GOLF

El dilema del primogénito de 'Seve'

Javier Ballesteros, el primogénito del gran 'Seve' y nieto de Emilio Botín, compite en torneos de golf 'amateur' mientras acaba sus estudios y deshoja la margarita de covertirse en jugador profesional

Algo cambió en la perspectiva de vida de Javier Ballesteros Botín (Santander, 1990), el primogénito del gran 'Seve', cuando su compañero de partido, el inglés Luke Donald, el vigente mejor golfista del mundo, sacó su móvil de la bolsa en el hoyo 2 del Pro-Am del reciente Madrid Masters y pidió fotografiarse con él.


Donald, ahora en la cúspide del golf, creció y se forjó como jugador admirando al que fue su gran ídolo, Seve Ballesteros.


Los golpes que dio aquella mañana el ya consagrado Donald en compañía del hijo de 'Seve' sobre la hierba de El Encín fueron, naturalmente, más largos y precisos que los pegados por el 'amateur' Javier. Quedó constancia que viven en dos mundos distintos y que pegan golpes a años luz unos (Donald) de los otros (Javier).


Pero a pesar de las abismales diferencias técnicas, en aquel partido saltó una chispa para Javier Ballesteros, un joven de 21 años, con elevada inteligencia y un propósito que aún madura para el futuro: convertirse en golfista profesional, siguiendo los pasos que reportaron tantos éxitos a su padre.


"Me quedan dos años para acabar la carrera (Negocios Internacionales en la Universidad George Washington). Cuando termine intentaré hacerme golfista profesional, porque la verdad es que me gusta mucho", aseguró Javier Ballesteros, cuyo "swing" y aspecto físico impresionan por las semejanzas con su padre.


Javier Ballesteros repitió Pro-Am en el reciente Castellón Masters, junto a Sergio García, luego campeón del torneo, y el tenista Rafa Nadal. Allí, el primogénito del cinco veces ganador de 'Grandes' reflexionó nuevamente sobre un posible debut como profesional a medio plazo.


Las proposiciones de futuro del joven Ballesteros inmediatamente fueron pasto de las tertulias y debates en Castellón. Golfistas, árbitros, federativos, psicólogos y promotores analizaron las posibilidades de éxito de Javier Ballesteros, quien a diferencia de otros jóvenes apenas ha competido en el terreno 'amateur'.


Al respecto, Gonzalo Fernández-Castaño, de 31 años, uno de los mejores de Europa en su etapa como 'amateur' y que dio el salto al profesionalismo con 25 años tras concluir sus estudios universitarios de Administración y Dirección de Empresas, opinó que el "mayor obstáculo al que se enfrentaría es que la etapa de 'amateur' de alta competición se la ha saltado".


El madrileño Fernández-Castaño admitió que algunos jugadores -Olazábal entre ellos- ya habían conversado sobre los deseos del mayor de los hijos de Seve.


"Es un buen jugador y tiene talento, pero a ese nivel no sólo hay que simplemente jugar bien al golf", apunta. "Carece de experiencia", prosiguió, "en competiciones con los equipos nacionales, en campeonatos de Europa y 'British' 'amateur', y hay que recordar que en la actualidad existen muy pocas diferencias entre el alto nivel de los 'amateurs' y las competiciones de profesionales".


El golfista madrileño, quien compagina esta actividad con la dirección y organización de torneos, no duda en señalar que "dado el caso, no tendría inconveniente" en cursarle una invitación para jugar en Madrid. "No cabe duda de que la marca Ballesteros vende", apunta.


Otro directivo que también le reservaría una plaza para sus torneos es Javier Gervás, presidente de 'Match-Golf', la empresa que organiza, entre otros, el Abierto de Mallorca y el Castellón Masters que ha ganado recientemente García, otra de las estrellas con un envidiable y meteórico pasado como golfista aficionado.


"Claro que le invitaría a jugar como un profesional más", señala Gervás, aunque advierte: "Él (Javier Ballesteros) me ha dicho que le gustaría ser profesional, que le haría ilusión, pero que en absoluto lo tiene claro".


Gervás, no obstante, abordó la cuestión desde otro ángulo y asegura que "si está preparado mentalmente podría asentarse" en el ámbito profesional.


"No debiera de ser un obstáculo que Javier no haya competido con asiduidad en los campeonatos 'amateur'. En el golf y a esos niveles profesionales, la preparación mental resulta más importante. En ese sentido, si ha heredado la determinación de su padre no tendrá problemas", agrega.


Oscar del Río, psicólogo deportivo especializado en golf, recordó que "la sombra del padre siempre estará ahí".


"No sería significativo que se estrenara como profesional con un mal resultado. La carrera del golfista es muy larga y lo importante es que estuviera preparado para ello. Lo único es que llevar el apellido Ballesteros le podría influir. Debería probar antes para ver si tiene alguna posibilidad, porque lleva un apellido que no lo tiene cualquiera", subraya Del Río.


Miguel Vidaor, director de torneos del circuito europeo y una larga experiencia en la alta competición de golf, consideró que "el de Javier sería un caso excepcional".


"No recuerdo a jugador alguno que tras una etapa poco intensa en el terreno 'amateur' y con más de 22 o 23 años haya podido asentarse en los circuitos para profesionales", comentó. Para Andrés Torrubia, presidente de la Federación Valenciana de Golf y árbitro internacional por el 'Royal and Ancient' (tuvo el récord en el examen de nivel con 97 sobre 100), la competencia en el ámbito profesional "es brutal".


"No sé si tendría posibilidades para asentarse en ese ámbito", señaló Torrubia, quien recordó el caso de Carlos Rodiles, un jugador que, sin experiencia como 'amateur' en Europa, en cambio sí pudo competir desde muy joven en las ligas universitarias de los Estados Unidos, en donde cursó estudios de empresariales.


El nieto de Emilio Botín -solo tres años de competencia en los equipos nacionales 'amateur'- sigue entrenándose mientras deshoja la margarita, enfrascado en un cambio de 'swing' bajo las órdenes de Ángel Matallana, en la Ciudad del Banco de Santander.


Javier Ballesteros tira bolas a diario, aunque sólo juegue una vez por semana. En su mente no para de dar vueltas la idea de sacarse el carné profesional y, algún día, poder aceptar una invitación para disputar uno de los torneos que se organizan en España. De hacerse realidad, ese día habrá vuelto una nueva versión del espíritu del genial Seve Ballesteros.