El colmo: el gol del Nástic fue precedido de un claro fuera de juego

En la jugada previa, que todos los zaragocistas protestaron brazo en alto, Javi Jiménez recibió el balón de la cabeza de Mesa adelantado a todos.

Captura de la imagen de televisión en el momento en el que Mesa cabecea hacia la entrada de Javi Jiménez por la banda izquierda, en la gestación del 1-1 del Nástic. Jiménez está en fuera de juego.
Captura de la imagen de televisión en el momento en el que Mesa cabecea hacia la entrada de Javi Jiménez por la banda izquierda, en la gestación del 1-1 del Nástic. Jiménez está en fuera de juego.
Imágenes TV Liga 123

El ejercicio reflejo de rumiar todo lo ocurrido en el partido de la noche del domingo en La Romareda entre el Real Zaragoza y el Nástic, con el escandaloso arbitraje y la extraña actitud del árbitro, Figueroa Vázquez, durante y después del juego, provoca el colmo de los colmos para el zaragocismo en un día tan triste y duro de vivir. Todo porque, el gol de los tarraconenses, que llegó en el minuto 87 para rubricar el 1-1 final y la evaporación in extremis de la victoria del Real Zaragoza en inferioridad numérica durante más de medio partido, vino precedido de fuera de juego.

O sea, que fue un gol ilegal. Un tanto que no debió subir al marcador. El linier de Figueroa también participó del menoscabo al que fue sometido el cuadro aragonés toda la noche. Cuando el balón colgado al lateral derecho del área del Real Zaragoza fue cabeceado hacia atrás por Maikel Mesa (luego autor del tanto cinco segundos después), el receptor, el lateral zurdo Javi Jiménez, se había pasado de frenada y había adelantado la línea de los defensas zaragocistas. Estaba en fuera de juego por medio metro. 

Todos los zaragocistas, desde Cristian Álvarez, el portero, pasando por los centrales y el resto de jugadores que poblaban el área, se dieron cuenta del caso. La experiencia, cuando uno juega o ha jugado alguna vez al fútbol, conlleva esa intuición, ese automatismo que hace presumir cuándo un futbolista está en fuera de juego en una acción de continuación como es esa. Puro sentido común. Pero pedir eso a Figueroa y sus colegas de 'hobby' arbitral parece ser algo similar a sembrar en un erial. No lo vieron (en la mejor y más benévola de las apreciaciones externas sobre el motivo de su decisión final).

Dejaron seguir la acción, Javi Jiménez centró, Omar cabeceó al larguero y... ante el desconcierto generado por ese fuera de juego solicitado al unísono por los zaragocistas, que probablemente modificó en décimas de segundo la aplicación defensiva que había sido suficiente durante 43 minutos para guardar el 1-0 favorable ante el asedio del Nástic, Maikel Mesa repicó otro cabezazo que se fue dentro de la portería.

No solo, pues, cabe quejarse por la injustificada y caprichosa -mentirosa, incluso, en el acta- expulsión de Borja Iglesias en el minuto 44. O por el acribillamiento a tarjetas a los zaragocistas mientras los catalanes salían de rositas en acciones similares (en el primer tiempo, el Real Zaragoza cometió 4 faltas y vio 4 amarillas y una roja, según sustancian las estadísticas oficiales de la Liga). O por la constante provocación, oral inclusive, de Figueroa a varios jugadores blanquillos después de jugadas cortadas en falta por el Nástic que no pitaba ("os conozco, os conozco", les dijo varias veces en tono de sorna)... Por encima de la gravedad que todos estos elementos puedan suponer en la conducta de un juez deportivo en el fútbol profesional, cabe incluir, imágenes en mano, el terrible error en la jugada crucial que arrancó de las manos al Real Zaragoza el triunfo por le que peleó en franca inferioridad: el gol del Nástic, el 1-1 final, fue fuera de juego en su fase de gestación. 

Una acción que, en el ámbito nacional, la propia cadena de televisión Movistar +, en su programa nocturno de resúmenes de partidos, fue analizada mediante el sistema técnico conocido como 'El Líbero', que traza una línea infalible geométricamente para verificar la posición de los jugadores en estos casos. El fuera de juego era flagrante. Difícil de no observar para un linier mínimamente avezado, de no sospechar para un árbitro 'normal'.

¿Alguien puede discutir con argumentos esta retahíla de circunstancias concretas, perjudiciales decisivamente para el Real Zaragoza, que sucedieron el domingo por la noche en La Romareda?

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