«Soy fan de la selección española salvo cuando la arbitro»

Esto de ser árbitro olímpico... ¿Cómo se lo explicaría a su hijo de tres años?

Le diría, Lucas, ¿sabes que papá va a ser olímpico? Para un deportista es lo máximo, el mejor escaparate del mundo cada cuatro años.

Tendría que decirle que su papá es el árbitro olímpico de baloncesto más joven de Europa...

Lo importante es educarlo en valores, y el deporte reúne muchos valores. Recuerdo yo de chaval, cuando iba con mis padres al Huevo (Palacio de los Deportes) a ver jugar al CAI de Arcega, lo bien que lo pasaba. Y luego, viendo a España en los Juegos de Los Ángeles, engañando a mi padre para ver a la selección por la noche...

Qué madrugadas en el verano de 1984 para ver a Fernando Martín, a Epi, a Corbalán, a Arcega... ¡Qué bonito tener que poner el despertador para ver un partido!

Nos salía del corazón, que es lo que merece la pena. Yo ya estaba enganchado en La Salle Gran Vía. Me apasionaba jugar y entrenar a baloncesto. Comencé a arbitrar cuando llegué a la universidad.

Usted constituye un caso único. Su ascenso fue meteórico.

Sergio Lázaro me dijo que me lo tomara en serio, que valía. Recuerdo el primer partido que pité. Fue en el colegio de La Milagrosa. Eran niñas. Mi tutor arbitral, Ángel Pérez, me acompañó pitando en el primer cuarto. En el segundo, me vio tan suelto que se marchó al bar a tomarse un café.

En seis años pasó de arbitrar a niñas infantiles a la mejor liga del mundo tras la NBA, la ACB.

Subí en 2001. Y sin pasar por la LEB, que viene a ser la Segunda.

¿Saltó de Tercera a Primera?

Sí, sí, no pasé por Segunda. Yo solo tenía 24 años. Paco Monjas, actual jefe de los árbitros, me vio pitar el Nacional sub 20 y ascendí.

En la ACB goza de un cartel excelente. El Barça, el Madrid, el Baskonia... Todos quieren que les pite Peruga. ¿Qué tiene usted que su amistad procuran...?

No me gusta hablar de mí mismo, pero considero que la honestidad y la credibilidad son esenciales en el baloncesto y en cualquier actividad de la vida.

Arbitró la Supercopa, la Copa del Rey, la final de la Liga... ¿Qué le queda por pitar?

Una final olímpica de España, pero eso es imposible. Soy fan de la selección española salvo cuando la arbitro, siempre en amistosos.

La arbitró el jueves en Málaga ante Lituania, y perdió España... Peruga no se casa con nadie...

Solo estoy casado con Sandra, exatleta del Scorpio. Y felizmente casado, por cierto. En cuanto a España, como siempre, va a ir creciendo poco a poco. España sabe jugar y ganar los partidos importantes en los cruces finales.

El 28 de julio, España juega en Zaragoza. Después embarcará hacia Brasil. Podría ser el último partido de Pau Gasol o Navarro con la selección en suelo español...

Esta generación se ha ganado el derecho a alargar su carrera todo y más. España lleva más de una década siendo referencia mundial. Ser el segundo mejor del planeta en todo después de Estados Unidos durante tanto tiempo tiene mucho mérito. Que Zaragoza sea una ciudad de paso obligado para España, como zaragozano que soy, me llena de orgullo. No nos podemos perder el partido del día 28.