Fernando Vila: «Nunca he perdido la satisfacción de jugar a baloncesto»

Fernando Vila (Zaragoza, 1960) se ha retirado tras sumar 18 internacionalidades y pasar 32 temporadas como jugador y entrenador en las filas del CAI Deporte Adaptado.

El exjugador y entrenador del CAI Deporte Adaptado, Fernando Vila.
El exjugador y entrenador del CAI Deporte Adaptado, Fernando Vila.
Toni Galán

¿Por qué ha decidido retirarse ahora? Tengo entendido que pensaba hacerlo ya en la temporada 2014-15.

Es cierto, me iba a retirar entonces, en la Copa Willy Brinkmann (la tercera competición europea) que se celebraba casualmente en Zaragoza. Parecía el momento adecuado. Pero, tras el descenso de categoría del CAI Deporte Adaptado, quise seguir. Y me encontré con ganas. He continuado a pesar de las circunstancias. Últimamente, me lesionaba y lo pasaba bastante mal. Me costaba recuperarme y sufría dolores. Y así ya no compensa seguir. Eso sí, la satisfacción de jugar nunca la he perdido.

Aún así, ha competido hasta los 57 años. ¿De dónde ha sacado las fuerzas?

Que te guste mucho el deporte que practicas es fundamental. El baloncesto lo llevo en la sangre; jugar me sale de manera automática. Me he divertido mucho. También es verdad que lo he pasado mal y me he frustrado en mi época más competitiva, en la que quería ganar a toda costa.

¿Con qué momento se queda de su dilatada carrera deportiva?

Me hizo muchísima ilusión ser convocado con la selección española para competir en los Juegos de Barcelona 92. Obtuvimos un diploma olímpico del que me siento muy orgulloso. Llegar a dos finales de la Copa Willy Brinkmann (2000 y 2005) tampoco estuvo nada mal, aunque me da pena no haberlas podido ganar finalmente.

¿Cómo recuerda esas Paralimpiadas de las que me habla?

Fue una experiencia muy bonita. Me acuerdo especialmente de la ceremonia inaugural: el paseo en el estadio con tu traje, tu sombrero blanco... Y, mientras, todo el mundo saludando. La ceremonia de clausura también estuvo bien, pero es un poco triste a la vez. Marca el final.

Las despedidas no tienen por qué ser siempre tristes, fíjese en su caso. Ha sido nombrado Deportista Legendario por el Gobierno de Aragón y realizó su retiro oficial en un partido-homenaje.

Me alegré mucho por ese reconocimiento. En cuanto al partido, fue muy emocionante. Me vi bastante bien y todo (risas). Me sentí muy querido tanto por la gente que estuvo como por la que no pudo estar. El cariño y el aprecio de compañeros y rivales te produce una sensación muy agradable. Como es normal después de tantos partidos, discutes y te enfadas en la pista, pero con el paso de los años esas cosas se olvidan. Me quedo con que los pioneros del baloncesto adaptado y la gente que desde el principio ha estado conmigo se encontraban allí.

Ha competido durante 32 temporadas con el el CAI Deporte Adaptado. Es historia viva del club...

Llevo ese sentimiento muy dentro de mí. En ocasiones, parecía que era cosa mía y de algún compañero que sé que verdaderamente se implicaba, como Mariano Patón. A veces, me enfadaba o llamaba la atención a alguien si pensaba que podía hacer más. Aunque no fuéramos profesionales, nos lo tomábamos como si lo fuéramos. Dedicábamos mucho tiempo de ocio a cavilar qué podíamos hacer para que el equipo ganara.

¿Qué consejo le daría a las jóvenes promesas? Es todo un referente para ellas…

Les diría que fueran constantes y trabajadores. Porque el éxito solo llega tras muchos entrenamientos; es un proceso muy mecánico y repetitivo. También que presten atención a la gente que tiene experiencia. Además, les recalcaría la necesidad de llevarse bien. La unión del grupo es clave. Recuerdo que en mis primeros años había compañeros con temperamentos muy diferentes. A pesar de ello, nuestra relación no se acababa al salir de la cancha.

¿Qué va a hacer ahora en su tiempo libre?

No tengo nada pensado, en principio. Quiero descansar y centrarme en mi familia. Aunque no descarto seguir ligado de alguna manera al CAI Deporte Adaptado, incluso entrenar con todas las de la ley. Asumí el rol de entrenador-jugador durante diez años, en dos etapas distintas. Era difícil combinar ambas facetas. No soy además una persona con mucho carácter; no sé si sería el más adecuado. Para los jugadores, igual sí (risas).

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