El gran espectáculo

Los Patriots y los Eagles disputan la madrugada del domingo la final de la Super Bowl, un evento con 190 millones de espectadores que trasciende más allá de los límites deportivos.

Los cascos de los Eagles y los Patriots en el exterior del U.S. Bank Stadium de Minneapolis, donde se disputa la Super Bowl.
Los cascos de los Eagles y los Patriots en el exterior del U.S. Bank Stadium de Minneapolis, donde se disputa la Super Bowl.
Reuters

El evento de los eventos, la Super Bowl, descuenta las horas para celebrar su 52ª edición, programada para la madrugada del domingo al lunes a las 0.30 (hora española) en el U.S. Bank Stadium de Minneapolis. El duelo entre los New England Patriots y los Philadelphia Eagles por el título de la NFL, la liga de fútbol americano, volverá a paralizar a Estados Unidos y a parte del mundo entero.

Los Patriots, vigentes campeones tras una memorable remontada el año pasado ante los Atlanta Falcons (34-28 tras ir 25 abajo), parten como favoritos ante los Eagles, aunque se presupone una final marcada por la igualdad. Para los Patriots sería su sexto título. Para los Eagles, el primero. A sus 40 años, el quarterback Tom Brady volverá a ser la gran estrella de la noche en la que espera conquistar su sexto campeonato en ocho finales. Los mismos que sumaría su entrenador, Bill Belichick. Los dos, leyendas vivas de la NFL, quieren ampliar su legado. "Ellos -los Eagles- están bien dirigidos y son buenos en las tres fases del juego. No hay equipos malos equipos en la Super Bowl", subrayó Brady hace un par de días. "Son los campeones de la Conferencia Nacional, terminaron 13-3 y tuvieron una temporada increíble", agregaba, restando favortismo y presión a su equipo.

Como es habitual cada año, la Super Bowl será mucho más que un evento deportivo. El cantante Justin Timberlake será en esta ocasión el encargado de actuar en el espectáculo musical del descanso y estará acompañado por su grupo musical y no habrá ninguna "sorpresa" que genere la polémica. Timberlake reveló durante la rueda de prensa previa que solo su banda, ‘The Tennessee Kids’, se unirá a él en el escenario, mientras descartaba cualquier posibilidad de que su otro exgrupo de músicos, ‘N Sync’, o Janet Jackson fuesen a participar. El cantante estadounidense, que se convierte en el primer artista que va a actuar por tercera vez en el espectáculo del medio tiempo de un Super Bowl, regresa después de 14 años tras actuar en Houston (2004), cuando también jugaron los Patriots , que se impusieron 32-29 a los Panthers de Carolina.

Aunque, sin duda, el episodio más recordado con Timberlake y la Super Bowl fue en 2004, cuando durante la actuación de Janet Jackson arrancó un pedazo de su vestido e hizo que la cantante mostrase el desnudo de uno de sus pechos en pleno concierto. Un momento histórico para la televisión que sería conocido como ‘Nipplegate’ y que provocó cambios en la transmisión del mayor evento deportivo del año en los Estados Unidos. Además, el himno nacional será interpretado por la cantante Pink, que ha recibido más de 65.000 interacciones en el tuit que publicó para comunicar la noticia a sus seguidores. La expectación es máxima en un evento que, según las últimas estimaciones, generará unos 418 millones de dólares en publicidad, tendrá más de 190 millones de espectadores o internautas pendientes del partido y generará alrededor de 27 millones de tuits.

La publicidad: cara y rentable

La ‘NBC’, la cadena responsable de emitir la final de este año, cobrará por la emisión de los anuncios de 30 segundos más de 5 millones de dólares. Una inversión rentable, teniendo en cuenta que, según un estudio de la consultora Gallup, el 33% de las personas que ven la Super Bowl dicen estar más interesados en la publicidad que en el propio partido. El año pasado, la campaña publicitaria que más impacto generó en Twitter fue la de Pepsi, marca que este año promete volver a sorprender con la participación de Cindy Crawford en un homenaje al icónico anuncio de 1982 en que también apareció la modelo.

Una de las novedades este año llegará en la seguridad del estadio. El escándalo que provocó el año pasado el robo de la camiseta de Tom Brady, que la había dejado en el vestuario del equipo tras concluir el partido, ha hecho que este año el control a los periodistas se haga mediante identificación por radiofrecuencia (RFID). Un lector de RFID que es también conocido como interrogador y tiene como objetivo principal transmitir y recibir señales, convirtiendo las ondas de radio de las credenciales en un formato legible para las computadoras. De este modo, los informadores también estarán controlados en todo momento.

El robo de la camiseta, que protagonizó el periodista mexicano Mauricio Ortega, exdirector del periódico La Prensa, del uniforme valorado en medio millón de dólares, dejó al descubierto que también había sido el autor de la sustracción de otros artículos. Entre ellos, otra camiseta del propio Brady, que se puso en la 49 edición del Super Bowl de 2015 y los zapatos y casco que el jugador de los Broncos de Denver, Von Miller, llevó en otra final.

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