"Le debo la vida y mi bienestar a la práctica del atletismo"

Mañana se celebra el 50º Cross de Reyes del Stadium Casablanca. Usted organizó el primero. ¿Qué recuerda?

Había muy pocos medios, pero nos sobraban las ganas. Así montamos el primer Cross de Reyes. En esa primera edición corrió Francisco Arizmendi, un gran atleta que poco después se proclamaría campeón del Cross de las Naciones. Pero quedó segundo... y ganó el zaragozano Alberto Esteban.

¿Tuvo repercusión aquella edición iniciática?

Hay cosas que no se olvidan jamás. Por ejemplo, que corrieron unos 100 atletas, todos hombres. Se dividieron en tres categorías: juveniles, júnior y sénior. Como no teníamos dinero, envié una carta a las autoridades (al alcalde, al gobernador civil, al capitán general...) para que nos donaran trofeos para entregarlos a los ganadores. Todos se portaron muy bien y fueron muy generosos.

¿Qué siente cuando ve que aquella semilla que plantó es hoy una de las pruebas más consolidadas y admiradas del calendario aragonés?

Cuando iniciamos el Cross de Reyes no se me pasó por la cabeza que tuviera tanto éxito y que durara medio siglo. Ni siquiera pensaba que estaría vivo para presenciarlo. Por suerte, yo he llegado en plena forma y la prueba está todavía mejor que yo. Me parece fantástico y, si mis circunstancias familiares lo permiten, asistiré mañana para disfrutar de las carreras.

¿Cómo y cuándo arrancó su longeva relación con el Stadium Casablanca?

Soy socio del Stadium Casablanca desde 1957, el número 6.293. A los 15 años tenía una cuadrilla de amigos de la Acción Católica de la parroquia de San Gil y nos animamos para apuntarnos al Stadium. Comenzamos con el fútbol, el balonmano y el baloncesto. Hasta que un día me propusieron participar en un campeonato de peñas de atletismo que se organizaba internamente en el club. Acepté y desde ese día cambió mi vida.

¿Qué sucedió?

Pese a que ese primer día, en el campeonato de peñas terminé totalmente desfondado en los 1.500 metros, lo hice bastante bien y me encantó la experiencia. José Luis Barrachina me invitó para que integrara el equipo oficial de atletismo de la entidad y desde entonces este deporte ha sido mi pasión.

Habla con devoción del atletismo.

Es que al atletismo le debo la vida y mi bienestar. Hace 20 años tuve un infarto del que afortunadamente me recuperé. El día que me dieron el alta, un médico me dijo que gracias a los esfuerzos de la práctica deportiva había salido vivo del trance.

Es usted la mejor propaganda para invitar a la gente a practicar deporte.

Lo digo con todo el convencimiento. Con 74 años hago marcha nórdica y raquetas... y lo que se tercie. No podemos quedarnos quietos, tengamos la edad que tengamos. Con los años, pierdes fuerza y las rodillas duelen. Así que me pasé a las caminatas con bastón, que suelo practicar cuando voy de vacaciones a Calafell. El primer día el monitor me dijo: ‘Aquí te harás rico en amigos’. Y tenía toda la razón. El deporte saca lo mejor de las personas y nos acerca al prójimo.

¿Hasta dónde llegó como atleta?

No demasiado alto. Llegué a correr 5.000 y 10.000 metros y a participar en campeonatos de España de campo a través, en Juegos Universitarios y en los Nacionales. Pero un serio problema con las varices en una pierna me obligó a colgar las zapatillas con 22 años.

Su siguiente paso fue presidir la sección de Atletismo del Stadium siendo un pipiolo.

Todo fue rodado, fruto de diversas casualidades. Enrique Santamaría, el presidente de la sección de Atletismo, había dejado el cargo y varias personas me propusieron que lo asumiera yo. Tenía apenas 24 años, pero me lancé a ello con mucho entusiasmo.