Teruel, un bolo menor sin objetivos trascendentes

Con varias bajas relevantes en su expedición, el Real Zaragoza afronta este miércoles (20.00) un partido ante un rival de Tercera División.

Luis Milla sigue con atención uno de los entrenamientos del Real Zaragoza esta semana en la Ciudad Deportiva.
Luis Milla sigue con atención uno de los entrenamientos del Real Zaragoza esta semana en la Ciudad Deportiva.
Aránzazu Navarro

El campo de Pinilla, feudo del CD Teruel, acoge este miércoles (19.00) el cuarto partido amistoso de la pretemporada del Real Zaragoza. Un choque que tiene más valor sentimental (por la presencia del turolense Luis Milla en el banquillo zaragocista) que deportivo. Una cita poco útil para poder evaluar el grado de progresión del equipo blanquillo en esta cuarta semana de trabajo estival, ya en plena contrarreloj camino de afrontar el arranque liguero, el próximo día 22 en La Romareda ante el UCAM Murcia. El vestuario y el cuadro técnico lo afronta más como un entrenamiento con rival ajeno que como un test válido para extraer conclusiones de calado.


Esto es así, en primer lugar, por la propia categoría del rival: el Teruel milita en Tercera División. Es decir, el Real Zaragoza, en lo referente al resultado final o a las sensaciones del juego, tiene más a perder que a ganar. Ganar e, incluso, golear, sería lo normal (al Almudévar, rival semejante, hace una semana solo le pudo ganar 0-1 con un gol de penalti, lo que supo a poco). No hacerlo, a estas alturas de verano, sonará raro. Y, por supuesto, cualquier accidente en forma de no victoria zaragocista, es evidente que llamaría la atención por sí mismo, obviamente. 


Además de esta cuestión de la diferencia natural de rango entre ambas plantillas, asunto objetivo datos en mano (el Teruel está en plena transformación tras cambiar de cuerpo técnico y numerosos jugadores), los créditos del partido han quedado aún más devaluados para el Real Zaragoza a causa de las bajas por lesión y molestias diversas que acumula en este tercer día de agosto. Además de Marcelo Silva y Alex Barrera, dos de los nuevos que arrastran lesiones musculares desde hace ya un tiempo importante de la pretemporada, en Pinilla también estarán ausentes el portero Irureta, Zapater, Wilk y el recientemente renovado Lanzarote, aún fuera de forma física. Luis Milla, es evidente, se encuentra de este modo lastrado para llevar a cabo, aunque fuese en un ensayo ante un rival menor, un simulacro con cierto peso específico cuando solo restan 19 días para el comienzo de la competición.


Es lo que marca el devenir de los acontecimientos en un verano complicado para los ejecutivos y técnicos del Real Zaragoza. La revolución está siendo profunda y repleta de decisiones y gestiones de fuerte incidencia en el perfil del nuevo equipo. Aún restan varias por culminar, además, de las que deben repercutir seriamente en el carácter final de la plantilla. Por eso, el diseño de la pretemporada, en cuanto al nivel de los rivales, es el que es. Milla necesita ir poco a poco, aunque en días como hoy, la velocidad del progreso del equipo pueda parecer demasiado lenta a estas alturas del verano. Y, si además, las lesiones y problemas musculares ocasionan un volumen de ausencias tan importante como el que hoy se da en Teruel (seis futbolistas que, perfectamente, podrían ser titulares en el primer partido de liga), el efecto distorsionador sobre el partido preparatorio resulta inevitable.


A Pinilla, Luis Milla se lleva a los filiales y juveniles Andrés Barrera, Pombo, Zalaya, Buenacasa y, por primera vez en este verano, al central Álvarez (estuvo con el primer equipo la primera semana), al centrocampista Raúl Guti, al extremo Villalba y al delantero Raí Nascimento. Ocho de los 22 citados son chicos de la cantera.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión