Las tenistas Muguruza y Badosa, entre vacaciones y lesiones

La campeona de Roland Garros y Wimbledon, de descanso permanente, y la de Indians Wells, de baja la mitad del curso, amplifican un decepcionante 2023 para el tenis español.

Combo de imágenes de Garbiñe Muguruza y Paula Badosa
Combo de imágenes de Garbiñe Muguruza y Paula Badosa
Agencias

¿Volverá Garbiñe Muguruza? Es la gran pregunta del tenis español. La jugadora lleva apartada del circuito profesional desde inicios de año, apenas ha competido en cuatro partidos y se está tomando unas vacaciones que empezaron como algo temporal y cada vez parecen más permanentes. "Pasar tiempo con mi familia y con mis amigos está siendo muy saludable, así que voy a ampliar este período", anunció Muguruza para saltarse Roland Garros y Wimbledon, los dos Grand Slams que ha conseguido en su carrera deportiva.

El paréntesis, sin embargo, continúa, y no hay una fecha o un horizonte para que la hispanovenezolana vuelva a la competición. "No me he planteado nada aún", apuntó hace unos meses, insistiendo en lo cómoda que se encuentra con su nueva vida, aunque nunca renunciando a la raqueta, ya que durante los últimos meses ha compartido fotos y vídeos de sus entrenamientos de forma regular.

Sin embargo, la gran duda respecto a Muguruza es si tiene motivación suficiente para realizar el esfuerzo que supone volver al tenis profesional. A sus 30 años, es indudable que ha conquistado gran parte de los mejores torneos del mundo. En su palmarés luce un Roland Garros (2016), un Wimbledon (2017), unas Finales WTA (2021) y tres WTA 1.000, además de haber sido número uno del mundo durante cuatro semanas.

Ya sin ranking y datando su último triunfo de septiembre de 2022, Muguruza necesitaría un esfuerzo mayúsculo para tratar de entrar a uno de los circuitos más uniformes de los últimos tiempos, con tenistas dominadoras como Iga Swiatek, Aryna Sabalenka, Coco Gauff y Elena Rybakina, además de potenciales ganadoras de Grand Slam como Ons Jabeur, Jessica Pegula y Karolina Muchova y vigentes campeonas como Marketa Vondrousova.

Para Garbiñe Muguruza, una tenista más de chispazos que de consistencia, quizás la vuelta no sea tan complicada, pero es indudable que necesita una motivación que la empuje a ello y puede que los Juegos Olímpicos sean la clave. Porque en 2016 en Río de Janeiro se quedó en tercera ronda y en Tokio en 2021 perdió a las puertas de la lucha por las medallas, cuando le frenó Rybakina en cuartos de final.

Si abraza el reto olímpico, necesitará meterse entre las 50 mejores del mundo para entrar al cuadro, por lo que en cualquier caso serían seis exigentes meses para una jugadora que no compite desde el torneo de Lyon en enero del año pasado y que ha ganado cuatro partidos desde junio de 2022. Su último triunfo ante una 'top ten' data de noviembre de 2021, en su canto de cisne hasta la fecha, el torneo de maestras.

El caso de Paula Badosa es diferente. La española también está de baja, pero en su caso por lesión. En mayo, durante el torneo de Roma, sufrió una rotura por estrés en una vértebra y se perdió el resto de la gira de tierra batida, incluido Roland Garros. Forzó para llegar a Wimbledon, pero no funcionó y decidió tomarse unos meses de descanso para reposar la cabeza y sanar la espalda.

La motivación de Badosa

No falta motivación en Badosa. La catalana, pese a estar lejos del nivel de ganadora de Indian Wells en 2021 y de número dos del mundo en abril de 2022, sigue siendo una tenista competente y con momentos de brillantez en los que puede ganar a cualquiera. Como ejemplo, en 2023, pese a ser un año gris, venció a tres 'top ten', a Daria Kasatkina, en Stuttgart, a Cori Gauff -futura campeona del US Open- en Madrid, y a Ons Jabeur, en Roma, además de ganarle un set a Sabalenka en Charleston.

Su talento está fuera de toda duda, así como su capacidad de recuperación tras momentos malos. El problema es el físico. A sus 26 años, Badosa se ha retirado ya de una treintena de partidos y este año se tuvo que perder el Abierto de Australia, por un problema en el muslo, en Madrid estuvo renqueante en su debut por unas molestias en la pierna, no pudo estar en Roland Garros por la vértebra y en Wimbledon se retiró en segunda ronda.

La inconsistencia física de la catalana ha provocado que haya pasado de ser una candidata a ganar Grand Slams y a opositar al número uno del mundo a estar en estos momentos en el puesto 63 del ranking y con seis meses de baja a la espalda. Si el parón la ha oxigenado, nada hace indicar que no pueda volver a competir por estar arriba y los Juegos en el horizonte -fue cuartofinalista en 2021- son otra motivación extra.

En cuanto a otras españolas en el 'top 100', Sara Sorribes ha vuelto con éxito de la lesión de tobillo que la tuvo seis meses en el dique seco e incluso ganó un título en cemento en Cleveland en agosto, el segundo de su carrera profesional. Rebeka Masarova está al borde del 'top 50', en el mejor ranking de su carrera (61), ha jugado todos los Grand Slams y ha alcanzado este año dos semifinales en WTA, los mejores resultados de su vida.

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