La igualdad, paradigma sistemático de la categoría de plata, obliga a cada una de las 22 formaciones a perfeccionar al máximo cualquier detalle del juego. Hasta el más mínimo desajuste puede ennegrecer un partido, por mucho que en la balanza de méritos los logros sobrepasen a los errores. Sabe bastante de eso la Sociedad Deportiva Huesca, a la que le están penalizando en demasía las acciones de estrategia a lo largo de los cinco encuentros disputados hasta el momento en el campeonato liguero. Y es que cuatro de los cinco goles que ha recibido el portero Álex Remiro han surgido desde el balón parado, teniendo la visita a Léon del pasado domingo como principal exponente de esa debilidad defensiva que ya le ha birlado la posibilidad de sumar varios puntos más.

Pese a que el Huesca también ha mostrado poderío en la estrategia ofensiva, con dos de los cinco tantos anotados así, el desequilibrio que presentan sus cuentas en tal apartado se ha convertido en uno de los grandes entuertos a resolver, con urgencia, por el cuerpo técnico que encabeza Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’.

"Nos ha condenado el balón parado", indicaba el entrenador barcelonés tras ceder por 3-2 ante la Cultural Leonesa. Una falta lateral y un córner sin oposición por parte del entramado defensivo altoaragonés, además de un penalti (que no era), resultaron definitivos. De nada le sirvió al Huesca levantar dos veces un marcador adverso, la primera aprovechando un córner botado por Vadillo y cabeceado a la red por Cucho Hernández.

También el gaditano Vadillo fue el encargado de servir desde la esquina a Melero en el 1-1 final en Pamplona ante el Osasuna. Los navarros habían tomado ventaja al sacar petróleo de una falta lateral que introdujo en el área pequeña Torró y llevó al fondo de la portería altoaragonesa Unai García en el segundo palo.

En definitiva, demasiadas concesiones que han hecho encender la luz de alarma en el vestuario del Huesca. Porque la estrategia es siempre un elemento fundamental, más todavía en una Segunda División donde las diferencias entre los equipos a veces solo son apreciables usando el microscopio.

La plantilla oscense asume su responsabilidad y entiende que debe poner freno a esta situación. Así lo aseguró ayer el defensa Jorge Pulido. "Es un aspecto a corregir porque no se nos puede ir un partido por esas acciones", lamentaba el toledano tras la sesión preparatoria que el Huesca llevó a cabo en el Instituto Montearagón.

"Era un partido para sacar algo positivo. Si son superiores les aplaudes y te marchas a casa. Así te vas más fastidiado. Todavía estamos dolidos", relató el zaguero azulgrana, quien se ha adueñado de un puesto en el once formando eje de la retaguardia con Jair.

Rubi y sus futbolistas charlaron ayer durante unos cuantos minutos sobre el césped del Montearagón. Como es normal después de lo sucedido en León, los errores defensivos en la estrategia tuvieron un papel relevante en esa conversación analítica del vestuario altoaragonés. "Pero también hemos hablado sobre lo bueno. En muchas facetas hicimos un gran encuentro, pero en una, como dijo el míster, fuimos muy malos: en el balón parado. Nos lastró mucho", apostilló Pulido.

El capítulo arbitral, denunciado por el entrenador tras caer en el Reino de Léon, es otro factor que hasta la fecha, en opinión de Rubi, está jugando en contra. La reclamación es el penalti señalado a la Cultural y dos goles invalidados a Cucho Hernández. "A mí de eso no me gusta hablar. Nosotros tiramos el partido. Sin esos goles a balón parado estaríamos hablando de una victoria", declaró Pulido, que se decanta por mirar la paja en el ojo propio. Hoy el Huesca descansa para retornar mañana al trabajo pensando ya en la visita dominical del Valladolid (12.00).