Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Hoy podría empezar el futuro

El Museo Pablo Serrano inicia su andadura con muchas y nobles expectativas: es el gran Centro de Arte Contemporáneo que Aragón aplazó durante años y años sin saberse muy bien la razón.

Museo Pablo Serrano
Hoy podría empezar el futuro
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El Museo Pablo Serrano cambia de nombre y pasa a llamarse Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano. Esa nueva nomenclatura anuncia la intención de una Consejería de Educación, Cultura y Deporte que no ha sabido salir con limpidez de algunos atolladeros: el Espacio Goya, la construcción de la Escuela de Artes y la Escuela Superior de Diseño sin resolver el espacio anterior y sin dar tampoco demasiadas explicaciones, la nebulosa que enmaraña el Teatro Fleta y produce más estupor y crispación que otra cosa, la escasa trascendencia de los Premios Aragón-Goya y el Premio de las Letras Aragonesas, básicamente por falta de un trabajo mínimamente imaginativo y por ausencia de afán. Esta Consejería ha tenido desde hace casi ocho años un problema de comunicación con la sociedad y con los medios.


Pese a todo, el Museo Pablo Serrano inicia su andadura con muchas y nobles expectativas: es el gran Centro de Arte Contemporáneo que Aragón aplazó durante años y años sin saberse muy bien la razón. No lo es: debe serlo, y es lícito aventurar que lo será. Solo cabe pedirle imaginación, compromiso, sentido del riesgo y a la vez voluntad de generar públicos, apertura hacia los distintos trayectos y estéticas del arte en el tiempo, generosidad con la creación de Aragón, generosidad que no paternalismo o chovinismo. Hay que pedirle circulación de aires de aquí y de allá, deseo de crear fértiles intercambios, y hay que exigirle también transparencia y una dirección y una gestión sensatas, no excluyentes. A veces, una de las maldiciones de la Comunidad son los odios extraños entre gestores culturales que impiden a menudo trabajar más en equipo, siendo como somos tan pocos.


Y otra cosa fundamental será establecer buenos convenios, líneas de colaboración, trabajar en la coproducción y tener amplias miras. Eso será determinante: el uso de un buen criterio y el ansia de conquistar públicos, de trascender de veras.


Para abrir no se echa la casa por la ventana, aunque se ofrecen tres exposiciones de interés, y hasta cierto punto muy coherentes con estas expectativas: el desarrollo del nuevo proyecto de José Manuel Pérez Latorre, que tendrá ese lujo conceptual, pictórico y arquitectónico que tienen sus cosas; la muestra ‘Pablo Serrano. O con la estrella o en la cueva’, que coordina el artista Fernando Sinaga, último Premio Aragón-Goya, en colaboración con Chus Tudelilla, y ‘Noreste’, una selección de una decena de artistas que ha preparado una comisión de expertos, entre ellos el crítico de arte de HERALDO Alejandro Ratia y el colaborador Javier Lacruz.Punto de arranque

Es un punto de arranque que se ha encontrado con algunas dificultades –excluida aquí el divorcio Spadoni-Gobierno de Aragón; que no es el primero, y ahí andan las hemerotecas- que han llevado a aparcar proyectos de mayor calado internacional.


Tampoco pasa nada. Por algún lugar había que empezar: los fastos pasan y lo que queda es la travesía de fondo, el empeño constante, la planificación. El IAACC Pablo Serrano debe hacerse fuerte y necesario, y sorprendente en sus iniciativas y en su rigor, con una buena gestión cultural que empieza en la confianza en el equipo (con Marisa Cancela a la cabeza, con expertos que están trabajando en Serrano, con la presencia de artistas e intelectuales afectos a la estética humanista de Serrano, cuya vida compendia una apasionante historia de la escultura universal con muchas posibilidades), en la integración y en la ambición de hacerlo muy bien para todos y con todos. Y eso seguro que lo sabe, o que lo tendrá en cuenta, María Victoria Broto, salga o no en la próxima legislatura.