Un nuevo paso adelante

En contra de los estándares que se han instalado en los últimos años en el fútbol español, en los que las primeras rondas de la Copa del Rey se han convertido en un banco de pruebas, Natxo González utilizó el torneo del K.O. para seguir macerando a este renovado Zaragoza. El equipo necesita minutos de competición para continuar evolucionando, para mejorar sus mecanismos ofensivos. Para entender con más precisión algunos de los defensivos. No hay oportunidad ni partido que desaprovechar. Tampoco en la Copa del Rey, el torneo que más alegrías ha generado en la historia zaragocista. Los jugadores captaron el mensaje que les transmitió Natxo González y dieron un nuevo paso adelante en su acelerado proceso de maduración colectiva.

Desde luego que al Zaragoza todavía le queda un laborioso proceso hasta ser el Zaragoza que tiene Natxo González en la cabeza. El equipo aún demanda más continuidad en el juego, una mayor contundencia en determinadas acciones defensivas y mayor concreción, colmillo, en las ofensivas. Pero la mejoría diaria es incuestionable, indiscutible. En un equipo que era (y es) nuevo, el proceso de aprendizaje y de crecimiento que viene protagonizando en las últimas dos semanas es admirable.

Febas, que volvió a completar un partido notable, está más suelto cada minuto. Inspirado con la pelota, fue el timón ofensivo ante el Granada, el jugador sobre el que gravitaron los mejores ataques. Su conducción fue letal y su aplicación defensiva, agradecida por el equipo y la grada. Toquero, que ha conectado con el público desde el primer minuto (le corearon a rabiar tras forzar el penalti que supuso el 1-0 y, de nuevo, tras ser sustituido), demostró que va a ser un futbolista fundamental. Ya lo es, de hecho. A su entrega y su sacrificio, cualidades que siempre se le han asociado desde que despuntó en San Mamés, une ahora un conocimiento y un saber hacer sobre el césped que ha ido adquiriendo de la mano de la veteranía, los años y los partidos. Para este joven e inexperto Zaragoza, es una mina de oro.

Capítulo aparte para Borja Iglesias, que volvió a ser el mejor jugador del Zaragoza. Un desahogo cuando la jugada lo demandaba, siempre ganador de los duelos aéreos y las jugadas de espaldas a la portería. Fiel a su cita con el gol, sumó su cuarto en otros cuatro partidos. Generoso, cedió a Pombo el segundo penalti, una muestra más del gran ambiente que reina en el vestuario.

La Romareda, agradecida

Las buenas noticias llegaron también en la parcela defensiva que, aunque fuera ante un rival que generó poquísimo peligro, fue capaz de dejar la portería a cero por primera vez en toda la temporada. El debut de Cristian Álvarez fue plácido y en las acciones en las que fue exigido, resolvió son sobriedad, especialmente en los balones aéreos, uno de los hándicaps zaragocistas en el arranque de campeonato.

Agradeció el fútbol de su equipo La Romareda, que disfrutó como hacía tiempo y que terminó cantando el himno zaragocista al final del partido. Todos fueron coreados, todos fueron aplaudidos. Como hacía años, la afición blanquilla disfrutó con sus jugadores, que siguen emitiendo señales positivas y dando pasos en su proceso de maduración competitiva.