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El Siglo XXI de Zaragoza ruge con España: "¡Somos campeonas del mundo!"

1.100 aficionados vibran en la capital con el título mundial. La aragonesa Salma Paralluelo, la más aclamada durante todo el partido.

Zaragoza vibra con la final del Mundial en el pabellón Siglo XXI.
Zaragoza vibra con la final del Mundial en el pabellón Siglo XXI.
José Miguel Marco

El pabellón Siglo XXI de Zaragoza vivió este domingo una jornada muy difícil de olvidar. Especialmente, para los 1.100 aficionados que siguieron la final del Mundial entre España e Inglaterra a través de una pantalla gigante. Entre el numeroso (y ruidoso) público, destacó la presencia de muchísimos jóvenes, especialmente niñas, que sueñan con emular a futbolistas de la talla de Aitana Bonmatí, Jennifer Hermoso o Salma Paralluelo.

La futbolista aragonesa, que rozó el gol en varias ocasiones, fue la más aclamada antes, durante y después del encuentro. “Es la mejor, me gusta mucho lo rápida que es”, reconocía la pequeña Lucía, de 9 años, que presenció el choque junto a sus padres. La tensión y los nervios que vivían sobre el césped las jugadores de Vilda parecían haberse trasladado al Siglo XXI.

Pero, además de emoción, lo que tampoco faltó fue el incesante empuje de la afición zaragozana. Incluso, desde antes del pitido inicial. Los aplausos del público fueron constantes durante el himno nacional. “¡Vamos, chicas!”, se escuchó desde la grada nada más arrancar el duelo. Poco antes de la media hora, en el minuto 27, los más de mil seguidores se animaron a hacer la ola en el Siglo XXI.

Y, casualidades del destino, ese gesto fue el preludio al gran momento de la mañana, el primer y único gol de España, obra de Olga Carmona. Mientras alguno terminaba de acomodarse nuevamente en su asiento, la futbolista del Real Madrid soltó un zapatazo cruzado que hizo estallar de júbilo a la afición aragonesa.

“España, España, España…”, clamaba el público. Paralluelo, en la última acción de la primera mitad, volvió a levantar a más de un aficionado de la butaca, pero su balón se estrelló contra el poste de la portería británica.

De la euforia al miedo

“Si seguimos así, yo creo que vamos a ganar. España está jugando muy bien”, aseguraba Jorge durante el descanso. El seguidor, un habitual en el Príncipe Felipe para animar al Casademont Zaragoza, cambió este domingo el balón de baloncesto por el de fútbol. “Estas chicas se merecen el apoyo de todo el país”, afirmaba convencido.

El otro gran instante de felicidad en el Siglo XXI fue el penalti favorable a España en la segunda parte. “Ha sido clarísimo”, denunciaba Sergio, que presenció el choque junto a su mujer y su hija. Mientras el VAR dictaminaba si era o no pena máxima, la tensión se plasmaba en el ambiente de la instalación, que volvió a rugir cuando la colegiada señaló los 11 metros.

Sin embargo, el fallo de Jenni Hermoso desdibujo más de una sonrisa. El miedo al posible empate inglés era latente; pero ahí emergió de nuevo el calor del público para llevar en volandas al equipo español. Los cánticos de “España, España, España…” volvían a retumbar en Zaragoza.

Los 13 minutos de alargue provocaron más de un grito de desesperación: “No me lo puedo creer”, lamentaba Alejandro. Preso de los nervios, hacía ya varios minutos que el zaragozano había comenzado a morderse las uñas de sus manos. Con ellas, como el resto del pabellón, rompió a aplaudir cuando llegó el final del encuentro.

En ese instante, los gritos de “Campeonas, campeonas” o “Campeonas del mundo” se apoderaron de un pabellón que, a pesar de finalizar el choque, no registró ni una sola baja entre el público. Nadie quería perderse el gran momento de la mañana, ver cómo la selección española de fútbol femenino levantaba al cielo de Australia el título de campeonas del Mundial.

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