Hogar, dulce hogar

El Real Zaragoza se aferra a su inmaculado expediente
en La Romareda para retar al Córdoba el próximo sábado.

El equipo celebra el primer gol de Lanzarote en la última victoria en La Romareda, contra el Alcorcón.
El equipo celebra el primer gol de Lanzarote en la última victoria en La Romareda, contra el Alcorcón.
Guillermo Mestre

Invencibles en La Romareda y extremadamente vulnerables como visitantes. En esta asombrosa dualidad transita por la Liga el Real Zaragoza. Un tiovivo de resultados y de sensaciones que ha sembrado algunas dudas en un proyecto que mira al ascenso a la élite. Las dos almas del equipo de Luis Milla reparten alegrías y decepciones dependiendo de la ubicación de cada partido.


Acudir a los números y a la estadística delata esta esquizofrenia que depara situaciones tan antagónicas. Únicamente el Levante –líder de la competición– iguala al conjunto aragonés en el pleno de triunfos como anfitrión. Ni un solo punto se ha escapado de casa en los tres compromisos disputados. Un itinerario de excelencia que arrancó en la jornada inaugural ante el UCAM Murcia (3-1), prosiguió in extremis ante la Sociedad Deportiva Huesca (1-0) y que por ahora concluye ante el Alcorcón (2-0).


El balance es intachable: tres choques, tres victorias, nueve puntos, seis goles a favor y uno en contra. Si mantenerse firme en el estadio propio es una de las reglas de oro para el éxito de cualquier escuadra, en este apartado los discípulos de Luis Milla están cumpliendo escrupulosamente con su cometido.


Un expediente inmaculado que se emborrona dramáticamente en su faceta como visitante. Basta con invocar el fresco recuerdo de la derrota en Los Pajaritos ante el Numancia (2-1) del pasado domingo para descubrir a ese Zaragoza poco fiable e inseguro.

Lugo (donde dilapidó en los últimos minutos una ventaja de 1-3), Levante (donde encajó un severo correctivo por 4-2) y Gimnástic de Tarragona (empate a cero sin generar peligro en la portería rival) tampoco fueron plazas propicias para el cuadro aragonés.


La quebradiza salud del Zaragoza viajero se resume en dos derrotas, dos empates, dos puntos de doce posibles, seis goles a favor y nueve en contra. Es junto el Almería (que habita en la zona de descenso) el que más veces ha recogido el balón de sus redes. Unas cifras inadmisibles para todo aquel que aspire a erigirse en un candidato al ascenso a Primera División.


Ante este panorama voluble y desconcertante, no es de extrañar que hasta los propios integrantes de la plantilla vean todo partido en La Romareda como un oasis donde recuperarse de los golpes sufridos en tierras lejanas. Una oportunidad balsámica en la que retomar el carril correcto.


Leandro Cabrera, uno de las voces más autorizadas en el vestuario, llegó a calificar ayer como "alivio" el hecho de regresar el próximo sábado al campo zaragozano. El uruguayo no se esforzó en disimular su entusiasmo. "Volver a nuestro estadio es un alivio. Como locales estamos rindiendo muy bien en todos los aspectos. Hemos recibido un gol y hemos ganado todos los puntos doblegando a los rivales. Hemos salido fastidiados como visitantes y jugar en La Romareda nos pone muy contentos", declaró antes del entrenamiento en la Ciudad Deportiva.


El central reconoce el desequilibrio que lastra al equipo, pero transmite tranquilidad ante el margen de mejora. "No conseguimos una regularidad pero estamos tranquilos. Trabajamos bien y lo que hay que mejorar son las actuaciones fuera de casa. En La Romareda hemos demostrado que somos protagonistas de los partidos. En nuestro estadio somos muy fuertes y no hemos perdido puntos. El próximo sábado jugamos con nuestra gente y tenemos la oportunidad de sumar una nueva victoria", prosiguió.


La piedra en este camino, por el momento inmaculado, es temible.

El Córdoba, segundo clasificado, supone una amenaza. Sin embargo, el discurso de Cabrera en representación del plantel se centra más en las virtudes propias que en las ajenas. "No cabe duda de que el Córdoba es un buen equipo, siempre candidato al ascenso. Pero tenemos que enfocarnos más en nosotros que en lo que hagan ellos. Que se preocupen ellos de pararnos a nosotros. En nuestro campo llevamos nosotros la voz cantante. La presión está siempre y hay que salir a ganar en todos los encuentros", concluyó.

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