Tercera División

El pichichi parapenaltis

Pablo Benegas, máximo goleador del Villanueva con 11 goles, tuvo que ponerse de portero en Ejea tras la expulsión de su compañero guardameta, paró dos penaltis y le dio el triunfo a su equipo.

Pablo Benegas, delantero que detuvo dos penaltis el domingo
El pichichi parapenaltis
ASIER ALCORTA

Dante Panzeri y su libro 'Fútbol, dinámica de lo impensado' gravitaron el pasado domingo sobre el estadio Nuevo Luchán de Ejea. Nada o casi nada de lo allí ocurrido habría sido pensado jamás cuando a las 16.30 el árbitro Bosqued Lafita dio el silbido inicial del encuentro de Tercera División. Ganó el Villanueva por 1-2 después de que su pichichi tuviera que ponerse de portero y le parara dos penaltis a un mismo lanzador del Ejea. «Todavía no me lo creo. Ya ha pasado un día y aún no me lo explico», se arrancó ayer Pablo Benegas, el goleador que el pasado domingo se vistió de héroe como portero parapenaltis.


«Hasta el minuto 80 no era mi tarde. El equipo estaba dando la cara y ganando por 1-2, pero a mí me habían anulado un gol 10 minutos antes y había fallado otro gol a puerta vacía apenas hacía cinco minutos. Llegó el minuto 80 y nuestro portero, Siro, le hizo penalti a Ros. Además, expulsaron a Siro en la misma jugada. Ya habíamos hecho los cambios y los mismos compañeros me animaron a ponerme de portero. Me lo dijo el entrenador, Augusto Gascón. El preparador de porteros, Manu Navarro Penella, vino rápidamente con la camiseta número 13 del portero suplente. Recuerdo que era de color naranja fosforito. Manu, cuando vio que el que lanzaba era el pelirrojo del Ejea (Álex Gracia Peña), me dijo que era zurdo, que me lo iba a tirar a mi izquierda», narró Benegas. Y acertó Manu. «Me chillaba desde el banquillo y me decía que me tirara al palo de la torre de los focos. También me dijo Bríngola que me lo tiraría allí. Me la jugué a tirarme arriba o abajo, me tiré abajo y acerté», celebró Benegas.


El goleador acababa de parar el penalti, pero todavía restaban 10 minutos más el tiempo añadido. «Fue un sufrimiento increíble. El Ejea apretó muchísimo. Sacaron un par de saques de esquina con mucho peligro. Yo hacía lo que podía. Lo mío, a pesar de las paradas que hice en Ejea, no es parar, sino marcar goles. Soy el máximo goleador del Villanueva, con 11 goles (el pichichi de la Tercera aragonesa es Del Moral, del Atlético Monzón, con 15), pero había que aguantar como fuera. Recuerdo cómo chillaban los abuelos cuando yo estaba en la portería. Ahora recuerdo todo y fue todo curiosísimo, pues el Ejea en ese corto espacio de tiempo tuvo un mano a mano, otro remate de cabeza... Se nos hicieron eternos esos minutos», continuó Benegas.


Pero las curiosidades crecieron de forma exponencial en el minuto 94. «El tiempo estaba acabado y quedó un balón suelto en el área. El pelirrojo del Ejea lo hizo muy bien y se cayó en el área. El árbitro pitó penalti, el segundo penalti que nos pitaba. El caso es que este mismo jugador, el mismo que había fallado el primer penalti, cogió la pelota para lanzar el segundo. En un principio, yo pensaba que lo iba a lanzar al mismo lado, pero corregí la posición al final y pude desviar la pelota con el pie. Sacaron el córner y el árbitro pitó el final», apuntó Benegas.


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