El Real Zaragoza cumple su objetivo en Miranda y se acerca a la permanencia

Un gol de Ángel en el minuto 15 sirvió para ganar al colista en su campo de Anduva y amplía la racha positiva de los aragoneses.

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LA LIGA 123

El Real Zaragoza hizo sus deberes y sacó notable alto en su visita a Miranda, donde la victoria agónica por 0-1 significó un paso adelante casi definitivo para obrar la permanencia en la categoría tras muchas semanas de dudas y miedos. Los de César Láinez, que redondea una serie de 11 puntos de 15 dirimidos en los cinco partidos que lleva al frente del primer equipo blanquillo, marcaron pronto el gol del triunfo (en el minuto 15) y supieron guardar su portería a cero un día más a base de casta, corazón y trabajo constante, tras un segundo tiempo que, como sucede hace muchas semanas, significó su bajón físico y la pérdida del control del partido. Al final, lo mejor fue el marcador definitivo. Ese 0-1 que sirve perfectamente para lograr los objetivos mínimos en el campo del colista, un Mirandés que tiene casi imposible su salvación.

Le costó entrar en el juego al equipo aragonés. Sabido era que no es sencillo amoldarse al campo de Anduva, pequeño, de referencias presionantes, diferente en hechuras a un estadio ordinario del fútbol profesional. Y los de Láinez chirríaron en el primer cuarto de hora. Por eso, el primer tiempo tuvo dos partes bien diferenciadas: una, hasta el gol de Ángel, que puso por delante a los blanquillos, en la que el Mirandés dominó el timón y generó dos llegadas con peligro ante Ratón; y la otra, el resto del tiempo hasta el intermedio, donde fue el Real Zaragoza el dueño y señor de la palanca de mandos.

En el minuto 5, en el despiste general de los zaragocistas, que no tenían la pelota ni dos pases, Urko Vera remató de chilena en el área, tras una falta y una melé clásica de Anduva, con la suerte de que el chut salió al centro de la portería y Ratón pudo detener sin excesivos riesgos. En el 10, fue el pichichi local, Guarrotxena, el que entró en diagonal al área desde la derecha y su disparo, raso y cruzado, se marchó fuera sin que Urko Vera reaccionara a tiempo de ir a remachar en el segundo palo. Sufría por entonces el grupo de Láinez, demasiado metido atrás y con nulas combinaciones.

Después de un primer desahogo de Zapater en el minuto 13, en el que el capitán llegó cerca del área rojinegra pero no se decidió a chutar a puerta y malogró el intento, llegó el punto clave del primer periodo: el gol de Ángel. Fue una penetración de Cabrera por la izquierda, al más puro estilo de un extremo, tras una jugada con el activo Pombo. El centro del uruguayo al corazón del área se convirtió en un mano a mano de Ángel con el portero Roberto, que llegó un segundo antes al balón. Pero su toque con el pie se estrelló en el del delantero zaragocista para que la pelota tomara el rumbo de la red mirandesa. Una acción de fortuna, bien buscada por el canario en su rol de ariete ratonero, que puso al Real Zaragoza por delante en el tanteador. Una maravilla, tal y como estaba la tarde.

Pombo y Zapater eran los únicos que intentaban romper líneas con conducciones individuales, siendo los más rentables en el plan ofensivo de Láinez en esa espesa fase del choque. Lanzarote e Isaac, por la banda derecha, abrían espacios con los apoyos de Ros, aunque nunca supieron culminar los bocetos de penetración. En cualquier caso, el Zaragoza llevaba la iniciativa y en defensa no sufría nada de nada.

En el minuto 29, Edu Bedia tuvo el segundo tanto en su cabeza, pero remató demasiado centrado una asistencia templada de Lanzarote desde la banda diestra y paró el guardameta local sin problemas. En el 33, sí que se mascó el 0-2 tras la mejor acción hilvanada del equipo zaragozano, con Zapater, Lanzarote, Ros y, de nuevo, el ejeano asistiendo a Ros en el área. Lo dejó solo ante Roberto. Pero no remató a gol, prefirió pasar a Ángel al segundo palo, que ya estaba en fuera de juego. Aun así, si la jugada hubiera valido, el canario remató esta vez fuera, en un error clamoroso a metro y medio de la raya. Perdonó ahí el Real Zaragoza un tanto que podría haber dado el golpe de gracia al atribulado Mirandés.

Pablo Alfaro cambió su proyecto táctico enseguida. Quitó del campo a Alex García, el extremo zurdo, y metió a Sangalli, suplente sorpresa, y cambió de banda a Guarrotxena. El Mirandés hizo un amago de reacción, con un chut de este jugador cercano a la escuadra en el 37, pero el Real Zaragoza encaró el final del primer tiempo sin apuros. Aún tuvo Isaac el 0-2 a su merced, en una subida al ataque individual, pero su disparo final, desde la frontal del área, se marchó fuera a un metro del palo derecho.

Quedaba por ver qué sucedía en el descanso. Ese periodo que tan mal le sienta siempre al cuadro zaragocista. De nuevo, el equipo de Láinez había llegado al refrigerio con el marcador a favor. Una excelente noticia en un día tan importante.

Como estaba descontado, el Mirandés salió cargado de energía de la caseta y a punto estuvo de empatar en el primer minuto de la reanudación. Urko Vera falló lo que no suele marrar nunca: un cabezazo franco, en el segundo palo, tras un centro preciso de Guarrotxena tras desbordar a Isaac, que el ariete vasco tiró fuera a placer. Era un aviso serio para que los zaragocistas no perdieran ni un segundo en entrar en sintonía con lo que el segundo tiempo les iba a exigir. Para que nadie tuviera dudas de ello, Fran Cruz cabeceó solo un córner, en el minuto 51, pero el balón se le fue por encima del larguero. Había que apretar las tuercas en defensa por parte aragonesa.

De repente, las segundas jugadas y los balones divididos que provocaba el juego directo del Mirandés, iban a parar siempre a pies rojinegros. Hubo varias faltas al borde del área de Ratón y el peligro no dejó de merodear el área blanquilla. Urko Vera tuvo el 1-1 de nuevo en su pierna zurda, en el área, tras el enésimo lío consecutivo ante la blandura defensiva del Zaragoza, que no salía de la cueva. El remate del vizcaíno se marchó alto. Necesitaba aire el equipo de Láinez. Una recolocación sobre el césped, pues se había retrasado instintivamente en exceso, facilitando el control del balón de los locales. Se echó en falta en este mal inicio del segundo tiempo el control de Edu Bedia o el dinamismo de Ros para sacar los balones con cierto control desde atrás.

Ratón salvó la igualada una vez más en el 61, tras un disparo raso de Guarrotxena en una pérdida imperdonable de Ros en la línea de tres cuartos. El portero del Mirandés no había tocado el balón todavía camino del minuto 20. Algo no estaba bien. Ángel era una isla, Lanzarote y Pombo, en las bandas, no olían la pelota. Fueron infinidad los balones retrasados hacia Ratón ante la falta de imaginación en la medular. El guion del partido había dado una voltereta absoluta, para desgracia zaragocista.

Láinez movió su primera ficha a falta de 24 minutos, introduciendo a Cani en lugar del desdibujado Bedia. Pombo se fue más al medio, en busca de su fuerza y desborde. Pablo Alfaro respondió y cambió a su mediapunta, Provencio por el fresco Fofo, un jugador con más gol. Comenzaba el juego de la estrategia, la pelea de banquillos. Ratón vio tarjeta amarilla a falta de un cuarto de hora por perder tiempo en un saque… todo un síntoma de lo que estaba ocurriendo.

Urko Vera volvió a advertir a falta de 13 minutos, con otro cabezazo de los suyos en una nueva falta volcada al área pequeña zaragocista, que se le marchó elevado tras sacarle la cabeza a todos los zagueros. Láinez dio entrada a Samaras para jugar la recta final en vez del agotado Lanzarote. Buscaba control, sujección de los balones aéreos en saques de banda, y realmente esa labor la hizo de maravilla el griego. Pablo Alfaro puso a Pedro Martín, el otro punta que le quedaba en la recámara, quitando al defensa Carlos Moreno y yendo ya a tumba abierta. Los últimos 10 minutos fueron a cara o cruz, con el Mirandés a la desesperada y el Zaragoza jugando claramente con el reloj en cada lance.

El equipo aragonés disparó a puerta por primera vez tras el descanso en el 41, pero el chut de Ángel desde la frontal lo paró con facilidad Roberto. Los burgaleses ya no tenían el pulso firme y, en una pérdida en el centro del campo, patrocinaron un gran pase de Samaras al espacio en busca de Ángel, que acometió un mano a mano con márchamo de gol. Pero el tinerfeño se lo pensó demasiado y, cuando remató hacia la derecha, ya estaba allí el central Ruymán para taponar el posible 0-2. Ahí estuvo la sentencia… pero tocó seguir sufriendo en los 4 minutos de aumento que dio Arcediano Monescillo al partido.

La agonía del final, al estilo Real Zaragoza, esta vez acabó bien, como el pasado domingo frente al Mallorca. Ratón no tuvo dificultades para atrapar arriba los cinco balones bombeados desde lejos por los rojinegros y el partido feneció para alivio zaragocista y decepción total de los mirandeses, que se ven ya en Segunda B. Rostros pálidos por el esfuerzo, por el sufrimiento constante durante tres cuartos de hora, dominaron el césped, el palco, las gradas. Todo el mundo lo había pasado fatal. Pero, al final, a quién le rentó ese frenesí fue al Real Zaragoza, que con 46 puntos empieza a pisar tierra firme con mayor seguridad, aunque las matemáticas aún le van a obligar a seguir engordando sus alforjas con algún punto más en las siete jornadas que restan de liga.

Ficha técnica

CD Mirandés: Roberto; Carlos Moreno (Pedro Martín, 84), Fran Cruz, Ruyman, Kijera; Eguaras, Rúper; Guarrotxena, Provencio (Fofo, 69), Alex García (Sangalli, 34); y Urko Vera.

Real Zaragoza: Ratón; Isaac, Marcelo Silva, José Enrique, Cabrera; Zapater; Lanzarote (Samaras, 80), Edu Bedia (Cani, 66), Javi Ros (Jesús Valentín, 77), Pombo; y Ángel.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Fran Cruz (16), Alex García (27), Ratón (75), Pombo (77) y Cabrera (88).

Gol: 0-1, min. 15: Ángel.

Incidencias: Tarde primaveral en Miranda, con 22 grados, sol y nada de viento. El césped de Anduva presentó un estado óptimo, quizá algo alto. Hubo más de mil seguidores zaragocistas en las gradas, casi todos en la tribuna del fondo norte. El aforo completado fue de 4.081 espectadores.

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