OBITUARIO

La voz más sublime del metal se apaga

El antiguo vocalista de Black Sabbath falleció el domingo, a los 67 años, tras librar una dura batalla contra el cáncer.

La voz más sublime del metal se apaga
La voz más sublime del metal se apaga

El 21 de junio de 2009, cuando su última formación -Heaven & Hell- canceló en el último minuto su actuación en el Metalway de Zaragoza debido a un espasmo dorsal del guitarrista Tony Iommi, Ronnie James Dio salió al escenario a pedir perdón a los defraudados fans, que en el caso del festival zaragozano siempre son legión. Más de diez mil almas enfurecidas rebajaron su mosqueo ante la humildad del pequeño gran ídolo, la voz de Elf, Rainbow y, sobre todo, el encargado de suplir al insustituible -paradoja muy coherente: cosas de la clase nobiliaria del género- Ozzy Osbourne en Black Sabbath. El domingo, diez meses después de ese detalle de casta, el cantante perdía la batalla con el cáncer de estómago, enfermedad que se le había diagnosticado por primera vez poco antes de la cita zaragozana, y de la que era tratado en un hospital de Houston.

Tenía 67 años. Antes de que la enfermedad le machacara, podía presumir de la vitalidad de un treintañero. Su físico menudo y aspecto de duendecillo contrastaban con una presencia escénica gigante, y una garganta privilegiada: no son pocos los que le citan como la voz más privilegiada del metal, aunque sus inicios en la música se remontan a una época previa a la aparición del género.

Neoyorquino, que no 'granmanzanero' (nació en Cortland, localidad cercana a Syracuse, en el norte del estado de Nueva York), Dio era sin duda uno de los tipos más respetados del negocio. Este verano tenía previsto tocar en España: hace dos semanas, sus Heaven & Hell (grupo asentado sobre el armazón de Black Sabbath) suspendieron toda la gira europea estival debido al estado de salud de su vocalista.

El domingo, a través de un mensaje en la web oficial del músico, su esposa Wendy daba la fatal noticia. También invitaba a todos a mostrar sus condolencias en Facebook: a media tarde de ayer, los testimonios rondaban ya los 40.000. Llegó uno muy especial de la ciudad croata de Zagreb: su emisor era el batería de Metallica, Lars Ulrich, personaje poco inclinado a la lisonja. Decía cosas así: "Acabo de enterarme de tu muerte, al bajar del escenario. Te admiro desde que te vi por primera vez con Elf en Copenhague, en 1975. Nos hemos cruzado varias veces estos años y siempre te mostré mi respeto, pero cuando finalmente tuve la ocasión de tocar contigo en Austria, en 2007, volví a sentirme como el chaval que te idolatró tres décadas antes: fue un honor y un sueño compartir escenario con Heaven & Hell. Tu voz me impactó siempre, me dio fuerzas para perseguir mi sueño, y tu carisma y amabilidad me conmovieron. Gracias, de corazón".

Ronnie James Dio, durante un concierto celebrado en Suiza en el año 2007. efe