VOLEIBOL

Amarga derrota

Una de las jugadas del partido
Amarga derrota
A.C.C.

El CAI Teruel conoció ayer lo amarga que sabe la derrota. En el país del chocolate, el conjunto aragonés tendrá que recurrir a este dulce para aplacar su enfado, especialmente el de su entrenador, Óscar Novillo. Al Knack Randstad Roeselare le salió todo, y el CAI mostró una imagen que no es la que gusta enseñar en las canchas, especialmente después de la exhibición de la semana pasada contra el Belchatow polaco. "No estábamos en condiciones de perder este partido. Bajamos demasiado pronto los brazos", resaltaba al final de duelo, con rostro serio, Novillo. El Roeselare apelaba a su experiencia en la máxima competición continental (más de 70 participaciones en la 'Champions League) y a su fortín, un pabellón, el Schiervelde, que se llenó con un animoso público. El CAI Teruel recurría al trabajo, el buen hacer de un correoso grupo que ayer rindió por debajo de sus posibilidades. Una derrota para aprender, sacar conclusiones, y mirar al Kragujevac serbio, rival al que hay que ganar en los dos próximos duelos si se quiere aspirar a continuar en la siguiente fase del torneo.


Ya lo había anunciado Novillo. Su equipo tenía que ofrecer un rendimiento perfecto en el saque, un fundamento vital en el voleibol, si quería sacar adelante el partido, sumar una victoria que le hubiera aupado al liderato del Grupo D. Pero fue precisamente esta arma la que se le atragantó. El elegante Dominique Baeyens sacó toda su artillería a la pista. Hombres fuertes y aguerridos que le ponían pasión a cada punto, como la estupenda charanga que brindaba un variado repertorio musical. El belga Depestele se encargaba de elaborar la jugada desde el momento en que salía de su mano, con un potente saque que anuló la recepción del CAI. El Roeselare tuvo siempre el mando del primer set. Y empujado por su hinchada (y un speaker que no calló), se creció. El opuesto Contreras, todo un veterano (nueve campañas en el equipo), se recreaba con cada salto; los receptores Verhanneman y Danilo Santos remataban a placer; el muro que formaban Verhelst y Radovic se agigantaba por momentos. El CAI plantó cara, pero su juego generaba muchas dudas. El balón no circulaba con frescura, sin acierto en la red, con una defensa blanda. Novillo torcía el gesto. Y los músicos ya entonaban la melodía del 'Equipo A', toda una declaración de intenciones.


El CAI Teruel empezó a crujir. '¡Que viva España!'. La charanga a lo suyo. Y el Roeselare, también. Baeyens no movía fichas, encantado con la buena labor de sus chicos. Novillo rotaba buscando soluciones en la dirección, en el bloqueo, en el ataque, en la recepción. Nada. Contreras que cada vez se gustaba más, contagiaba su brío a sus compañeros.


Al otro lado de la red, los jugadores del CAI Teruel sucumbían, y por los suelos. Nunca tuvo capacidad el conjunto aragonés de revertir la negativa situación de la segunda manga (8-5, 16-12, 21-14), con el público entregado (el pabellón se caldeaba a ritmo discotequero). Ni por muchas protestas al segundo árbitro, el alemán Dieter Bröstl, que el club belga, en todo un alarde de generosidad, le regaló una botella de champán con motivo de sus 50 partidos en la 'Champions' y el 15º que pitaba al Roeselare.


Parecía el principio del fin. Pero con el CAI todo es posible. Ya se vio el miércoles pasado, cuando un Belchatow crecido acabó doblando la rodilla. El Roeselare se relajó. Momentos así no hay que desaprovecharlos y el regalo belga lo recogió el CAI con gusto. Los aficionados turolenses se dejaban oir con fuerza ante el silencio local. Como el inexpresivo Baeyens, que se llevaba la mano a la barbilla preguntándose qué pasa aquí. Metió más altura en la pista (el central Valm con sus 207 centímetros) y determinación en la red (Tuerlincks), pero no le funcionó. Sí le iban mejor las cosas al CAI: el balón partía con más fuerza, tomaba la dirección adecuada y Haroldo, Suela e Ibán se entonaban en el ataque. Fue demasiado fácil para el conjunto turolense.

El Roeselare salió enrabietado. Con el sexteto inicial en pista tomó ventaja (4-1). Novillo paraba el juego. Pero de poco sirvió. Y retumbaba en el pabellón "Voulez vous" de Abba. Sí, el equipo belga podía. El 9-4 rompió la manga, con un memorable punto con dos equipos volcados al ataque y que cayó del lado local. Ahí el CAI Teruel dijo adiós al partido. Con amargo dolor.

 

Ficha técnica

 

Roeselare 3

CAI Teruel 1


Knack Randstad Roeselare Depestele (3), Radovic (14), Contreras (16), Verhelst (8), Verhanneman (17), Danilo Alves (8) -sexteto inicial-, Callebert (líbero). También jugaron Vlam (1), Tuerlinckx, Dodds.


CAI Teruel Hernán (1), Fran Rodríguez (5), Suela (10), Haroldo Lino (12), García-Torres (3) y Pérez (14) -sexteto inicial-, Llenas (líbero). También jugaron Ariño, Torres (4), Vega (2), Guerrero (3).


Sets: 25-22 (25 min.), 25-19 (27 min.), 18-25 (22 min.) y 25-20 (23 min.).

Árbitros: Aage Christensen (DEN) y Dieter Bröstol (GER).

Incidencias: 2.000 personas en el Hall Schiervelde, unos 40 seguidores turolenses.