Un partido de lujo

Una victoria contra el líder Osasuna dispararía el crédito del Real Zaragoza y ratificaría su reciente buena línea. Eguaras y Buff apuntan a regresar a la alineación del técnico Natxo Gonález

Como ya es norma, Aleix Febas, en la imagen, será una de las atracciones del Zaragoza-Osasuna de hoy.
Como ya es norma, Aleix Febas, en la imagen, será una de las atracciones del Zaragoza-Osasuna de hoy.
Toni Galán

Hoy hay fútbol en La Romareda. Hoy, juega el Real Zaragoza. Subido a una ola de entusiasmo y con más hambre que nunca de pisar el césped y hacer rodar la pelota, el equipo aragonés recibe (20.30/Gol) a Osasuna, líder de la categoría, rival íntimo y claro aspirante al ascenso. Estamos, pues, ante un partido grande, de lujo, coloreado además por el buen momento del Zaragoza y su creciente línea de juego y resultados. Que no quepa duda que hoy el equipo aragonés afronta un examen mayúsculo, una prueba de altura para la dinámica positiva del último mes (dos empates y dos victorias consecutivas). Osasuna es una perfecta vara de medir cuál es el crédito actual del Zaragoza, pero sobre todo cuál puede serlo en el futuro más inmediato. Una victoria supondría la confirmación definitiva de que a la buena huella dejada en el primer tramo de temporada se le unen los guarismos, los puntos, un crecimiento clasificatorio. En cierto modo, el partido de esta tarde en La Romareda contiene un certificado de calidad, del valor real del fútbol del equipo de Natxo.

Todo esto ha derivado durante la semana en un llamamiento de los principales protagonistas, los futbolistas, para que La Romareda lata como ella mejor sabe. Que las gradas se llenen y vibren. El adversario no es cualquiera. Conocida es la rivalidad entre ambos clubes. Mucho se ha escrito sobre ella ya, por eso esta previa seguirá por otro sentido. Osasuna, recién descendido tras un paso pobre y efímero por Primera, representa uno de los titanes de la categoría. Así lo indica su holgado presupuesto y los nombres de su plantilla. Por si fuera poco, acude a Zaragoza de líder, con solo una derrota y como escuadra menos goleada de Segunda. A la apasionante envoltura de este partido se le añade además la fecha, en el cierra de la semana mágica de la capital aragonesa.

Un epílogo a las fiestas del Pilar que puede tener forma de guinda para el Zaragoza: enlazar en siete días tres victorias consecutivas, una tacada de nueve puntos que, como es natural, catapultarían al conjunto de Natxo González a las posiciones destacadas de la tabla.

Los jugadores del Real Zaragoza se han expresado en esa línea, deseosos de culminar su gran salto clasificatorio y hambrientos de fútbol, de jugar, de pedir la pelota, moverla e ir robusteciendo la identidad futbolística de un equipo cada vez más maduro, más reconocible, competitivo y serio. Con mejores y peores fases de juego, pero hecho y derecho.

A la alineación regresan, si se confirma la apuesta de Natxo, dos piezas de pies finos: Eguaras y Buff. Es decir, nivel técnico a cambio del trabajo y la cantidad que ofrecieron Javi Ros -baja hoy por su lesión en un dedo de una mano- y Raúl Guti en Lorca. El Zaragoza recupera así la versión que más ha acentuado su juego. En cuanto a nombres no se esperan mayores variaciones. Regresa a la lista de 18 hombres Alain Oyarzun, de la titularidad contra el Numancia a la grada frente al Lorca. Aún sigue al margen el central Simone Grippo, a quien se le han encarecido los minutos ante la progresión de la pareja Mikel González-Verdasca, un tándem equilibrado: experiencia y juventud, serenidad e ímpetu, aunque con algo en común: personalidad.

Osasuna viene lanzado. Lleva cuatro partidos seguidos sin recibir un gol. Eso en Segunda te pone inmediatamente arriba. Es un equipo que va cogiendo forma, bien armado y sujetado por un doble pivote atlético y trabajador, con Lucas Torró y Arzura. Fran Mérida y Roberto Torres le ponen la creatividad, con una delantera (el técnico Diego Martínez juega con dos puntas) formada por Xisco o David Rodríguez y Quique, uno de los puntas más infravalorados de Segunda, agresivo y luchador, muy peligroso. Así es el rival que separa al Zaragoza de los Pilares perfectos. De fiesta plena.

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