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Hugo Pinilla, el futuro ya está aquí

Víctor Fernández llama a entrenar con el primer equipo al talento absolutamente diferente del Zaragoza juvenil

Qué bien le sienta el brazal del Real Zaragoza a Hugo Pinilla.
¡Qué bien le sienta el brazal del Real Zaragoza a Hugo Pinilla!
Valentín Gutiérrez

En la Ciudad Deportiva, una voz tan prudente como la de Pedro Suñén dice que encuentra a Hugo Pinilla como el canterano zaragocista más aproximado a Ander Herrera. Además de esta aportación local, quizá convendría subrayar la opinión de los técnicos de la División de Honor Juvenil. Esencialmente, porque gravita sobre todo el grupo catalán de la máxima categoría juvenil, que es donde compite a por todas el Zaragoza juvenil de Garcés, lo parecido del corte de jugador de Hugo Pinilla con el de Iniesta. Comparaciones al margen y salvando las distancias, todos convienen, el Real Zaragoza el primero, que nos encontramos ante un jugador absolutamente diferente: mueve, asiste y remata. En la sesión de ayer, el mediapunta juvenil que es punta y medio apareció en el entrenamiento del primer equipo a las órdenes de Víctor Fernández. Todos sabían en la Ciudad Deportiva que este día llegaría: Hugo Pinilla, el futuro ya está aquí.

El pasado 28 de abril, Hugo Pinilla Ruiz cumplió 18 años de edad. Juega muy bien al fútbol, pero estos días está centrado en la inminente prueba de la EVAU, paso previo a matricularse en Medicina. Aunque su perfil futbolístico en nada se parezca al de Iván Azón, su perfil humano sí se aproxima muchísimo al poderoso referente ofensivo del Real Zaragoza. Su padre, Óscar Pinilla, ejecutivo de Telefónica en Aragón, jugó una década en las categorías inferiores del Real Zaragoza. Allí compartió vestuario con canteranos de postín, como Jesús Seba, Cuartero, Celso Mostacero, Chucho Ochoa o Roberto Martínez, exseleccionador de Bélgica y actual seleccionador de Portugal. Después, Óscar Pinilla jugó  por placer, por amor al fútbol y entrenando tanto o más que los profesionales en clubes de la Tercera División aragonesa (Utebo, La Almunia, Utrillas, Ebro...).

Su madre también es importante en esta historia: Cristina Ruiz, profesora de Física y Matemáticas en los Agustinos Recoletos de Romareda, donde Hugo está a punto de finalizar Bachillerato con sobresaliente antes de la EVAU de unos días. Por un lado tenemos, por tanto, un padre zaragocista a muerte porque ha defendido más veces que nadie ahora mismo en el club la camiseta del Real Zaragoza. Y por otro lado, una madre volcada en que su hijo sea médico. Idéntico perfil al de Iván Azón: un padre futbolista bien posicionado y una madre científica.

Este clima familiar óptimo para estudiar, para jugar, para crecer en el fútbol y en la vida, es esencial. Porque, como otras joyas de la Ciudad Deportiva reunidas por Ramón Lozano, Hugo Pinilla también fue objeto de deseo de los grandes desde pequeñito. Había comenzado a jugar en las escuelas del Valdefierro. Captado por el Amistad para sus equipos benjamines, su salto al Real Zaragoza alevín estaba cantado. Era menudo... ¡Menudo futbolista!   

Sus escasas chichas eran todo fútbol. Por eso siempre se le reservó un lugar preferente en los equipos alevines, infantiles y cadetes del Real Zaragoza, donde se esperó (y, lo mejor, se sigue esperando...) su explosión física. Centrándonos en los últimos dos años, pese a su escaso peso, Miki Álvarez ya apostó de forma decidida por Pinilla en el Zaragoza de Liga Nacional Juvenil. Javi Garcés lo subió nada más que pudo al División de Honor y hasta le ha puesto el brazalete de capitán. El año próximo aún será juvenil, pero hace tiempo que entrena con el Deportivo Aragón a las órdenes de Emilio Larraz, conjunto con el que ya ha debutado en Segunda RFEF. Miki, Garcés, Larraz... Todo ellos, entrenadores muy por encima de la categoría en que entrenan. Ahí reside el éxito de la cantera del Real Zaragoza, además de en la apuesta por talentos como Hugo Pinilla.

En todo este tiempo, todos los grandes del fútbol español en un momento u otro le han seguido, le han tentado, le han calentado la oreja. Pero el padre sabe de qué va el fútbol profesional, donde tan cerca estuvo él y amigos como Roberto Martínez lo alcanzaron al máximo nivel. Por eso, y porque su camiseta es la del Real Zaragoza, renovó hasta 2026 por el equipo del león rampante. El paso de este jueves es uno más hacia la conquista del futuro que le corresponde, el que el Real Zaragoza disfrutará, el de un zaragocista absolutamente diferente. 

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