baloncesto

Casademont: problema de base

Bell-Haynes, el genial base del Casademont, firmó un partido soberbio. Pero, sin rotación de nivel, agotado por la fatiga, cometió el error promotor de la derrota

Rafa Luz intenta defender a Bell-Haynes.
Rafa Luz intenta defender a Bell-Haynes.
Francisco Jiménez

Las ramas de los resultados no nos dejaban ver el bosque deforestado del Casademont. Poca madera... Cuatro victorias consecutivas habían alejado el descenso y habían pintado opciones verdaderas de disputar la Copa del Rey. Ahora que el resultado ya no puede distorsionar la verdad verdadera, quizá haya llegado el momento de plantear el principal problema del Casademont (no el único): el base.

Paradójicamente, el base titular del Casademont es un jugador top 5 (reitero, top 5) en la ACB. Con Jovic, el base serbio que arrebató de forma unilateral Valencia en pleno verano, una dupla de lujo en el baloncesto FIBA. Después llegó Cinciarini, que se piró hace unas semanas. Ayer no habría venido mal el italiano, por cierto. Sin él, sin Cinciarini, Trae Bell-Haynes y el prometedor Lucas Langarita quedan como bases, aunque ayer incluso Álex Moreno llegó a comparecer en el ruedo para concederle algún respiro a Bell-Haynes. Con que llegara Trae y frotara la lámpara al final, bastaría, como en Tenerife. Pero no, no todos los días aparece el genio... Mejor dicho, no todos los días aparece el genio al final del partido. Mucho menos, si el genio lleva todo el partido apareciendo y el enemigo sabe perfectamente que el rival necesita que aparezca su genio para ganar. No es un trabalenguas: es la trama del drama de un Casademont con un serio problema de base en su base. Por eso perdimos ayer ante un Andorra que no le ganaba a nadie.

Numéricamente, el partido de Bell-Haynes fue de escándalo, espléndido. En los 28 minutos y 48 segundos que su lámpara iluminó al Casademont, facturó 26 puntos, con una serie de lanzamientos para enmarcar: 8 de 8 en tiros de 2 puntos, 3 de 4 en lanzamientos triples, y 1 de 3 en libres. Su valoración ascendió a 31 créditos. Y, lo mejor, su exhibición particular robusteció al colectivo: en el marcador parcial con Bell-Haynes en pista, el Casademont ganó por 13 puntos. Esto es, de calle. Lamentablemente, con Langarita, perdió por 10 en los poco más de cinco minutos que el canterano estuvo en pista. Con Álex Moreno, más o menos igual: siete abajo en los seis minutos con él en pista. Dato curioso, delator, que Moreno jugase más que Langarita...

Volvamos al protagonista, a Bell-Haynes, al genio que ayer y casi siempre brilla una y otra vez. No es lo mismo estar fresco para salir de la lámpara y ganar al final que haber portado la lámpara durante todo el partido y además tener que aparecer para ganar cuando ya llevas la lengua fuera. Pasó que, a falta de 1.21, con el encuentro absolutamente encauzado, con 69-66 y bola en posesión para abrochar la victoria, el genio Bell-Haynes cometió una falta antideportiva sobre Montero que propició la reacción andorrana. De 69-66 a 69-76, tras una catarata de errores escolares. El triple final, por supuesto de Bell-Haynes, maquilló una derrota cruel. Adiós a la Copa y la evidencia de que, si se sigue aspirando a algo más que a abrazar la estampita para salvarse, el principal problema reside en el base. Aunque el base del Casademont sea un lujo en la ACB...

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