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La radiante irrupción de la pequeña Lara

La zaragozana Lara Sebastiá, de 10 años, se llevó en Croacia el torneo que reunía a las mejores tenistas de Europa de su edad.

Lara Sebastiá, en las instalaciones del Real Zaragoza Club de Tenis.
Lara Sebastiá, en las instalaciones del Real Zaragoza Club de Tenis.
Toni Galán

Lara Sebastiá cogió su primera raqueta con 4 añitos. Lo hizo en el Club de Tenis Montecanal, junto a su casa. Su madre había jugado, pero la niña empezó a darle a este deporte por probar y hacer deporte, como una actividad extraescolar más. Empezó a progresar, pasó al Real Zaragoza Club de Tenis y, casi de la noche a la mañana, empezó a ganar torneos por España. Ahora, con 10 años, ha cerrado un verano radiante, con victorias en las finales de Madrid, La Coruña, Salamanca y Tarragona del Warriors Tour, un circuito nacional de jóvenes talentos que le ha medido a lo mejor del país –de su edad, claro–.

Esa niña que empezó a probar con el tenis en el sur de Zaragoza este martes mismo estaba desayunando con el que dice que es su ídolo, el número 1 del mundo, Carlos Alcaraz. Lara Sebastiá jugaba por la mañana la final del Master de España en las instalaciones de la academia de Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz. Ayer le tocó ceder en el partido decisivo del torneo, por lo que fue la flamante subcampeona tras una gran final.

La pequeña tenista zaragozana ha ido derribando barreras a una velocidad de vértigo. De ganar torneos locales pasó al circuito nacional… y al internacional. Hace apenas dos semanas disputó el Máster Champions Bowl en Umag (Croacia), una especie de Campeonato de Europa no oficial de la categoría, donde participaron las 190 mejores raquetas de los chavales nacidos en el año 2012, el de nacimiento de Lara. La zaragozana fue superando rondas, primero con facilidad y luego con más esfuerzo, hasta plantarse en la final… para ganarla. Venció en tres sets a la belga Artemis Anastasiadis. 

Para ella, ha sido su victoria más especial "por ser el primer título internacional", cuenta aún muy tímida con los periodistas. "Todas las niñas iban con preparador físico, entrenador, página web, patrocinadores… Nosotros fuimos en plan familiar y mira...", le ayuda Amparo Sebastiá, su madre. La pequeña dice que lo que más le gusta del tenis son "los entrenamientos en el club y los partidillos que jugamos después". Confiesa que este año esperaba alguna victoria, "pero no tantas". 

Para sus padres, la progresión de la pequeña ha sido toda una sorpresa. "Empezó a competir hace un año, y para nada hubiéramos imaginado esto. No parecía que tuviera nada especial con respecto al resto, pero desde mayo dio un cambio radical, un salto impresionante. Empezó a ganar torneos y no ha parado", apunta su madre.

Pese a esta trayectoria imparable, la familia (y la propia Lara) tienen los pies en el suelo. "Llegar a la élite es muy difícil, y todavía es muy pronto para saberlo. Sí que puede ser una opción para entrar en un mundo que te puede abrir puertas, quizá estudiar en EE.UU. mientras juega a tenis… Lo principal ahora es que sea feliz y siga estudiando", cuenta su madre.

De momento, ayer tras la final perdida en Villena (Valencia) y después de caer rendida en la siesta, solo le interesaba saber si llegaba a Zaragoza para el entrenamiento. "Tengo que mejorar la volea", señala como punto su débil. Hay madera.

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