venidero, al regreso de Pucela. El objetivo es que predominen los positivos.