FÚTBOL

El desastre de parar la Liga

Si la huelga del próximo fin de semana se consuma, el final del torneo puede verse seriamente alterado y, quizá, adulterado.

Carlos del Campo, secretario general de la LFP, en una rueda de prensa reciente en la sede de la Liga.
El desastre de parar la Liga
LIZóN/EFE

Según se acerca el día de la programada huelga en el fútbol español, prevista para el próximo fin de semana, la mayoría de los protagonistas comienzan a dudar seriamente de su oportunidad. Dirigentes, técnicos y futbolistas viven horas de contradicción que, hasta pasado mañana miércoles, no tendrán una solución oficial.


La Juez del Juzgado de Primera Instancia nº 63 de Madrid, María Purificación Puyol Capilla, recibirá mañana a las partes (la Liga de Fútbol Profesional, solicitante del paro, y el grupo G-6, del que el Real Zaragoza forma parte, que denunció la convocatoria al no compartir la medida de fuerza) en una reunión que, desde las 10 de la mañana, decantará el sentido de la resolución definitiva.


Hasta ahora, en las semanas previas a esta convocatoria de huelga gestada en el seno de la LFP (la patronal del balompié hispano), muchos han ido de farol. Sacando pecho a favor de la suspensión de la 30ª jornada de Primera División -32ª en Segunda- para presionar indiscriminadamente a quienes deben decidir que se elimine la transmisión por televisión de un partido por semana en abierto, que se aumente el mordisco de los clubes a la recaudación de las quinielas y que se adjudique un buen pedazo de la tarta que va a generar la proliferación de las casas de apuestas merced a la nueva Ley del Juego.


Es tanto dinero el que hay en juego, son tantos los intereses que circulan soterradamente entre los máximos mandatarios de todas las partes implicadas (LFP, Federación, clubes, SAD, plataformas de televisión, Gobierno y empresas relacionadas con las apuestas, entre otros), que nadie se atreve a adelantar qué va a suceder al final.


Las dudas de buena parte de los protagonistas -activos o pasivos- de esta película giran alrededor de los graves perjuicios de índole deportiva que va a ocasionar este paro, de producirse. Lo apretado del calendario, la escasez de fechas para hallar alternativas si se pierde un fin de semana a estas alturas, ha puesto en alerta a todo el mundo, incluso a los clubes partidarios de consumar el paro del 2 y 3 de abril.


Si no se juega en esos días (este próximo fin de semana), la competición deberá modificar toda su programación para las últimas nueve jornadas. El calendario correrá estación por estación y cada una de las jornadas se disputará una fecha más tarde de la pactada en julio pasado. Y al final de esa cadena surge el gravísimo inconveniente de esta peculiar huelga de los patronos. Sencillamente, el fin de semana siguiente al previsto para acabar la Liga (21-22 de mayo), no se puede jugar. E, incluso el siguiente, tampoco. Por lo tanto, el final del torneo deberá aguardar 21 largos días colgando de un hilo para quienes tengan todo por decidir. Y, lo peor, con varios agravios insalvables por la disputa del Campeonato Europeo sub-21, que se llevará a más de una veintena de jugadores a Dinamarca y el inminente comienzo de la Copa América, que avisa de algún conflicto con las federaciones americanas a cuenta de los numerosos internacionales que militan en los equipos españoles que serán convocados y, sobre todo, asegura que varias estrellas de los equipos grandes de la Liga se quedarán sin un día de vacaciones entre campaña y campaña.


El calendario aprobado en su día está medido al milímetro y no admite una adversidad que lo altere. Curiosamente, así lo defendió la LFP cuando los futbolistas amenazaron hace pocos meses con parar la competición para reivindicar los millones de euros que infinidad de clubes les adeudan. Ahora, sin embargo, los mismos personajes defienden todo lo contrario.


Escaso margen de maniobra


Todo está pensado para que, una vez la Liga acabe el 21-22 de mayo, la mayor parte de los futbolistas comiencen sus 30 días de vacaciones -recogidos en mayúsculas en su convenio- dado que el próximo verano las pretemporadas comenzarán con antelación sobre lo acostumbrado. El motivo ya ha sido anunciado: la competición se iniciará el curso que viene el 21 de agosto, mes en el que se prevén jugar dos jornadas y no una, como hasta ahora. Solo retrasarán el inicio de su mes de asueto grupos muy concretos de jugadores. Por un lado, los que disputen la final de la 'Champions League', fijada el día sábado día 28, es decir, el fin de semana siguiente a la conclusión liguera, en condiciones normales. La UEFA admitió ubicar este año este magno partido en fin de semana (hasta ahora se jugaba en miércoles) con la condición de que no se oscurezca con la disputa de ninguna jornada de liga en ningún país. Por eso ese espacio temporal es inhábil, suceda lo que suceda en cuartos y semifinales con el Barça y el Madrid (si alguno llegase a dicha final, es obvio que en su presencia en ella radicaría la imposibilidad de jugar jornada de Liga).


¿Y por qué no se puede jugar el siguiente fin de semana, el del 4-5 de junio? Porque hay programada doble jornada de partidos internacionales de selecciones nacionales, gemela a la que vivimos ahora. España negoció con los rivales de grupo (Chequia, Escocia, Lituania y Liechtenstein) no jugar duelos oficiales a liga terminada, pero Angel Villar ha cerrado un amistoso en Boston ante Estados Unidos el 4 de junio. Otro viaje transcontinental (ya se jugó en México en agosto) que, pese a lo intempestivo para quienes vayan citados, dejará buenos dividendos en las arcas federativas. Al margen de este extraño partido de la Roja, infinidad de futbolistas de los equipos españoles volverán a volar a medio mundo para jugar con sus respectivas selecciones partidos oficiales.


Y, si la huelga se confirma, al regreso de este 'tour' de varias decenas de internacionales de nuestra Liga es cuando se abre la puerta a dirimir la suerte del torneo español: el fin de semana del 11-12 de junio. Un disparate. Mucho más si se observa que el Europeo sub-21 comienza en Dinamarca el mismo día 11. La España de Luis Milla viajará una semana antes, arrebatando 22 piezas vitales a muchos equipos (ver cuadro adjunto), que no podrían contar con ellos en el momento de la verdad. Y qué decir de la Copa América, que se disputa del 1 al 22 de julio en Argentina. Las federaciones tienen derecho a contar con sus seleccionados 14 días antes. Por ahí, el 12 de junio está en plazo y no obligaría a viajar a nadie antes de ese día (aunque hay selecciones que prevén reunirse a primeros de mes). Pero el agotamiento de sus estrellas asusta a los grandes. Un dilema.