El Zaragoza quiere echar el candado

La llegada al banquillo de Natxo González simbolizaba una apuesta por la filosofía futbolística que traía bajo el brazo procedente del Reus. Un equipo con unos mimbres muy bien definidos que se construía desde atrás, amparado en una impecable labor defensiva. Una estrategia lógica si se consideran los caminos por los que discurren muchos de los encuentros de una Segunda División muy física e igualada, quizá más de lo habitual esta temporada. Los marcadores abultados escasean y pequeños detalles suelen delimitar la línea entre el éxito o el fracaso. La doctrina del técnico vasco funcionó a las mil maravillas en el humilde equipo catalán, que se convirtió la pasada temporada en el conjunto menos goleado de la categoría de plata. En su año de debut, el Reus apenas encajó 29 goles en las 42 jornadas ligueras, un ratio que se sitúa por debajo de la barrera psicológica del tanto por partido, a menudo vara de medir de la eficiente o deficiente actuación de las zagas.

Sin embargo, el traslado de este modelo al proyecto blanquillo no acaba de consumarse. Las diferentes combinaciones que ha probado el preparador, algunas de ellas forzadas por las lesiones, no han terminado de proporcionar al equipo la seguridad defensiva sobre la que se cimentan los triunfos. El Zaragoza no consigue cerrar su portería. No fue hasta la octava jornada –Numancia– cuando el conjunto de Naxto González estrenó imbatibilidad, una condición que se repitió ante Lorca y, recientemente, Cultural Leonesa. Desde una perspectiva global, los zaragocistas han encajado 15 goles en las 13 primeras jornadas (1,15 por duelo) y al menos uno en 10 partidos. Una rémora que dificulta sacar adelante los choques y lastra la confianza general del grupo. A estas alturas de la pasada temporada, la gran solvencia defensiva del Reus le ubicaba en puestos de ‘play off’ de ascenso: Natxo González solo había recibido nueve goles y había echado el candado a su portería en seis ocasiones.

Si echa un vistazo a las estadísticas, la estancia de Ratón bajo palos ha sido la más fructífera. El guardameta gallego encajó cuatro dianas en los cuatro primeros partidos de Liga en que fue alineado por Natxo, antes de que Cristian Álvarez se hiciera con el puesto de titular y lo relegara a la suplencia. El arquero argentino, en cambio, ha recogido en 11 ocasiones el balón del fondo de las mallas en los nueve encuentros que ha disputado (1,22 de media). Un empeoramiento propiciado por los goles de Cucho Hernández (2) y Melero en el último derbi aragonés ante el Huesca.

Ahondando en el capítulo defensivo, el Zaragoza tiene un claro punto de mejora en el balón parado. El 40 % de los goles encajados han llegado de esta manera: tres de córner –Tenerife, Lugo y Osasuna–, dos de falta directa –Granada y Oviedo– y uno tras una falta lateral –Huesca–. Los de Natxo González deberán extremar las precauciones el sábado ante el Rayo Vallecano para no seguir perdiendo puntos en estático. «Estamos realizando una autocrítica fuerte esta semana, repasando los errores cometidos. Trabajamos para poder minimizarlos y defender mejor», aseguraba este jueves Cristian Álvarez, tras afirmar que «el trabajo realizado en casa no es suficiente. Tenemos que estar tranquilos y unidos y mirar hacia adelante». El encuentro ante los madrileños supondrá la oportunidad de demostrar que se ha interiorizado el método defensivo planteado por Natxo para defender las jugadas de estrategia, que tan buenos resultados le reportó en anteriores equipos.

En suma, el Zaragoza deberá pulir todas las facetas de su juego ante un Rayo que está exhibiendo músculo competitivo lejos de Vallecas. El conjunto de Míchel solo ha perdido un partido a domicilio, donde mantiene además una diferencia de goles positiva (6-4). Los madrileños serán una buena piedra de toque para medir los progresos de un equipo que necesita endurecerse atrás para escalar posiciones en la tabla.